¿Es el sufrimiento parte del carácter nacional ruso?

Natalia Nósova
Somos conocidos por elevar el sufrimiento a una forma de arte. En cambio, ¿hay una explicación psicológica a esta forma de actuar?

Si Rusia se considera coherente en algo, es en ser un país de gente triste y melancólica. La nuestra es una historia de duros inviernos y constantes invasiones extranjeras, junto con reformas frecuentemente inhumanas por parte de gobernantes como Iván el Terrible, Pedro el Grande o Stalin, por nombrar a alguno. Todo esto contribuyó a que la población viviera casi constantemente al borde del abismo. Los niveles de estrés por sí solos dificultaban una vida saludable.

Contra todo pronóstico, los rusos siempre se las arreglaban para salir adelante de alguna manera. Sin embargo, esto nos ha llevado a ser unos tristes. La gente cree que no sonreímos mucho. Pero entonces, ¿cómo sobrevivimos?

Las investigaciones de psicólogos estadounidenses han arrojado luz sobre el arma secreta rusa contra el estrés: el amor al sufrimiento. Resulta que nuestros hábitos de meditar, quejarnos, los niveles casi destructivos de autoanálisis y el amor por consumir ficción trágica, funcionan para rescatarnos del sufrimiento “real”.

Reflexionar como una idea nacional

En 2010, Ígor Grossmann y Ethan Kross de la Universidad de Michigan encontraron algo que diferencia a los rusos de los estadounidenses: su actitud hacia el autoanálisis. Realizaron un experimento en el que varios grupos, compuestos por rusos y estadounidenses, recibían una serie de viñetas “en las que se mostraba a alguien que analizaba o no sus sentimientos cuando estaba molesto”.

Después los científicos pidieron que explicaran con qué personajes se identificaban más.

Mientras que las simpatías de los estadounidenses variaban, la abrumadora mayoría de los rusos (68 de 83) se identificaba con el que analizaba profundamente sus momentos más oscuros. Por lo tanto, los rusos tienden a hacer esto mucho más que los estadounidenses.

Existe un término científico para describir esta actitud: rumiar, que significa que los rusos tienden a revivir sus experiencias negativas una y otra vez. “Es cierto, estamos obsesionados con los acontecimientos que tienden a desencadenar emociones negativas”, dijo a Russia Beyond Evgueni Osin, subdirector del Laboratorio Internacional de Psicología Positiva de la Personalidad y la Motivación.

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A primera vista, parece horrible. Una nación que se revuelca en el dolor las 24 horas del día, los siete días de la semana. Algunos autores, entre ellos Daniel Rancour-Laferriere, profesor emérito de la Universidad Rusa de California Davis, describe el carácter nacional ruso como masoquista: “El masoquismo se ha convertido en un hecho de la vida cotidiana en Rusia”. Tal vez pueda ser verdad hasta cierto punto, pero los científicos demuestran que a veces la capacidad de los rusos para concentrarse en el lado oscuro ayuda mucho.

En la segunda fase del experimento, Grossmann y Kross descubrieron que los “rumiantes” rusos, cuando se les preguntaba sobre su “revivificación” de las experiencias negativas, solían mostrar distancia respecto a los acontecimientos del pasado y los reinterpretaban desde la perspectiva de otra persona. Por su parte, los estadounidenses tendían a reimaginar las escenas del pasado desde su propia perspectiva.

Los científicos consideran que el enfoque ruso es más saludable: “Esto provoca una angustia emocional significativamente menor entre los rusos”. De hecho, esta forma de actuar sirve para prevenir la depresión, ya que ayuda a salir de la situación negativa y a seguir adelante.

“Nosotros [los rusos] tenemos nuestras maneras de lidiar con los sentimientos negativos: cuando nos enfrentamos a ellos, no nos rompen y no sentimos desesperación. En cambio, lo tomamos como algo natural: está bien, esto apesta, lo que sea, al diablo, pero sigamos adelante”, dice Evgueni Osin. Según él, este enfoque -abarcando la tristeza y la compasión en lugar de tratar de bloquearla- muestra que la cultura rusa está más cerca de las orientales, donde el dolor se considera una parte inevitable de la vida. Después de todo, todos nosotros no tenemos otra opción que seguir adelante.

Aquí te contamos diez motivos por los que los rusos sonríen tan poco.

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