Residentes de Chukotka, en el Ártico ruso, ayudan a un oso polar huérfano

Estilo de vida
ERWANN PENSEC

¿Eres de los que piensan que la supuesta relación existente entre rusos y osos era sólo un mito? Los habitantes de los pueblos de Rirkaipi y Billings, en el distrito autónomo de Chukotka (extremo noreste de Rusia), están a punto de demostrar lo contrario, según informa la agencia de noticias RIA Novosti.

Un oso polar, de apenas un año de edad, instaló su hogar en la costa del mar Siberiano Oriental hace casi un mes. Los lugareños, visto lo visto, consideraron que era su deber cuidar de él y alimentarlo.

“Por primera vez en la historia, se está llevando a cabo un experimento único: un intento de cuidar a un cachorro de oso de un año en un entorno natural. Permaneciendo solo, sin una madre a esa edad, el animal tiene pocas posibilidades de sobrevivir. Por lo general, estos cachorros son enviados al zoológico, pero ante la situación en cuestión, vimos una oportunidad para mantener al oso en su hábitat natural”, explica Víktor Nikíforov, experto en osos polares del Centro Científico Expedicionario de Investigación de Mamíferos Marinos de Moscú.

En realidad, esto sólo ha sido posible gracias a la presencia cercana de una franja de costa donde, cada otoño, miles de morsas acuden a descansar para emigrar más tarde, dejando atrás los cadáveres de sus camaradas fallecidos. Esto hace posible la alimentación del oso. Eso sí, congelada por la temperatura ambiente (que alcanza los -30°C) la carne tuvo que ser cortada y ablandada para el joven cuadrúpedo, cuyos dientes todavía no le permiten hacer frente a tal banquete.

Cabe señalar, que el oso se mantiene alejado de los lugares de asentamiento humano y de la comida que allí hay, de modo que no se acostumbra la vida “fácil” de sus benefactores y podrá vivir más tarde con total autonomía.

Pincha aquí para ver al oso que ha decidido hibernar en un pueblo ruso donde se fabrican armas nucleares.