A unos 40 km de San Petersburgo se encuentra la soñolienta estación de ferrocarril de Sáblino, junto a un pequeño asentamiento y el río Tosna. El lugar está lleno de historia. Actualmente se conoce como Uliánovka (antes Sáblino), el asentamiento fue el hogar de la hermana de Lenin, quien protegió al revolucionario de la policía zarista en 1905-1906. Fue aquí, en la casa de la hermana de Lenin, donde el futuro presidente ruso, Vladímir Putin, fue admitido en la Organización de Pioneros (la dacha de su familia estaba ubicada en el mismo pueblo). Pero Sáblino es más famoso por un laberinto subterráneo que se extiende a lo largo de decenas de kilómetros, al que se puede acceder a través de 14 cuevas, situadas a orillas del río.
“Picadora de carne”, “guillotina”, “matamoscas” y “tranvía” son algunas de las etiquetas no oficiales con las que los lugareños se refieren a los pasajes subterráneos. El paso del “tranvía” se llama así porque es como estar atrapado dentro de un tranvía en hora punta. Las cuevas están llenas de “tranvías” y “picadoras de carne” de diversa navegabilidad y riesgo. El paisaje cambia constantemente, cada año algunos pasillos se bloquean, mientras que otros se abren.
¿Cómo aparecieron las cuevas Sáblino?
En el siglo XVIII, a orillas del Tosna, se extraía arena de cuarzo que se llevaba en barcazas hasta San Petersburgo, donde se utilizaba en la Cristalería Imperial. Se cree que las cuevas se formaron a causa de la extracción de esta arena.
El auge de la construcción en San Petersburgo había terminado para 1922. En aquella época el Tosna se había menguado hasta tal punto que el transporte de arena a la ciudad ya no era rentable. La explotación minera de Sáblino terminó y la red de pozos y minas, de varios kilómetros de longitud, fue abandonada. Desde entonces han adquirido vida propia. Durante décadas el agua subterránea ha erosionado el suelo arenoso, alterando radicalmente la topografía.
Los años de la URSS
“Mis linajes paterno y materno se remontan a estos lugares. Mi abuela solía contar cómo se escondieron en las cuevas durante los primeros días de la ocupación alemana [en la Segunda Guerra Mundial]”, recuerda un antiguo residente de Uliánovka.
Posteriormente, este lugar fue utilizado como escondite por convictos, fugitivos, disidentes, pandillas, grupos y personas al azar que encontraban en la vida bajo tierra una especie de juego. En palabras de un habitante anónimo de estas cuevas, entre 1982 y 1984 vivían allí permanentemente unas 300 personas.
“Era realmente increíble. Decenas de personas vivían en las catacumbas, leían obras filosóficas, reflexionaban sobre la idea de una nueva revolución...”, afirma Alexéi Gurévich, miembro de uno de los grupos que vivía en las cuevas y eran conocidos como los “Peregrinos”.
Pero no todo el mundo se acostumbró a la vida bajo tierra. “Al sumidero más grande –en el que cabía fácilmente el palacio del Kremlin– lo llamábamos ‘morgue’, porque lo usaban para deshacerse de perros muertos”.
Pero eso no era lo peor. “A veces había gente que desaparecía sin dejar huella. Al principio, se culpaba a la policía y a los servicios secretos, pero pronto quedó claro que pasaba algo más. Cuando despareció el líder de uno de los grupos, surgieron rumores de que había algún tipo de fuerza malvada. No sé lo que era realmente”, dice Alexéi.
Desaparición
Hoy en día es posible hacer una visita oficial de las cuevas de Sáblino (web en ruso) y pasar allí la víspera de Año Nuevo, Halloween o un viernes 13 (para aquellos con nervios de hierro). Las cuevas de la orilla izquierda del Tosna están consideradas seguras. Un billete de entrada cuesta 550 rublos (unos 8,70 dólares). Por su parte, las cuevas de la orilla derecha son las “salvajes”, debido a los frecuentes deslizamientos de tierra no hay tours, aunque no está prohibido entrar. A pesar del peligro, o quizá debido a él, la orilla derecha es más popular.
Oksana Chudnova, que visitó las cuevas en 2007, dice lo siguiente: “En la cueva de la Perla puedes perderte fácilmente. Lo más desagradable son los ‘rascadores de piel’, estrechos pasajes de no más de 50 cm de altura. Pero también hay lugares más alegres”.
Los espeleólogos que exploraban las cuevas hablan de “arenas movedizas” y subterráneos “pantanos arenosos”. La explicación más obvia de las desapariciones (pero la menos conmovedora) es que la masa pegajosa absorbe a la gente.
También se rumorea que las cuevas de Sáblino son mucho más largas de lo que se cree y es posible que se extiendan hasta San Petersburgo o incluso hasta el lago Ládoga (más de 70 km). Estos extensos pasadizos podrían haber sido excavados con fines militares.
Sin embargo, algunos entusiastas de las cuevas están convencidos de que, en realidad, son una anomalía del espacio-tiempo como la que ocurre en la serie Dark de Netflix. “En una ocasión tuvo lugar algo extraño. Estaba hablando con la conservadora del museo local y estaba a punto de despedirme cuando me miró fijamente y me dijo: ‘Hace unos años, una persona vestida como tú vino e hizo exactamente las mismas preguntas’”.
Encima de las cuevas de Sáblino hay una cruz en homenaje a los geólogos, geógrafos y espeleólogos que han fallecido allí. Incluso en una de las cuevas hay una pequeña capilla en la que entran apelotonadas unas 60 personas. Se trata de la única capilla bajo tierra de Rusia. Aunque hay otro popular lugar conmemorativo de los “habitantes de estas cuevas”, una tumba improvisada en el oscuro inframundo, donde se suelen dejar objetos que pertenecieron a los muertos o algo para alegrarlos en la vida después de la muerte (sobre todo cigarrillos).
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Este artículo forma parte de la serie Expediente X en Rusia, donde exploramos los misterios y fenómenos paranormales ocurridos en Rusia.