1. Olvídate de la barbacoa
Los rusos no hacen barbacoas, hacen shashlik. Hay una gran diferencia entre las dos cosas. El shashlik tiene una filosofía distintiva con un enfoque diferente al que la gente está acostumbrada en las barbacoas. Un shashlik requiere mucha preparación, pero en general es un proceso aún más relajado que el de organizar una barbacoa.
La parrillada a la rusa empieza a organizarse la noche anterior. La base del éxito de una fiesta es el condimento que vayas a usar en la comida: el adobo. Si en una barbacoa basta con sal y la pimienta, esta simplicidad arruinaría el shashlik.
Los rusos marinan la carne desde la noche anterior a la fiesta, para asegurarse de que se mantenga jugosa y suave, que casi se derrita en la boca. No existe una receta universal de adobo, y el truco está en experimentar y desarrollar el tuyo propio. Un cocinero experimentado de shashlik es como un alquimista, y protege su receta de adobo como si fuera una poción mágica.
Perfecciona tus habilidades empezando por lo básico: mayonesa, cebolla y limón. Mezclar estos ingredientes en varias proporciones (se necesitan algunos intentos para hacerlo al nivel “profesional”) y luego se puede mejorar la receta mediante la adición de crema agria, yogur, cerveza, vino, aceite de oliva, miel y cualquier otra cosa que encuentres en tu nevera. La clave es la confianza en tus habilidades y paciencia.
Selecciona la carne siguiendo la lógica de la barbacoa (las partes más grasas y jugosas), pero córtalas en trozos más pequeños. Cada uno debe ser clavado ordenadamente en un pincho y nunca colgar de este.
2. Conduce
Puedes hacer y disfrutar del shashlik en cualquier lugar, desde aparcamientos hasta terrazas, pero la experiencia más auténtica llega cuando vuelves a la naturaleza. Junta a tus hijos, padres o amigos y deja atrás la ruidosa ciudad. La clave es encontrar un lugar magnífico en el campo al que se pueda acceder en coche, pero que rara vez sea visitado por los humanos. A orillas del río o en un claro del bosque. Debe ser plano, y no descuides las reglas de seguridad contra incendios.
3. Divide el trabajo
La regla suprema para el éxito de una fiesta shashlik: un solo hombre es el encargado de hacer la carne a la parrilla. Romper esta regla conduce inevitablemente al desorden, sin nadie concreto a quien culpar si las cosas salen mal. Hacer shashlik es un ejercicio de responsabilidad: apúntate a ello sólo si tienes confianza en tus habilidades; o actúa con confianza aunque no la tengas. Nunca dejes que tus compañeros duden de tu habilidad, y no estropees tu asado pidiendo consejo.
El uso de un termómetro para probar la carne es una ofensa de las grandes, y revelará instantáneamente la falta de habilidad del infractor. Todo debe ser cortado y medido a ojo. Cuando sientas que la carne está lista, agarra un pincho y pruébala. Confía en tus instintos.
Sin ofender, señoras, pero hacer shashlik es una actividad varonil. Esto no significa que las mujeres inevitablemente fracasarán si asan algún trozo de carne. Simplemente una división prehistórica del trabajo basada en el género (restablecida temporalmente) tiene un cierto atractivo: los hombres cazan y las mujeres cuidan el hogar.
4. Haz una fogata
Necesitarás un brasero, al que los rusos llaman mangal. A diferencia de las intrincadas y costosas parrillas de barbacoa, el mangal es ridículamente barato, encontrándose en tiendas en toda Rusia a partir de 2.5 dólares (150 rublos). Esencialmente, se trata de unas pocas piezas de metal ensambladas en una estructura simple donde primero se hace el fuego y luego se asa la carne en carbón caliente. Si no puedes comprar uno en tu país de origen, una estructura de ladrillo improvisada te servirá.
Usar leña (nunca madera de coníferas) para encender el fuego hace al shashlik más auténtico. Sin embargo, la mayoría de los rusos optan por el carbón envasado, porque ahorra mucho tiempo sin arruinar el sabor y sin violar la tradición.
Deja que las brasas se calienten hasta que adquieran un color blanco brillante y extiéndelas uniformemente en la parte del fondo del mangal. Finalmente, coloca las brochetas con la carne horizontalmente para que se enganchen a los lados. Con frecuencia, voltea los pinchos para lograr una corteza uniforme en la carne.
Cuando termines, sirve la carne con verduras frescas o a la parrilla, hierbas y pan. Come inmediatamente. Mientras que los expertos en barbacoas recomiendan darle unos minutos a la carne para distribuir uniformemente los jugos liberados por el calor, los trozos de shashlik son tan pequeños que no necesitas preocuparte de perder ningún jugo porque comes los pedazos de una sola vez.
5. ¡No tires basura, y recuerda que la seguridad contra los incendios es lo primero!
Cuando la fiesta termine y sea hora de irse, asegúrate de no dejar basura. Tu lugar de shashlik debería aparecer ante los próximos practicantes de esta barbacoa rusa como si ningún humano hubiera estado allí antes. Lo más importante, ten cuidado de no iniciar un incendio en un campo o un bosque. Es mucho más fácil prevenir un fuego que tener que contenerlo.
Si decides celebrar una gran fiesta al aire libre, tendrás que conducir. ¡He aquí cómo podrás descubrir los misteriosos mensajes que se ocultan en las matrículas de algunos coches, con los que puede que tengas que compartir carretera!
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