Elena, de 22 años, trabaja en una fábrica de ropa. Sueña con mudarse a la capital y encontrar a su media naranja.
María, de 47 años, es profesora de física. Vive con su hijo y ha perdido la esperanza de estar feliz en una relación. "Todos los hombres en Ivánovo son unos borrachos", dice.
Irina, de 42 años, es una empresaria. Cree que las mujeres en Ivánovo son muy distintas de las demás. "Vamos siempre elegantes, siempre nos cuidamos mucho. Es un honor para un hombre estar con una mujer así, solo que no hay hombres dignos de nosotras", afirma.
Olga tiene 24. También trabaja en una fábrica de ropa y pidió que no se la fotografiara. Es tímida y se avergüenza un poco de no estar casada todavía. Dice que es demasiado vieja para encontrar un hombre.
Marina, de 45 años, se mudó a Ivánovo desde Ucrania cuando tenía 18 y se casó con un hombre del lugar. Pero su marido se dedicó a beber muy pronto, así que lo hechó de casa. Los salarios en Ivánovo son tan bajos que tiene que tener tres trabajos para mantener a sus tres hijos.
Valentina, de 52 años, trabaja de contable en una empresa de Ivánovo. ¿Resolver mi vida personal? ¿Para qué? Dice que ni siquiera se le ha pasado por la cabeza.
Tamara tiene 30. Ha conseguido encontrar a un hombre dispuesto a pasar la vida con ella. Esta foto fue tomada el día antes de la boda.
La región de Ivánovo ha tenido la división de género más desigual de Rusia desde hace mucho tiempo: 1247 mujeres por cada 1000 hombres. Pero esta cifra, en realidad, no es muy distinta de la media nacional. Por lo tanto, la situación no es tan trágica como parece y las bodas en la ciudad de las novias tienen la misma frecuencia que en cualquier otro sitio. Bueno, casi...
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