“¡Ya ha pasado un mes y esto demuestra lo increíble que son! Mis uñas de gel normalmente se resbalan a las dos semanas, ¡pero estas chicas saben lo que hacen!”. La popular bloguera Lia Yoo, de Nueva York, escribe en Instagram Stories a sus 268.000 seguidores.
Otra bloguera, Nathalia Kihara, de Italia, con 605.000 seguidores, muestra sus nuevas cejas, también en Stories.
Ambas alaban al salón de belleza ruso Nail.Manhattan, en Nueva York, que emplea a especialistas de Rusia. La propia cuenta de Instagram del salón cuenta con más de un centenar de reseñas entusiastas de clientela de habla rusa y de habla inglesa.
“De momento, el 60% de nuestros clientes son angloparlantes y no solo mujeres. Los hombres también aprecian la calidad de nuestro trabajo. Cada año la confianza de los clientes estadounidenses no hace más que crecer”, dice Arina Kanarski, propietaria de Nail.Manhattan.
Según ella y otros propietarios de salones de belleza de Estados Unidos y Europa, las manicuras, los procedimientos de cejas y los peinados realizados por especialistas rusos se están poniendo de moda en Occidente. Los hashtags #russianmanicure y #russianbeauty han obtenido más de mil millones de visitas en total en TikTok e Instagram, y la revista Allure ha informado de que los cosméticos rusos podrían sustituir pronto a los productos coreanos para el cuidado de la piel como los más populares del mundo. Y todo se debe a la técnica especial “rusa”.
La técnica de la “manicura rusa”
Arina abrió un salón de uñas en Nueva York en 2017. Al principio, el salón era popular solo entre clientas rusas, pero gracias al boca a boca y a la publicidad en las redes sociales, cada vez más estadounidenses empezaron a conocer el procedimiento, que se conoció como “manicura rusa”. Como el procedimiento no se enseña en Estados Unidos, es increíblemente difícil encontrar especialistas locales, dice Arina.
“En EE UU, no utilizan instrumentos de corte para tratar las cutículas. Se limitan a empujarlas hacia atrás, por lo que la manicura se ve y se siente descuidada”. La ‘manicura rusa’ consiste en una técnica para tratar las cutículas sin herramientas de corte”, explica Arina.
Además, las mujeres estadounidenses están acostumbradas a dedicar entre 15 y 30 minutos a una manicura o pedicura rápida, mientras que las rusas están dispuestas a dedicar varias horas al tratamiento. El procedimiento de “manicura rusa” dura hasta dos horas. Sin embargo, las clientas que la han probado están dispuestas a pasar incluso más tiempo en la silla.
“Los especialistas rusos cuidan cada detalle y están muy atentos al proceso. No me importa esperar una o dos horas más para conseguir una buena manicura o pedicura que dure un mes o incluso más”, admite Julia, una clienta del salón.
Los salones de uñas rusos también son populares en Europa, dice Faina Jutova Basmante, fundadora del salón Vernissage de París. Ella contrata a especialistas sólo de Rusia y la CEI, donde estudian la manicura y la pedicura como disciplinas separadas; mientras que las escuelas y cursos franceses lo enseñan todo junto sin profundizar.
“Todavía hay mujeres francesas que sólo piden que les pinten las uñas sin hacerles la manicura. Les enseñamos el procedimiento e incluso nuestro tratamiento básico les hace decir '¡Uauh!” Vuelven por la calidad del servicio que ofrecemo”, explica Jutova.
Oksana, una guía rusa que trabaja en Francia, también acude sólo a especialistas rusos en manicura; en cuanto al tinte y el peinado, viaja especialmente a Moscú, unas dos veces al año.
“Las mujeres francesas y europeas no se preocupan tanto por la manicura, y mucho menos por las uñas de goma laca, y, en general, tienen un aspecto menos cuidado. Quizá sea porque los servicios de belleza son bastante caros aquí, por ejemplo, el tinte del pelo puede costar más de 200 euros. En Rusia, los precios son mucho más bajos, así que es mejor que me haga algunos tratamientos en casa”, dice Oksana.
Una tendencia que levanta las cejas
“El segundo servicio más popular en Estados Unidos es el tinte y la laminación de cejas y pestañas”, dice Daria Kruchinina, especialista en cejas y propietaria de un salón de belleza en Williamsburg, Nueva York.
“En Estados Unidos, la industria de la belleza es como la comida rápida: barata, rápida y generalmente de baja calidad. Afortunadamente, con la aparición de una gran comunidad de habla rusa en Nueva York, las mujeres estadounidenses se han vuelto más conscientes de su aspecto. Reconocen que las mujeres rusas están entre las más bellas del mundo y esto dispara la demanda de servicios de belleza rusos. Los clientes visitan nuestro salón para probar la belleza rusa y disfrutar de un servicio impecable”, explica Daria.
En primer lugar, el servicio ruso incluye una consulta, durante la cual el especialista evalúa el estado del cabello de la clienta y el resultado deseado. Al mismo tiempo, el especialista aconseja sobre el cuidado posterior de las cejas, reparte pequeños artículos, como kits de aseo, y, si es necesario, ofrece consultas por internet, incluso por la noche, algo que los salones estadounidenses rara vez hacen.
Kruchinina también señala que no todos los empleados del sector de la belleza local saben hacer la laminación de cejas correctamente y ella tiene que corregir a menudo los errores de otros profesionales.
“Hubo siete u ocho veces en los últimos seis meses en que otro salón empezó a ofrecer laminación y todas sus clientas vinieron a mí con las cejas quemadas, rizadas o pelirrojas. Las consecuencias fueron simplemente desastrosas”, comparte Kruchinina su experiencia.
Dina Cherepko, otra especialista en cejas que trabaja en Brooklyn, cree que la escasez de expertos locales se debe a la falta de formación de calidad. En su opinión, los cursos locales, como en Francia, enseñan todos los servicios a la vez, sin una base firme en ninguno de ellos.
Además, a pesar de la popularidad de las estrellas de Hollywood y de las blogueras de belleza, la industria de la belleza rusa va 5-7 años por delante de la estadounidense. En Rusia, las tendencias se desarrollan mucho más rápido, cree Dina.
“A muchas mujeres estadounidenses les sigue gustando el maquillaje brillante y chillón y el microblading [tatuaje manual de cejas con bisturí, que puede causar cicatrices], mientras que los especialistas rusos hace tiempo que abandonaron este procedimiento. Nosotros buscamos la naturalidad, para que el rostro no parezca un pastel de capas. Esto siempre sorprende a los nuevos clientes; pero ahora las mujeres hispanas, asiáticas y americanas acuden a nosotros en busca de belleza natural” explica Cherepko.
Detectives dermatológicos
Los servicios de cosmetólogas rusas licenciadas con formación médica están ganando popularidad en EE.UU. No sólo se demanda la técnica denominada “labios rusos” (inyecciones de ácido hialurónico para crear labios de muñeca Barbie), sino también el cuidado de la piel. La cosmetóloga holística Anastasia Vashchuk tiene 13 años de experiencia en este campo. Los clientes la llaman en broma “detective dermatológica”.
“Le digo a cada cliente qué pruebas debe hacerse y qué muestras debe dar; luego, reúno cuidadosamente su historial médico y elaboro un plan de atención individual. Construimos un sistema de cuidado sencillo para el cliente sin comprar artículos innecesarios”, dice Vashchuk.
En su opinión, la cultura del cuidado de la piel está poco desarrollada en Estados Unidos, por lo que a menudo tiene que “salvar” a los clientes de la ignorancia de su propia piel y su cuerpo.
Oksana Aliyeva, de 34 años y originaria de Azerbaiyán, acude a Vashchuk desde 2018. Está segura de que no podría vivir en Estados Unidos sin los salones de belleza rusos.
“Es difícil encontrar aquí especialistas que tengan en cuenta no solo las pruebas de piel, sino también el presupuesto del cliente. Los especialistas rusos no sólo son populares, sino indispensables. Sin los salones rusos, Estados Unidos se habría enfrentado a una crisis de belleza hace tiempo”, resume Aliyeva.
Desde Rusia con... ¡belleza!
Dada la estrecha relación entre Rusia y los servicios de belleza de alta calidad, no es de extrañar que la demanda de cosméticos rusos esté en auge fuera del país. María Karr, una experta en relaciones públicas originaria de la región de Altái, lanzó en febrero de 2021 su propia tienda online de cosméticos rusos, Rumore Beauty, en Estados Unidos. En la actualidad, el 70% de sus clientes no hablan ruso, señala.
“Los cosméticos rusos tienen su origen en las recetas de belleza naturales utilizadas por nuestros predecesores durante más de una generación. Por ejemplo, bayas como el espino cerval de mar, las grosellas negras, rojas y blancas, los camemoros y las bayas de saúco, aparentemente comunes en Rusia, rara vez se encuentran en Estados Unidos, no solo en los productos cosméticos, sino también en las estanterías de las tiendas”, explica María, y añade que los artículos que contienen espino cerval de mar, ortiga, bardana y salvia son muy solicitados.
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