La tasa oficial de desempleo entre el pasado diciembre y febrero de este año ha sido del 4,9%. Suena como un buen dato según los estándares internacionales: por ejemplo, la tasa media de desempleo de la Eurozona en este periodo ha sido del 7,9%. Esto afecta no solo a los países que han sufrido las duras consecuencias de la crisis, como España (14,9%) e Italia (10,5%), sino que también atañe a países como Francia (8,8%) y Suecia (6%), que tienen más paro que Rusia.
“Es un nivel muy bajo y, de hecho, podemos presumir de ello”, bromeó Pável Travkin, investigador del Laboratorio de Estudios del Mercado Laboral de la Escuela Superior de Economía, que agregó que en 2017 la tasa de desempleo era del 5,2%. Sin embargo, Travkin y otros expertos subrayan que una tasa de desempleo tan baja no es necesariamente una señal de una economía próspera.
Recortes salariales en lugar de despidos
“Nuestras empresas tienen problemas para dejar ir a la gente”, explica Travkin. “La legislación de protección laboral no permite que los empleadores despidan a alguien sin motivo, pero pueden recortar los salarios”. Y así lo hacen cuando lo necesitan.
Según el informe sobre el mercado laboral ruso del Centro de Investigación Estratégica, que analizó el desarrollo y las fluctuaciones del mercado laboral ruso entre 1991-2015, la situación es como la describe Travkin.
“En tiempos difíciles, la tasa de empleo apenas disminuye y apenas aumenta en tiempos de bonanza. Incluso en los peores momentos de profunda recesión económica, la tasa de desempleo no mostró signos catastróficos”, dice el resumen del informe. Pero cada vez que la economía rusa bajaba, también lo hacían los salarios. Y cuando la situación mejora, aumentan.
De modo que el número de personas empleadas es inmune a cualquier tipo de cambio económico, mientras que lo que fluctúa son los salarios. Básicamente esto significa que un empleado tiene pocas posibilidades de ser despedido en tiempos difíciles, pero es probable que su cheque de pago sea recortado, a veces drásticamente.
Pequeñas prestaciones de desempleo
Incluso cuando están mal pagados, la mayoría de los rusos prefieren conservar sus empleos, y tienen una razón: es difícil sobrevivir con las prestaciones de desempleo. Incluso después de aumentar considerablemente en 2019 siguen siendo bastante bajas y oscilan entre 1.500 y 8.000 rublos (entre 24 y 124 dólares, según el tipo de cambio actual).
Es más bajo que el salario mínimo, que se sitúa en 11.280 rublos (175 dólares). Por lo tanto, los cálculos son sencillos: cuando los tiempos son difíciles, es mejor mantener un trabajo sin futuro, decepcionante y mal pagado. Además, para obtener beneficios de desempleo hay que aceptar uno de los dos trabajos que ofrezca el centro de empleo estatal, sin que importe lo mal pagados estén. Si no se hace así, se pierden los beneficios sociales.
“El número de personas oficialmente desempleadas en Rusia es bajo”, comenta Oleg Shein, vicepresidente de la Confederación del Trabajo de Rusia. “Los beneficios oficiales de desempleo son simbólicos, así que mucha gente decide no registrarse como desempleada”. En realidad, la tasa de desempleo es superior al 4,9%, pero es difícil obtener una cifra más precisa.
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