La construcción de nuevos estadios, la mejora del transporte, los eventos culturales... la preparación para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 ha costado alrededor de 13.200 millones de dólares, que ha corrido a cargo de inversores privados como del Estado.
Esta enorme suma se ha gastado a lo largo de varios años (2013-2017), pero sigue siendo mucho más que lo que gastaron otros países en organizar sus campeonatos, a excepción de Brasil.
Los expertos afirman que las posibilidades de que la economía nacional se beneficie por acoger el evento son bastante bajas, pero quizá lo que el Kremlin quería conseguir tenía más que ver con las relaciones públicas.
Miles de turistas llegarán a Rusia este año con la celebración del Mundial . Mientras los funcionarios locales esperan hasta 1,5 millones de turistas, las empresas consultoras predicen una cifra más modesta, alrededor de medio millón, que sigue siendo un número significativo, ya que se estima que, de media, cada aficionado gaste alrededor de 5.000-8.000 dólares en comida, alojamiento, suvenires, ocio, etc.
Esta entrada de efectivo podría añadir entre 2.500 y 4.000 millones de dólares al consumo interno. Los turistas extranjeros contribuyen al crecimiento de la demanda en los sectores hotelero y gastronómico, no sólo en las grandes ciudades sino también en los centros regionales. “Sin embargo, esta tendencia no se mantendrá mucho tiempo y se detendrá en cuanto finalice el campeonato”, afirma Evguenia Miruk, directora financiera de la consultora Evolution Management.
Otro fenómeno temporal que puede provocar la afluencia de aficionados es una valorización del rublo. Los turistas comprarán moneda, lo que supondrá un aumento de la demanda. Sin embargo, el efecto será limitado. Según los expertos, la moneda rusa sólo podrá fortalecerse en un 2% respecto al dólar estadounidense.
La mayor parte de los costes de preparación (8.900 millones de dólares) se destinó a mejorar el transporte público y las instalaciones deportivas, lo que constituye una buena inversión a largo plazo. Los 4.100 millones de dólares restantes se invirtieron en la construcción de amplios, modernos y caros estadios deportivos. Aunque las autoridades creen que a largo plazo darán sus frutos con la celebración de eventos y actividades deportivas, hay otros que dudan de estas previsiones.
Según un reciente informe de Fitch Ratings, es posible que en el futuro estos estadios requieran un gran coste de mantenimiento. Los gastos serán asumibles para grandes ciudades como Moscú y San Petersburgo, pero serán una inversión pesada para ciudades como Saransk.
Esta ciudad tuvo un déficit del 27% el año pasado, durante la preparación para la Copa del Mundo y ahora las autoridades esperan un coste de 300 millones de rublos (4,7 millones de dólares) anuales por el mantenimiento del nuevo estadio de 17.000 millones de rublos (300 millones de dólares). Con pocos recursos, Saransk y, posiblemente otras ciudades, sufrirán para hacer frente a estos costes.
En general, los expertos y las empresas consultoras predicen que habrá una modesta mejora de la economía tras la celebración del Mundial, no superior al 1% del PIB. Aunque no está tan mal, si consideramos que sólo dos países se han beneficiado de la organización del Mundial de la FIFA (EE UU, en 1994 y Francia, en 1998). El hecho de que el país haya construido o reformado 12 estadios en 11 ciudades podría ser un factor positivo para trabajar con inversores extranjeros, afirma Evguenia Miruk. “Esto demuestra que Rusia tiene el potencial suficiente como para implementar ambiciosos proyectos a gran escala y también para ganarse la confianza de socios potenciales”.
Sin embargo, para Rusia será complicado usar esto en su propio beneficio, afirman los expertos. El Campeonato en sí no atraerá nuevos inversores. Los obstáculos legales, la transparencia y las condiciones externas (como las sanciones) seguirán siendo factores clave para los inversores, explican Daria Nósova, de FinTech 02 Consulting, y Oleg Bogdánov, analista del Grupo Teletrade.
Además, será crucial que Rusia demuestre que puede ser un socio fiable, que toma decisiones que refuerzan las relaciones a largo plazo con otros países, dice Dmitri Kibkalo, fundador de Mosigra, cadena internacional de tiendas de juegos de mesa. “Esto creará una atmósfera de confianza y un aumento del interés por volver a Rusia una y otra vez con dinero”, argumenta.
Los expertos subrayan que la celebración de grandes eventos internacionales, como el Mundial, supone sobre todo una excelente estrategia de relaciones públicas, más que una medida de política económica. ¿Y si consideramos que los 4.100 millones de dólares gastados en estadios son una inversión para crear una campaña global de relaciones públicas? En este caso, el gasto en un torneo de fútbol vale la pena.
Hoy en día, hay una especie de déjà vu, señala Vladímir Rojankovski, analista de inversiones del Centro Financiero de Moscú. Hace unos 30 años, tras la caída de la URSS, los occidentales comenzaron a descubrir Rusia como país, como cultura y como economía. Actualmente sucede algo similar.
“Muchos diarios reputados y canales de televisión comenzaron a retratar Rusia como un país ‘sorprendentemente’ animado y amigable. Uno puede estar seguro de que esto será como un imán para la afluencia de turistas después del evento”, dijo Rojankovski. “Esperamos que lleguen quienes quieren ver la ‘nueva normalidad de Rusia’, quienes no confían en las ‘noticias falsas’ y quienes quieren pruebas reales de que Rusia es un ‘país normal’”.
Teniendo en cuenta esto, uno puede afirmar fácilmente que en Rusia, cualquier evento internacional de esta escala es una gran inversión.
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