María Nurislámova se mudó a Estados Unidos desde la ciudad de Perm, cerca de los montes Urales. De niña, según sus primeras entrevistas en los medios de comunicación rusos, le encantaba jugar con lápiz labial y frascos vacíos de perfume. Cuando María creció, entró en la facultad de Ciencias de la Computación de la Universidad Técnica del Estado de Perm, pero abandonó sus estudios unos años más tarde para estudiar márquetin en Nueva York.
Scentbird es una plataforma basada en suscripciones que permite a los clientes elegir un suministro para 30 días de entre más de 500 fragancias de diseño por una cuota mensual fija de 14.95 dólares. Un algoritmo de recomendación de aromas ayuda a los compradores a descubrir nuevos perfumes que se ajustan a su gusto. Recientemente, la empresa ha ampliado su oferta de productos a otros de cuidado personal y fragancias para el hogar.
“Después de venir a Estados Unidos, identifiqué desde el principio que la experiencia de comprar fragancias estaba lejos de ser agradable, siendo desde muy confusa hasta intimidante en las tiendas más caras, y siempre bastante agresiva”, declaró María. “Como resultado, el consumidor no se siente seguro explorando y jugando con diferentes olores. En vez de eso, o encontraban una fragancia que les gustaba y se aferraban a ella o dejaban de buscarla por completo”.
María tuvo la idea de desarrollar un algoritmo único de recomendación de aromas y búsqueda visual “que permitiera a la gente descubrir fragancias desde la comodidad de su hogar” y lanzó un programa de prueba de perfumes mediante una suscripción mensual.
Cuenta que Scentbird está construido pensando en los ocupados neoyorquinos, o para cualquier ciudad que nunca duerma, donde la gente siempre trabaja y nunca tiene tiempo para disfrutar de los placeres simples de la vida, como el sol o los aromas.
El principal secreto de la popularidad de Scentbird son los videobloggers de belleza: tan pronto como Nurislámova y sus socios fundaron la compañía, empezaron a contactar con los youtubers más populares. Sólo el 10% de ellos se molestó en responder a la nueva empresa: Scentbird tenía un presupuesto cero de márquetin. Los primeros videos sobre la plataforma ayudaron a Scentbird a conseguir 3.000 suscriptores.
Los primeros logros de la startup impresionaron a los expertos de Y Combinator, una aceleradora de startups con sede en Mountain View, California, que invitó a Scentbird a participar en su programa en 2015.
En mayo, el servicio de suscripción de fragancias obtuvo una puntuación de 18,6 millones de dólares, una de las partidas más grandes que una fundadora haya recibido en EE UU. Esta partió de Goodwater Capital, con financiación adicional de Y Combinator y Soma Capital. La nueva empresa, según Nurislámova, tiene previsto utilizar la financiación para reforzar la marca y ampliar su base de clientes.
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