A pesar de que Moscú y París llegaron a un acuerdo hace 20 años que resolvió el asunto, parece que casi medio millón de franceses piensan de otra manera.
Entre 1880 y 1917, los ciudadanos franceses compraron un total de 30 millones de bonos rusos. En enero de 1918, el jefe del nuevo Gobierno revolucionario, Vladímir Lenin, se negó a pagar dichos bonos.
Sin embargo, a mediados de la década de 1990, Rusia firmó un acuerdo con Francia sobre las deudas del Gobierno de los Romanov y pagó a París 330 millones de euros. Moscú afirma que el problema se resolvió y que no hay justificación ni motivos para realizar nuevos pagos.
Mientras tanto, los descendientes de los propietarios originales de los bonos argumentan que esta suma debería ser 100 veces mayor. Eric Sanitas, director de la Asociación Federativa Internacional de Tenedores de Deuda de Rusia, argumenta que el país eslavo no está legalmente en quiebra.
Como afirmó el diario ruso Kommersant, el período de prescripción terminó, por lo que no es posible obtener el dinero a través del sistema judicial.
Según el periódico (el artículo está en ruso), después de la Revolución Rusa, Francia confiscó algunos activos que pertenecían al Gobierno imperial, pero no compensó a sus ciudadanos por las pérdidas en el pago de los bonos, como sí hicieron las autoridades británicas.
Francia nunca planteó oficialmente el tema de las deudas imperiales rusas y el acuerdo de los años noventa fue un gesto de buena voluntad de Moscú, llevado a cabo para asegurar la entrada de Rusia en el Club de París.
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