Las asociaciones entre lo público y lo privado son cada vez más habituales en Rusia. Sobre todo sirven para atraer inversiones privadas para la construcción de infraestructuras. Las autoridades atraen capital para invertir a través de bancos que son parcialmente públicos, como el VEB y el VTB Capital.
En mayo de 2017, VEB anunció la construcción de una terminal en el nuevo aeropuerto de Sarátov con la constructora Esta. Otro ejemplo, el nuevo aeropuerto de San Petersburgo tendrá capital alemán y griego.
El Ministerio de Desarrollo Económico decidió desarrollar un proyecto para aumentar las inversiones extrajeras en infraestructura, explicó el ministro Maxim Oreshkin en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo.
El periodo de devolución es de 10-15 años, lo que supone un largo tiempo para una inversión. “Aunque este periodo no es ni mucho menos el factor más importante para un inversor. La rentabilidad es mucho más importante”, afirma Pankrátov.
Los inversores pueden garantizar la rentabilidad vendiendo parte del proyecto. Esto es lo que pasó con la nueva terminal del aeropuerto de Púlkovo, que se inauguró en 2014. Se construyó con dinero privado, 1.200 millones que consiguió VTB. Posteriormente la alemana Fraport AG compró un 37,5% del aeropuerto. En 2016 el fondo soberano de Catar se hizo con el 24,99%. Este año una compañía de EAU, el Fondo de Inversión Directa de Rusia y otros inversiones adquirieron el 25%. “El negocio de los aeropuertos atrae mucho ya que está creciendo el volumen de transporte doméstico e internacional. Vemos como aumenta el interés de los inversores de Oriente Próximo”, añade Pankrátov.
“Vemos un gran potencial en el desarrollo de paternariados público-privados en la infraestructura de aeropuertos. Tras la construcción se convierten en propiedad estatal, mientras que los inversores operan en ellos y obtienen beneficios”, explica Dmitri Ráev de Capital Legal Services.
Sin embargo, no todos los proyectos de este tipo se pueden construir en base a este esquema. Los inversores participarán solo en los que tengan éxito, explica Vladímir Kolmakov, profesor de Economía en la Universidad Rusa de Economía Plejánov. “El éxito de los aeropuertos regionales depende de lo ocupados que estén, y hay muchos factores que influyen en esto”, explica el profesor.
“El efecto carretera”
Las asociaciones público-privadas también se pueden usar para la construcción de carreteras. El gobierno está interesado en atraer inversores privados para la construcción de carreteras. Se habla de un “efecto carretera”, es decir, hay un aumento de los empleos locales y una oportunidad para desarrollar los centro económicos locales. “Por cada rublo invertido en infraestructura el gobierno acaba recibiendo entre dos y tres rublos”, explica Pankrátov.
Actualmente también hay proyectos de este tipo para la construcción de aparcamientos, seguros médicos y barcos. “Los proyecto de asociación en carreteras son los más exitosos, los más desarrollados y los más estandarizados”, explica Ráev.
Ráev se refiere a la construcción de una parte de la carretera M-11, que conecta Moscú y San Petersburgo, así como al Diámetro Occidental Express (una carretera de pago en San Petersburgo que lleva a la carretera de Escandinavia). “Estos proyectos fueron los primeros en la industria de construcción de carreteras”, dice Ráev.
Para la M-11 el banco VTB atrajo a la mayor empresa de concesiones del mundo, la francesa Vinci. “Han mostrado interés en proyectos rusos desde hace mucho. Incluso durante la crisis Vinci no dejó de invertir y ahora está interesada en nuevos proyectos”, dijo Pankráatov a RBTH.
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