Dmitri Medvédev, primer ministro de Rusia.
ReutersDebido a la caída de los precios del petróleo, a las sanciones y a sus problemas estructurales, la economía rusa se enfrenta a una crisis severa. El primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, ha publicado un artículo en Rossiyskaya Gazeta en el que habla de las consecuencias principales de la crisis económica y de su razón principal.
Según el primer ministro, en Rusia se está llevando a cabo una renovación radical del sistema económica. RBTH ofrece las tesis principales de su artículo.
La crisis que comenzó en 2008 provocó un aumento de la inestabilidad de los mercados a nivel mundial. Se creó un mercado financiero global capaz de trasladar enormes sumas de dinero por todo el mundo de forma instantánea. Sin embargo, no se formó un sistema de regulación global adecuado para este mercado. El factor político interfiere cada vez más en la política económica, adulterando a menudo la competencia de los mercados. Las sanciones son la manifestación más clara de esta tendencia.
En 2015 el precio del petróleo cayó en casi medio año hasta un nivel sin precedentes en la historia económica moderna. Sin embargo, el principal factor de la crisis siguen siendo los problemas estructurales de la economía rusa. El modelo de crecimiento económico de la década del 2000 se ha vuelto obsoleto. La desaceleración más sustancial del crecimiento económico comenzó mucho antes de que los precios del petróleo cayeran y de que se introdujeran las sanciones antirrusas.
A finales de 2014 los expertos vaticinaban una catástrofe para Rusia, y esta podría haber tenido lugar si el gobierno hubiera decidido fijar el tipo de cambio del rublo, aumentar los gastos del presupuesto, fijar los precios, etc. En lugar de ello, el gobierno se dedicó a trabajar de forma sistemática para ir recibiendo los golpes. Los resultados fueron mejores que la mayoría de los pronósticos.
La proporción de ingresos no relacionados con el petróleo y el gas ha alcanzado casi el 60 %. Las soluciones para limitar la inflación han permitido conservar las reservas en oro y divisas y garantizar la solidez del sistema monetario. La inflación se reduce a ritmo constante y a finales de año no superará el 6 %.
Durante el primer semestre de 2016 el Banco Central interrumpió la actividad de 48 organizaciones crediticias, y en 2015 se cerraron 93 bancos. En Rusia no ha cundido el pánico financiero. El sistema bancario funciona de forma estable. En 2015 el volumen de los depósitos de la población se incrementó en un 25 %, y el volumen de fondos en las cuentas de las empresas rusas creció en un 20 %.
El año pasado la fuga de capitales se redujo en más de 2,5 veces hasta alcanzar la cifra de 58.100 millones de dólares, frente a los 153.000 millones de 2014.
Durante el primer semestre esta cifra ascendía a 10.500 millones de dólares, frente a los 51.500 millones del periodo análogo de 2015.
Además, la deuda externa total de Rusia se ha reducido desde su índice máximo de 733.000 millones de dólares a mediados de 2014 hasta los 516.000 millones a mediados de este año.
La caída del tipo de cambio del rublo ha impulsado el crecimiento de la producción dentro del país. A finales de 2015 el crecimiento de la industria alimentaria fue del 2 %, el de la industria química del 6,3 % y el de la producción de productos petrolíferos del 0,3 %. La producción farmacéutica se incrementó en un 26 %. La agricultura también muestra esta sólida dinámica positiva: en 2015 este sector crecía en un 3 %, y durante los seis primeros meses de 2016 ha crecido en un 3,2 %.
El mayor efecto de esta tendencia se ha observado en la industria del automóvil. Gracias a la creación de fábricas conjuntas con empresas extranjeras, en 2015 la importación se redujo en 22,5 puntos. La importación de metales y minerales se redujo en 4,5 puntos, la de productos textiles y de mercería en 7,8 puntos y la de productos alimentarios en 4,1 puntos.
Las medidas estabilizadoras por ahora no pueden compensar la principal manifestación de la crisis: la caída del bienestar económico de los rusos. Los ingresos reales se han reducido, así como los salarios reales. Por otra parte, en las cuentas de las empresas rusas se han ingresado más de 21 billones de rublos (185.000 millones de dólares).
La transición a un crecimiento sostenible pasa por incrementar considerablemente el tamaño de la inversión desde el 20 % del PIB actual hasta un 22-24 %. Es necesario tomar medidas que no solo estimulen los ahorros, sino que además contribuyan a la transformación de estos ahorros en inversión. El problema no estriba en los tipos de interés, sino en el alto grado de incertidumbre que existe actualmente.
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