La excomunión, o anatema, solo se aplicaba hasta entonces a los viejos creyentes, como el protopapa Avvakum Petrov, o a los criminales importantes, como Grigori Otrépiev (Falso Dmitri), y rebeldes, como Stepán Razin y Yemelián Pugachov. Desde 1869 hasta la Revolución de 1917, nadie fue excomulgado. Se consideraba un castigo demasiado severo.
'Una conversación sobre religión'.
A.I. SolomatinPero la espada de Damocles pendía sobre un escritor ultrapopular que, como diríamos ahora, ofendía los sentimientos de los creyentes:
Lev Tolstói junto a su hermana.
Dominio públicoLas obras religiosas de Tolstói fueron prohibidas para su impresión, pero esta medida tuvo el efecto contrario: la gente empezó a interesarse aun más por las ideas del escritor.
'L. Tolstói descalzo´, 1901.
Iliá Repin/Museo Estatal RusoSin embargo, Tolstói no fue anatematizado oficialmente. El mensaje del Sínodo fue redactado en términos cuidadosos, no se respetaron todos los cánones, y Tolstói fue calificado no de excomulgado, sino de alejado de la Iglesia. Es decir, quedó como una especie de hijo pródigo.
Monasterio Óptina pustin al que el escritor acudía con frecuencia.
Dominio públicoAl final del decreto se decía que la Iglesia rezaría para que Dios provocara en Tolstói el arrepentimiento y lo devolviera a la santa Iglesia.
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