¿Podría un senegalés de Marruecos, que llegó de gira con el circo a la Rusia zarista, haber imaginado que se convertiría en una estrella del cine soviético? Difícilmente. Pero esta fantástica historia ocurrió realmente en la vida real de Kador Ben-Salim, cuya biografía, sin embargo, aún hoy permanece sin principio ni fin.
El diablo Tom Jackson
El joven llegó a Rusia en 1912: la compañía de saltimbanquis marroquíes Moulay Said recorrió con éxito las ciudades del Imperio ruso. Uno de ellos -Kador Ben-Salim- se encariñó tanto con el país que decidió quedarse. Se sabe que antes de su carrera en el circo, consiguió trabajar como marinero y actuó con una compañía callejera de artistas. En 1916 se unió al equipo del famoso acróbata Alexánder Sosin en Verni (como se llamaba entonces Almaty, actualmente en Kazajistán). Allí actuó con un número de "Tango argentino", pero su alma le pedía algo más que bailar en la arena. Kador se alistó como voluntaria en el Ejército Rojo, fue al frente formando parte de la división del famoso Vasili Chapáiev.
La bisnieta de este último en su libro Mi desconocido Chapáiev menciona que muchos extranjeros sirvieron en la división e incluso conserva una foto de un moreno llamado Jonik". En el campo de batalla, Kador protagonizó una anécdota casi cómica: debido a una herida en la pierna, no tuvo tiempo de esconderse de los guardias blancos y se hizo pasar por muerto. Sin esperar a que el enemigo se marchara, empezó a moverse, aterrorizando a todos.
"En el cuartel general informaron de que habían visto a un hombre que había resucitado en el campo de batalla. El comandante militar ordenó buscar al "diablo rojo", y la orden fue ejecutada. Resultó que ‘el hombre muerto’ hablaba con fluidez francés e inglés, era muy inteligente y poco fiable”, relató en sus memorias esta historia Sosin.
Después de regresar a la vida pacífica, Ben-Salim fue a Tbilisi y comenzó a actuar en el circo local - ya en el papel de un boxeador bajo el seudónimo de Tom Jackson. Pero en 1922 su vida dio un giro radical: el director Iván Perestiani ofreció a los artistas de circo protagonizar la adaptación cinematográfica del libro super popular de Pável Bliajin Diablos rojos, sobre los combatientes del Primer Ejército de Caballería.
Estrella de la pantalla
Todos los actores de acrobacias del primer “eastern” soviético los realizaban ellos mismos. Kador cruzó el desfiladero de una montaña sobre una cuerda, realizó saltos mortales desde las rocas, corrió sobre el techo del tren en marcha. La película se convirtió instantáneamente en un éxito: la llamaron "el milagro de la cinematografía soviética", y el público hacía enormes colas para comprar una entrada.
Los artistas del circo de Tiflis protagonizaron cuatro películas más, secuelas de Diablos rojos: Tumba Savur, El crimen de la princesa de Shirvan, El castigo de la princesa de Shirvan, Illán-Dili.
La carrera de Ben-Salim fue ascendiendo. Se convirtió en el primer actor cuyo retrato se imprimió en la portada de la principal revista cinematográfica Pantalla Soviética. Y protagonizó varias películas más. Por ejemplo, interpretó el papel de un lacayo en La huida del Sr. Lloyd, cinta muda sobre los vicios de la burguesía. Y El regreso de Nathan Baker sobre cómo Bielorrusia estaba construyendo el socialismo.
En los años 30 se perdió el rastro del actor. Ya no actuaba en el cine: actuaba en el circo, viajaba por todo el país, pero no se sabe dónde encontró refugio. Quizá fue a un lugar que requería sus múltiples talentos: soldado, acróbata, boxeador, actor. En la historia quedó como el primer actor soviético de piel oscura.
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