Yakutia a través de los ojos de un fotógrafo local (Fotos)

Alexéi Vasiliev
Las afueras cubiertas de hielo, el Año Nuevo pagano, las camareras de los cafés de carretera, las escuelas de los pueblos... todo esto y mucho más en la descripción que hace el fotógrafo local Alexéi Vasiliev de la vida cotidiana en la región más fría de Rusia.

Yakutia es la región más extensa de Rusia, con una superficie cinco veces mayor que, por ejemplo, Francia. Las distancias entre ciudades y pueblos pueden alcanzar los 1.500-2.000 km. También es el lugar más frío del mundo, donde la nieve puede caer en junio y el mercurio puede descender por debajo de los -50°C en invierno. Las heladas y los mosquitos de Yakutia son leyenda y objeto de muchos memes en Internet. Para llegar a Yakutia desde Moscú hay que recorrer más de 8.000 km.

“Es poco probable que los turistas acostumbrados a la comodidad nos visiten. La gente viene aquí por el exotismo”, afirma Alexéi Vasiliev, fotógrafo autodidacta nacido y residente en Yakutsk. Finalista en los premios internacionales de fotografía callejera LensCulture 2016, desde entonces su trabajo ha sido publicado por National Geographic y numerosas revistas rusas. Se dice que su lugar en la historia de Yakutsk ya está asegurado.

Desde hace varios años, Vasiliev toma imágenes de Yakutia en diferentes épocas del año, captando las afueras heladas, los puestos de venta iluminados en medio de lúgubres edificios de paneles, mujeres con trajes nacionales, adolescentes pasando el rato en patios destartalados... en una palabra, la realidad.

“¡30°C bajo cero en primavera!”

Al hablar de Yakutia, Vasiliev repite a menudo que el lugar tardará unos 20 años en convertirse en un destino turístico. Mientras tanto, es su inaccesibilidad y su carácter apartado lo que sigue atrayendo a ese selecto grupo de viajeros empedernidos en busca de aventura y color local.

“La gente tiende a venir aquí no en la época más fría, que es diciembre-enero, sino en marzo, cuando la temperatura ronda los -30ºC. Para ellos todavía hace frío, pero para nosotros es casi primavera. Lo que temo es que algún día perdamos el título de ‘lugar más frío del mundo’”, admite.

El 2020, periodistas, científicos y ecologistas de toda Rusia acudieron a Yakutia. Fue entonces cuando ésta y Siberia estaban sumidas en un calor anormal, incendios forestales y una invasión de orugas de gusanos de seda de gran tamaño. Los científicos afirman que la región se está calentando 2,5 veces más rápido que el planeta en su conjunto.

La atmósfera de Yakutia

Vasiliev fotografía su tierra natal, con todas sus verrugas. Dice que fotografiar a la gente corriente no es tan difícil.

Los yakutos no son el pueblo más emotivo, pero es innegable su deseo de preservar su identidad nacional. De todos los pueblos indígenas de Rusia, son los líderes en este empeño. “¿No conoces la lengua yakuta? ¿Y te llamas a ti mismo yakuto?”, es la impresión general. Los yakutos tienen incluso su propio Año Nuevo, que celebran en verano y llaman Yhyaj. En lugar de champán, beben kumís (leche de yegua fermentada), y en lugar de un abeto, hay un serge (palo ritual) sagrado. Tras su prohibición en la época soviética, ahora todo el mundo está impaciente por vestirse con el traje nacional yakuto.

O, por ejemplo, el cine yakuto: aquí hay más películas locales que en ningún otro sitio, y se proyectan con subtítulos en ruso. El proyecto fotográfico “Sajavud” de Vasiliev está dedicado a este fenómeno. Pasó nueve meses en platós de rodaje y fue testigo de cómo antes de cada nueva localización los cineastas “alimentaban” la tierra o el fuego para tener buena suerte. Los yakutos practican el tengrismo. En otras palabras, son paganos. 

“Aquí tenemos nuestra propia atmósfera, y la valoramos. Como nos sentimos indefensos ante el mundo ‘grande’ y la naturaleza, necesitamos apoyarnos en algo para sentirnos fuertes. ¿Pero en qué? En nuestra cultura, tradiciones y, sí, en el cine: a través de las películas llegamos a conocernos a nosotros mismos, porque reflejan imágenes e ideas yakutas”. 

Incluso antes de la pandemia, Vasiliev consiguió un trabajo como mensajero para ganar algo de dinero extra, limitándose únicamente a proyectos fotográficos, y no todos los días. Descubrió la identidad yakuta incluso en las entradas de los edificios de apartamentos, que los residentes han empezado a asemejar a sus viviendas colgando alfombras y macetas, colocando viejas sillas blandas, etc.

“A veces me encuentro con este tipo de exposiciones. No es una entrada, sino una guardería: las paredes están cubiertas de dibujos de niños, hay estanterías con libros, sofás de algún tipo. Todo parece muy bonito y es bastante reciente. No siempre fue así, antes era una mierda. Pero ahora la gente está desarrollando una especie de conciencia de sí misma y de civismo. Ya es importante para ellos que el exterior parezca bonito, no sólo el interior”.

Dice que fotografía Yakutia porque la tiene a la puerta de casa, y puede trabajar en sus proyectos todo el tiempo que quiera. Pero ni siquiera Vasiliev ha conseguido verlo todo: Yakutia es demasiado grande. En cuanto al norte, es el paraíso de los fotógrafos. La próxima vez que vaya a algún sitio, será allí.

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