Piotr Verjovenski reúne a los jóvenes de mentalidad revolucionaria en una organización secreta. Para que estén unidos por un pacto de sangre, Verjovenski planea que entre todos maten a un antiguo alumno que está a punto de denunciarlos a la policía.
El lector se encuentra en una ciudad de provincias. Una poderosa mujer llamada Varvara Stavróguina reúne a sus invitados en su finca. Todos esperan la llegada de su hijo, Nikolái Stavroguin. Es un joven apuesto y misterioso, de tipo byroniano, cuya personalidad está rodeada de habladurías y rumores. Viene acompañado de su amigo, un hombre quisquilloso llamado Piotr Verjovenski, líder y principal inspirador ideológico de la célula revolucionaria, que reúne a jóvenes socialistas y nihilistas en una sociedad secreta.
Imagen de la serie 'Los demonios'.
Vladímir Jotinenko/Non-Stop Production, 2014De repente, Stavroguin es abofeteado en público por Iván Shátov, miembro de su sociedad. Se trata de un antiguo estudiante, que antes simpatizaba con las ideas revolucionarias, pero que ahora es partidario de la idea de que Dios está con Rusia y de que la fe es el único y verdadero camino ruso.
Enseguida surgen muchos rumores sobre por qué abofetearon a Stavroguin y nadie lo sabe con certeza. Pero, lo más probable (como descubrimos más tarde), es que sea porque Stavroguin ha seducido a la hermana de Shátov. Por eso Stavroguin no da pie al conflicto.
Verjovenski planea unir al grupo revolucionario con sangre y con un secreto común y planea organizar un asesinato. Decide que Shátov puede ser este “sacrificio” político. Verjovenski afirma que Shátov está a punto de informar a la policía sobre su sociedad y, de este modo, anima a sus compañeros a aceptar el asesinato.
Verjovenski mata a tiros a Shátov, pero, conmocionado, huye de Rusia. Otros miembros son revelados y detenidos. Stavroguin se suicida.
Al mismo tiempo, la provincia donde todo esto sucede, cae en tiempos revueltos: incendios, enfermedades, violencia y disturbios - al igual que los demonios, penetran y se extienden por la sociedad.
Muchas de las novelas de Dostoievski se basaron de algún modo en crímenes y asesinatos reales (entre ellas, Los hermanos Karamázov y Crimen y castigo). Los demonios no es una excepción. En esta ocasión, el autor quedó conmocionado por el asesinato de un estudiante a manos del grupo de Serguéi Necháiev en 1869. Preocupado por el auge del terror revolucionario en Rusia, Dostoievski escribió su novela más política.
Dostoievski era monárquico, creyente de la Iglesia ortodoxa rusa y eslavófilo, rechazaba todas las nuevas opiniones políticas liberales y nihilistas y las consideraba perjudiciales para Rusia.
Representa este movimiento revolucionario como un oscuro poder demoníaco que envenena a la juventud y a los estudiantes. Hay una escena audaz con el padre de Verjovenski (un hombre que enseñó a todos esos jóvenes esas ideas liberales). Se encuentra con una mujer cualquiera que le lee la Biblia, un episodio sobre Jesús exorcizando demonios de un hombre y lo compara con Rusia. Dostoievski nos da una pista de que sólo la fe puede salvar a Rusia y pone la cita del Evangelio de Lucas en el epígrafe de la novela.
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