5 razones para ver la nueva película bélica rusa 'El piloto: Una batalla por la supervivencia'

Renat Davletyarov/Interfest, Star Media, DaProduction, 2021
La película recién estrenada combina la épica de Dunkerque de Christopher Nolan con la densa atmósfera de El renacido. El rodaje incluyó un auténtico avión de ataque a tierra Il-2 restaurado, así como lobos reales entrenados.

1. Basada en hechos reales y en un auténtico heroísmo

Es diciembre de 1941. La batalla de Moscú está en su punto álgido. Un avión de ataque a tierra soviético Il-2, capitaneado por Nikolái Komlev, dispara contra una columna de vehículos blindados alemanes, y luego acaba bajo el intenso fuego de los sistemas antiaéreos y los aviones de combate enemigos. El piloto soviético es alcanzado, aterriza de emergencia en territorio enemigo y se ve obligado a emprender un duro y peligroso viaje de regreso a casa a través de densos bosques invernales, plagados de patrullas alemanas y manadas de lobos hambrientos.

La película está basada en la historia real de Alexéi Maresiev, cuyo avión de combate fue derribado en abril de 1942 sobre la región de Nóvgorod. En el transcurso de 18 días, el piloto herido tuvo que arrastrarse por sí mismo. Los médicos consiguieron salvarle la vida, pero tuvieron que amputarle las dos piernas. Sin embargo, esto no le hizo perder la cabeza: sometiéndose a un extenuante entrenamiento con prótesis, consiguió ganarse el derecho a sentarse de nuevo en la cabina de un avión de combate.

El personaje de Komlev en la película es un compuesto de varias biografías heroicas, incluyendo la de Alexéi Maresiev y la de otros pilotos soviéticos que consiguieron volver al servicio activo tras perder las piernas y seguir enfrentándose al enemigo en los cielos. Sus historias se muestran brevemente al final de la película.

2. En el rodaje se utilizó un auténtico avión de la época de la Segunda Guerra Mundial

El Il-2 soviético tiene uno de los papeles principales en El piloto: Una batalla por la supervivencia; no hay CGI de por medio, es un auténtico avión de ataque terrestre de la época de la Segunda Guerra Mundial. Esto recuerda a Dunkerque de Christopher Nolan, que también utilizó máquinas de guerra reales.

En el transcurso de una misión eb noviembre de 1943, el Il-2 de Valentín Skopintsei (que formaba parte del 46º regimiento aéreo de asalto de la Fuerza Aérea de la Flota del Norte) fue atacado por cazas enemigos y, tras sufrir graves daños, se vio obligado a aterrizar en el hielo de un lago de la región de Múrmansk, donde posteriormente se hundió. Pasó casi 70 años sumergido bajo el agua, hasta que, en 2012, fue recuperado y restaurado. En 2017, este Il-2 volvió a surcar los cielos.

“Cuando esa cosa voló para el rodaje, lloramos de verdad: fue tan impresionante…”, dice Piotr Fiódorov, que protagoniza el papel principal. “El contrato no me permitía pilotarlo, así que mi doble, Vladímir Barsuk, ocupó mi lugar: era el único que podía manejar esa máquina. Llegó un tipo que tenía un aparato con una cámara, capaz de grabar vídeos de 360 grados. Lo acoplamos a un helicóptero, y estuvo volando y filmando el Il-2”.

En diciembre de 1941, el período de tiempo en el que transcurre la película, la Fuerza Aérea del Ejército Rojo contaba con aviones de ataque terrestre Il-2 monoplazas, mientras que la variante biplaza (con espacio para un artillero) no entró en producción hasta 1943. A la pregunta de por qué en El piloto aparece la versión bipersonal del avión, el director Renat Davletiarov contesto: “Se fabricaron unos 40.000 de estos aviones durante la guerra. Pero ahora sólo quedan dos en condiciones de vuelo. Uno de ellos está en Canadá, forma parte de una colección privada, y el otro está en Rusia. Y no podía negarme a utilizar un Il-2 en funcionamiento, único en su género, sobre todo teniendo en cuenta que el Il-2, al igual que el ‘Katiusha’ y el T-34 [tanque], son símbolos de esa guerra. Así que se nos ocurrió la idea de que fuera un modelo experimental que pronto se produciría en masa”.

3. ‘El piloto’ es como un ‘El renacido’ de la época de la Segunda Guerra Mundial

Devlatiarov confesó que El renacido, dirigida por Alejandro González Iñárritu y protagonizada por Leonardo DiCaprio, se convirtió en una de las principales fuentes de inspiración para El piloto. Y es que la historia de Komlev no trata simplemente de apasionantes combates aéreos, sino de una feroz batalla por la supervivencia en tierra, tanto contra los alemanes como contra la naturaleza.

“¿Cómo son los bosques rusos en invierno? Si estás encerrado en un bonito complejo hotelero con tu novia, dando un paseo en esquí, es una belleza. Si estás herido, empapado y hambriento, supone la muerte. El río, que debes cruzar a pie, supone la muerte. No hay nada que comer: la muerte. Lobos hambrientos: la muerte. Un desierto helado, donde, detrás de cada arbusto, espera la muerte”, dijo el director.

4. El rodaje se realizó en auténticas condiciones extremas

Los creadores intentaron que El piloto fuera lo más realista posible: el rodaje se realizó en invierno, en los remotos parajes de la región de Nóvgorod, el lugar donde el avión de Maresiev se estrelló realmente. El actor Piotr Fiódorov tuvo que entrar repetidamente en agua helada, pasar frío durante horas con un viento helado e incluso comer pescado crudo, congelado en bloques de hielo.

5. Se utilizaron lobos reales

Los mayores adversarios de Komlev sobre el terreno no fueron soldados alemanes, sino una manada de lobos salvajes que le perseguían sin descanso. Además, no utilizaron perros, como se suele hacer en los rodajes, sino auténticos “ordenanzas del bosque”.

Los lobos Shakira, Yukki, Drago y un perro lobo checoslovaco (un híbrido de lobo carpatiano y pastor checoslovaco) llamado Sarkus fueron traídos para el rodaje en el aislado bosque de la región de Nóvgorod desde el santuario de animales “Kashir”, en las afueras de Moscú. Estos singulares intérpretes participaron en muchas escenas clave que incluían largas carreras, acercamiento a fosos e incluso imitación de ataques humanos. Hay que tener en cuenta que los lobos son famosos por difíciles de entrenar.

“Hubo problemas todos los días”, dijo Anna Ponomareva, adiestradora de perros. “Ya sea por el viento junto al lago, que hacía inaudibles nuestras voces, y los lobos no oían nuestras órdenes. O Drago se volvía loco y se negaba a atacar al humano. Al final, un lobo hembra acabó ocupando su lugar. Y toda la dentadura fue también la de ella. Mientras que el salto al foso lo realizó Sarkus. Al final no pudimos llegar a un acuerdo con los lobos”.

Uno de los días hizo falta grabar un furioso aullido de lobo, pero el equipo no pudo conseguir que los animales mostraran la emoción adecuada. El problema sólo se resolvió cuando se contrató a un perro pastor de Asia Central de edad avanzada.

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