Altas chimeneas azules apuntalan ahora el cielo en el centro de Moscú, justo detrás de la Catedral de Cristo Salvador. Son faros que indican (por el momento, a los iniciados) el paradero de los nuevos locales de la Fundación V-A-C, creada por el oligarca ruso Leonid Mijelson, para apoyar el arte contemporáneo. Pero también cumplen la función de conductos de ventilación del edificio, una antigua central eléctrica que Renzo Piano, uno de los arquitectos más activos del mundo, ha reconvertido.
Arquitectura con cultura
Todos los que han visto la obra de Piano y del Renzo Piano Building Workshop [RPBW], o le han oído hablar de sus propios edificios, conocen la principal pasión del arquitecto: la luz natural. Durante la remodelación de la antigua central eléctrica GES-2 de Moscú, el propio edificio ayudó al arquitecto a conseguir su efecto favorito.
La central GES-2 fue construida en 1904-1907 por el arquitecto Vasili Bashkirov y el ingeniero Mijaíl Polivanov en el estilo industrial que era popular en toda Europa. El corazón del diseño es un gigantesco paralelepípedo de vidrio y metal con un techo triangular de vidrio inclinado. La fachada está diseñada en el estilo del renacimiento ruso, de moda en la época, con elementos de arquitectura medieval pero también con un guiño al enfoque del modernismo en forma de enormes ventanas a lo largo de todo el edificio. Durante casi un siglo, la central suministró electricidad a los tranvías de la ciudad y a los edificios cercanos, pero en 2006 fue clausurada definitivamente. Fue entonces cuando Mijelson adquirió el edificio como nueva sede de su Fundación V-A-C y de sus proyectos, que durante casi una década se habían montado en diferentes lugares de Moscú y del mundo. El arquitecto elegido (Renzo Piano) recibió el encargo de rediseñar el edificio y los terrenos circundantes, que en los últimos años habían tenido el aspecto de una ruina y un solar industrial abandonado.
Piano conservó el edificio original casi en su totalidad, y sólo modernizó y reconstruyó las plantas del interior. Ahora hay seis: dos subterráneos, que incluyen un aparcamiento, un almacén abierto y salas de exposiciones, y cuatro sobre el suelo (que incluyen locales para clases magistrales, una sala de conferencias, un cine, un restaurante, una tienda, una biblioteca y oficinas). Las chimeneas de color azul brillante que se elevan sobre el edificio también atraviesan el interior, una especie de recordatorio de lo que se convirtió en la tarjeta de visita del arquitecto tras la construcción del Centro Pompidou en el barrio parisino de Beaubourg. Los arquitectos instalaron paneles solares en las secciones acristaladas del tejado y un sistema de recogida y purificación del agua de lluvia para su uso técnico.
Además, el RPBW ha restaurado una torre lateral de estilo renacentista ruso y ha plantado una arboleda de abedules en el patio, siguiendo la tradición de los jardines anexos a las casas que abundaban en el centro de Moscú a principios del siglo XX. Ahora está previsto utilizar el espacio para acoger eventos estivales al aire libre y proyecciones de películas; la pared trasera del edificio se ha adaptado para ello.
Cultura con arquitectura
“Siempre quisimos llevar la cultura rusa al resto del mundo y decidimos crear este edificio para hacer arte aquí”, declara la directora de la Fundación V-A-C, Teresa Mavica. De origen italiano, llegó a Rusia hace más de 30 años y conoció a Mijelson a principios de la década de 2000. En 2009, en uno de sus habituales encuentros con él durante la Bienal de Venecia, le propuso crear una fundación de arte conjuntamente. La creación de la institución puede fecharse entonces. En los 12 años transcurridos han hecho mucho: patrocinar el proyecto principal de la Bienal de Venecia, montar exposiciones de artistas rusos en museos rusos y europeos, llevar el arte occidental a Moscú, abrir un espacio de exposición para la fundación en Venecia y, finalmente, buscar este increíble lugar para los locales de la fundación en Moscú. Se decidió llamarla Casa de la Cultura GES-2, en un guiño a los recintos artísticos públicos construidos especialmente en la URSS, además de conservar el nombre histórico del lugar.
Está previsto hacer arte en todas partes, tanto en el propio edificio de la antigua central eléctrica como en los antiguos almacenes abovedados del siglo XIX situados en las inmediaciones. Estos últimos también se han adquirido y restaurado para albergar talleres en los que podrán trabajar artistas, arquitectos y fotógrafos invitados por la fundación como artistas en residencia. Aquí se han habilitado talleres de carpintería, metalistería, textil y cerámica, un laboratorio fotográfico y estudios de serigrafía, impresión 3D y grabación de sonido y vídeo con un nivel supermoderno. Todo es transparente, incluidas las paredes del edificio, a través de las cuales se puede ver a los artistas trabajando y el fruto de su trabajo. Se promete que todo se expondrá in situ.
El programa de eventos del centro se ha publicado hasta el 13 de marzo. Las exposiciones que tendrán lugar aquí son ¡A Moscú! ¡A Moscú! comisariada por el invitado especial, el islandés Ragnar Kjartansson, y When Gondola Engines Were Taken to Bits, que explora la cultura del carnaval en el arte ruso contemporáneo. Kjartansson también ha empezado a rodar aquí su nueva performance de 100 días, Santa Barbara, con actores rusos: El proceso de rodaje de la “película” de 100 episodios inspirada en la legendaria serie de televisión estadounidense puede observarse justo en la “plaza” principal del nuevo centro artístico.
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