La biblioteca de Lev Tolstói contiene un sinfín de libros de todo tipo. El escritor leía muchos de ellos en idioma original y es que sabía unos quince idiomas. Desde los antiguos pensadores orientales hasta la literatura rusa moderna, Tolstói intentaba leerlo todo. Escribió reseñas de muchos libros y dejó sus impresiones en cartas a amigos y editores. En la década de 1890, incluso hizo una lista de los libros más importantes, y los clasificó por la edad en la que debían ser leídos.
Se sabe que era muy aficionado a Victor Hugo y Charles Dickens. Al mismo tiempo, a Tolstói le disgustaban William Shakespeare y Alexánder Pushkin. Tampoco le atraían las obras de Antón Chéjov. Y prefería la prosa a la poesía.
Y ¿a qué escritores rusos valoraba más?
Alexánder Pushkin
Sí, sí, no nos equivocamos. El poeta Pushkin (así como el dramaturgo Pushkin) no le gustaba nada a Tolstói y, de hecho, escribió: “Borís Godunov de Pushkin es también débil. Una imitación de Shakespeare”. A Tolstói no le gustó que se alabara tanto a Pushkin y, que se le pusieran monumentos. Es más, decía que “todo su mérito es haber escrito poemas sobre el amor, a menudo muy indecentes”.
Y en general, a Tolstói, un hombre de altas exigencias morales, el poeta le resultaba desagradable: “un hombre de modales más que ligeros”, además, murió en un duelo, “es decir, ¡en el intento de matar a otro hombre!”.
Sin embargo, la prosa de Pushkin era muy apreciada por Tolstói y le encantaban ñps Relatos de Iván Petróvich Belkin: “Todo escritor debería estudiarlos. Lo hice el otro día, y no puedo decir la influencia benéfica que tuvo en mí esta lectura”. Además, a Tolstói le gustaba mucho La dama de picas.
Los investigadores consideran que la obra inacabada Los invitados estaban llegando a la dacha le motivó a Tolstói para escribir Anna Karénina. Tolstói admiraba mucho su comienzo, que introduce directamente en el epicentro de la trama, sin prefacios ni descripciones innecesarias. Hizo lo mismo en su novela, iniciándola con la frase “En casa de los Oblonski andaba todo trastrocado...”.
En la lista de libros importantes, Tolstói también recomendó Eugenio Oneguin, aunque está escrito en verso, es una gran novela.
Mijaíl Lérmontov
Al segundo poeta ruso más importante después de Pushkin, Tolstói también apreciaba exclusivamente por su prosa. Leyó varias veces Un héroe de nuestro tiempo y lo recomendó en su lista de libros importantes (especialmente la parte de la novela titulada Tamán).
También apreciaba que Lérmontov era un militar profesional, no un escritor (y como el propio Tolstói había servido en el Cáucaso). En Lérmontov vio “las más altas exigencias morales que se esconden bajo el byronismo encubierto”. Las cuestiones de moralidad preocupaban mucho al propio Tolstói. Los filólogos también creen que los escritores se parecen por tener una insatisfacción enfermiza con ellos mismos y una despiadada tendencia a la autocrítica.
Nikolái Gógol
“Gógol es un talento inmenso, un corazón hermoso y una mente pequeña, tímida y asustada”, escribió Tolstói sobre el autor de Almas muertas. Sin embargo, en su forma habitual, Tolstói abordó todas las obras de forma crítica, y no le gustaron muchas de ellas.
Por ejemplo, la obra El inspector le causó muy buena impresión, aun así calificó la escena final, bastante patética, de “tontería asquerosa”. Tampoco le gustó el segundo volumen inacabado de Almas muertas, que el propio Gógol había quemado, por considerarlo fallido.
Tolstói acusó al escritor de sustituir la verdadera fe por la superstición. Además, el principal recurso de Gógol era la risa, y a Tolstói le disgustaba que Gógol ridiculizara no sólo a la alta burguesía y a los funcionarios, sino también a los campesinos, que en su opinión no se lo merecían.
Lo que Tolstói realmente valoraba en Gógol era el talento del “pueblo”. Tolstói leía su colección de novelas sobre la vida del pueblo Las veladas de Dikanka a los niños campesinos, para los que organizó una escuela en su finca Yásnaia Poliana.
Fiódor Dostoievski
Hay monografías y tesis doctorales sobre la relación entre estos dos gigantes de la literatura rusa. Tenían vidas diferentes, usaban las herramientas artísticas distintas y tenían distintas formas de entender la fe y al hombre. Pero ambos eran grandes escritores, y Tolstói ciertamente apreciaba a Dostoievski. Cuando Dostoievski murió, Tolstói se dio cuenta de repente de que “era la persona más cercana, más querida, más necesaria que había conocido” y que habría querido preguntarle muchas cosas... Pero en la vida real no llegaron a conocerse.
“Por supuesto, se trata de un escritor de verdad, con una búsqueda verdaderamente religiosa, no como un tal Goncharov”, escribió Tolstói sobre Dostoievski. (Tolstói no le tenía mucho aprecio ni a Goncharov ni a Turguéniev porque veía en sus novelas personajes débiles y “una abundancia de episodios amorosos ordinarios”. Sin embargo, Tolstói pensaba que Memorias de un cazador era la principal obra de Turguéniev, ya que muestra la vida de la gente corriente y no la de la refinada alta burguesía).
En su tratado Qué es el arte Tolstói puso Memorias de la casa muerta entre los ejemplos del “arte religioso más elevado, surgido del amor a Dios y al prójimo”. Tolstói también elogió las novelas Humillados y ofendidos, Crimen y castigo y El idiota. Pero la primera vez que leyó Los hermanos Karamázov no pudo acabar la novela. Le parecía que todos los personajes tenían la misma voz, la del autor, incluida la niña de 15 años. Esta observación está bastante justificada, porque Tolstói en Guerra y Paz consiguió hablar con docenas de voces diferentes: meterse dentro de los personajes tan distintos, como una chica ingenua y un viejo gruñón. Por supuesto, Tolstói tenía otras quejas de Dostoievski. En su opinión, lo mezclaba todo: política, religión, demasiado misticismo, tenía demasiados pensamientos vagos y demasiadas novelas “débiles”. Para Tolstói era obvio que Dostoievski las escribió rápidamente porque necesitaba el dinero.
“Por un lado, las mejores obras de arte de nuestro tiempo transmiten sentimientos que llevan a la unidad y la fraternidad de los pueblos (así son las obras de Dickens, Hugo, Dostoievski <...>, por otro lado, se esfuerzan por transmitir sentimientos que son característicos no solo de las personas pertenicientes a las clases superiores, sino que podrían conectar a todas las personas sin excepción. Hay pocas obras de estas, pero se entiende la necesidad de ellas”, escribe Tolstói en su tratado ¿Qué es el arte?