5 películas que no te puedes perder del Festival de Cine ruso en México

Cultura
VALERIA PAIKOVA
El amor, la traición, la separación, el colapso de las relaciones: las películas rusas contemporáneas tocan temas candentes con los que los espectadores de cualquier parte del mundo pueden identificarse.

¿Alguien ha visto a mi chica (dirigida por Angelina Níkonova) Кто-нибудь видел мою девчонку

San Petersburgo, principios de los años 90. Una bella estudiante se enamora de su profesor de cine. Se embarcan en una tormentosa aventura amorosa, pero el amor alcanza de repente ese peligroso límite. Un espacio donde no hay más que dolor, alcohol, desesperación, drogas y muerte. Parece haber terminado, pero incluso diecisiete años después, habiendo cambiado completamente su vida y habiéndose trasladado a Francia, la exitosa e independiente protagonista sigue viviendo en ese doloroso pasado en el que fue la esposa y musa de un atolondrado intelectual.

La película está basada en el libro autobiográfico de la periodista Karina Dobrotvorskaia, ¿Alguien ha visto a mi chica? Cien cartas a Seriozha, que narra su romance con el destacado crítico de cine ruso Serguéi Dobrotvorski, trágicamente fallecido en 1997.

Sheena667 (dirigida por Grigori Dobryguin)

Vadim y Olia viven en Vishni Volochok (320 km al noroeste de Moscú). Él trabaja como mecánico de coches, ella lo hace en una oficina de correos. Su sueño consiste en importar un desguace de segunda mano de Alemania. Pero sus ambiciosos planes se desmoronan cuando Vadim, ingenuo como un niño, se engancha a una cámara web y se enamora de una estadounidense de ojos azules con el apodo de Sheena667. El mecánico de coches incluso empieza a aprender inglés.

Se trata del debut como director del actor Grigori Dobryguin, ganador de la Berlinale 2010 por su papel en el drama Cómo he pasado este verano. El drama se estrenó durante el festival internacional de cine de Rotterdam de este año.

Díselo (dirigido por Alexánder Molóchnikov) Скажи ей

“Apenas recuerdo que mis padres fueran felices juntos”, recuerda con tristeza Sasha, de 11 años, cuya madre y padre se están divorciando. San Petersburgo, a finales de los años 90. Dibuja un puente como para sugerir que la nerviosa Svetlana y el temperamental Artem están hartos el uno del otro. Deja a su caprichoso marido por un estadounidense con los pies en la tierra y quiere llevarse a Sasha con ella a EE UU. El vulnerable muchacho se encuentra entre dos fuegos: no puede decidir a quién “quiere más”. El problema es que, al haber dejado de escuchar y comprender al otro, los padres manipuladores dejan de escuchar también a su propio hijo y juegan con los sentimientos del niño.

Para el director Molóchnikov este drama familiar tiene algo de autobiográfico: de niño pasó por un doloroso divorcio y pasó varios años con su madre en EE UU. La película es una guía de sobre cómo no comportarse durante un divorcio.

Stanislavski. Lujuria de vivir (Dir. Yulia Bobkova) Станиславский. Жажда Жизни

“Organízate. Aprende a convertir lo difícil en habitual, lo familiar en fácil y lo fácil en hermoso”, escribió el legendario Konstantín Stanislavski. Sus ideas reformaron la visión del mundo del teatro del mismo modo que la teoría de la relatividad de Albert Einstein cambió el panorama del pensamiento científico. Stanislavski ha inscrito su nombre en los libros de historia como la figura teatral más influyente y revolucionaria en el campo de la interpretación y el drama.

Los protagonistas de este documental, renombrados directores de teatro y cine contemporáneos como Lev Dodin, Kirill Serebrénnikov y Declan Donnellan, comparten sus recuerdos sobre cómo el famoso “método Stanislavski” influyó en su trabajo.

Odessa (dirigida por Valeri Todorovski)

El caluroso verano de 1970. Un inmaduro periodista internacional, Borís, y su hijo de segundo grado llegan a Odessa para visitar a los parientes de su esposa. Mientras tanto, se desata una epidemia de cólera y los habitantes de la ciudad se encuentran encerrados. Es en este punto donde se revela el secreto. La relación entre Borís y sus suegros deja mucho que desear. La relación con su esposa parece haber llegado también a un punto muerto. El momento no podía ser peor, pero es justo cuando los suegros “desplazados” están dispuestos a matarse entre sí que Borís se enamora de su compañera de piso menor de edad.

La atmósfera de la época soviética es recreada magistralmente en la película por el director y el camarógrafo (Román Vasianov). Cualquiera que recuerde esa época es probable que se remonte a su infancia o adolescencia aquí. Incluso los que nunca han estado en Odessa.

El Festival de Cine Ruso, organizado por Roskino con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Federación Rusa y Rossotrudnichestvo, tendrá lugar en Ciudad de México del 23 de septiembre al 17 de octubre.

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