Hace 60 años, a las 10:02 hora de Moscú, la agencia de noticias TASS emitió un reporte sobre el primer vuelo tripulado al espacio, que se convirtió en la noticia de prensa más caliente del mundo. En la Unión Soviética, todo el mundo dejó lo que estaba haciendo. La nación se sentó pegada a la radio, se formaron largas colas frente a los quioscos de prensa y se reunieron multitudes jubilosas en el centro de Moscú y otras ciudades.
“La jornada laboral quedó “arruinada”: aquel día se convirtió en uno de fiesta, la gente se dejó llevar por la euforia, el hasta entonces desconocido Yuri Gagarin estaba de repente en boca de todos", recuerda el ingeniero Lev Muzurov.
Concentración espontánea en Moscú el 12 de abril de 1961 en honor al vuelo de Gagarin: “Gloria al primer cosmonauta soviético”
Constructores de Novosibirsk leen sobre el vuelo de Gagarin
Moscovitas se agolpan en un quiosco de prensa
Trabajadores de una fábrica de ropa escuchan las noticias sobre el vuelo de Gagarin
Evgueni Skazkin, un trabajador de la ciudad de Engels, cerca de donde aterrizó Gagarin, recordaría este día de la siguiente manera: “Fue como una especie de shock. Después de un rato, entendí lo que ocurría, y mi corazón estaba tan lleno de alegría que no pude evitar gritar: ‘¡Hurra! Hemos llegado al espacio’. Salí corriendo al pasillo del albergue. Los chicos salieron corriendo de sus habitaciones y nos abrazamos y bailamos de alegría. <...> Todo el país estaba exultante. El vuelo de Gagarin nos pareció el acontecimiento que más reafirmaba la vida del país, que acababa de recuperarse de la prueba más horrenda de la Gran Guerra Patria y que ahora avanzaba.”
El 14 de abril, dos días después del exitoso vuelo, Gagarin fue trasladado a Moscú en un avión especialmente fletado
Gagarin es recibido en el aeropuerto de Vnúkovo
Reporteros en el recibimiento oficial del primer cosmonauta del mundo
Gagarin es recibido en persona en el aeropuerto de Vnúkovo por el líder soviético Nikita Jrushchov
El 14 de abril, Moscú se convirtió en una ciudad en fiesta. Los escolares y los estudiantes se saltaron las clases para ver al primer cosmonauta del mundo; a muchos se les dio el día libre en el trabajo. “Sabíamos que Gagarin aparecería el día 14. Ese día no se pudo dar clase. Todo el departamento se excusó y todos fueron a recibir a Gagarin”, recuerda María Solodújina, una estudiante en 1961. La música sonaba en la calle Leninsi Prospekt, la gente saltaba de alegría y gritaba “¡Viva!”.
Gagarin es llevado en caravana, desde el aeropuerto, directamente a la Plaza Roja
La gente se sube a los tejados para poder ver a Gagarin.
Los helicópteros lanzan octavillas sobre la ciudad para saludar al héroe cosmonauta
Moscú recibe a Yuri Gagarin
Edificio residencial en la calle Leninski Prospekt
Una gran multitud con pancartas espera a Gagarin en la Plaza Roja
Gagarin saluda a la multitud desde la tribuna del Mausoleo de Lenin
Recibimiento oficial a Gagarin en la Plaza Roja
El periodista Pavel Barashev fue uno de los primeros en entrevistar a Gagarin después del vuelo, cuando el cosmonauta dispuso de tiempo libre. Recuerda el encuentro de la siguiente manera:
“Nos dijeron que Gagarin estaba siendo sometido a un chequeo médico de rutina y que bajaría en breve para responder a las preguntas de los periodistas del Komsomolskaia Pravda. Estábamos literalmente temblando de emoción: íbamos a ver y hablar con la persona más famosa del planeta Tierra. ¿Qué deberíamos preguntar al primer hombre del mundo en el espacio? ¿Tendríamos tiempo de hacer al menos una foto?
En un abrir y cerrar de ojos, apareció frente a nosotros: no era alto, era fornido y llevaba el uniforme de las fuerzas aéreas, con charreteras.
‘Bueno, ¿hay aquí algún periodista de Komsomolskaia?’, preguntó con tanta sencillez y con tal sonrisa que toda la insoportable tensión de aquel duro pero alegre día de reportajes se disipó de repente...”
Tras descansar, Gagarin realizó una gira completa por la Unión Soviética, dando discursos, asistiendo a reuniones y firmando un sinfín de autógrafos.
Gagarin firma autógrafos para los empleados de la Exposición de Logros de la Economía Nacional de Moscú (VDNJ)
Gagarin en la planta de Stankolit en Moscú
La actriz italiana Gina Lollobrigida, que asistió al Festival de Cine de Moscú, coqueteó abiertamente con Gagarin; su sonrisa conquistó a todas las mujeres soviéticas.
En la primavera de 1961, Gagarin se embarcó en una gira mundial, visitando más de 30 países; literalmente, todo el mundo, desde Cuba hasta Japón, quería verle en persona. Estados Unidos fue uno de los pocos países que no envió una invitación al cosmonauta. El piloto ya no era un hombre normal, sino una personalidad mediática; en todo momento tenía que mantener el tipo y complacer a los espectadores con su característica sonrisa.
El coronel de la Fuerza Aérea, general Nikolái Kamanin, que acompañaba a Gagarin en sus viajes al extranjero, recordó: “Casi todos los periódicos comentaron que el viaje de Gagarin demostró lo gran hombre que era. Todos los días hablaba con este gran hombre en medio de un lujo y un esplendor sin precedentes, y veía que simplemente quería relajarse, solo, en algún lugar con una caña de pescar en un río de las afueras de Moscú...”
Gagarin firma autógrafos en Brasil
Los habitantes de La Habana reciben a Gagarin durante su visita a Cuba
Gagarin en México
Gagarin con agricultores búlgaros
Gagarin se reúne con escolares en Noruega
Visita de Gagarin a Gran Bretaña
Durante su estancia, Gagarin visitó la Torre de Londres
Gagarin también conoció a Isabel II, quien recientemente compartió sus impresiones sobre su encuentro, diciendo que el soviético tenía un gran encanto, aunque no sabía hablar inglés en absoluto.
Así es como el propio Gagarin relató el encuentro: “Desayuné con la reina en el Palacio de Buckingham. ¡Qué bien! La reina fue muy cortés y educada. Hablamos del tiempo, del espacio y de mis impresiones. Hablé con [el Príncipe Philip] sobre aviación y nuevos automóviles... Le regalé un libro a la reina. Se puso muy contenta. A cambio, me regaló una foto de familia”.
Gagarin en la India
Gagarin en el Salón Internacional del Aire y del Espacio de París
Gagarin era enormemente popular en todas partes. Testigos presenciales recuerdan que todos, jóvenes y mayores, vivían y respiraban literalmente el espacio, y soñaban con conocer al primer cosmonauta del mundo. En cuanto al propio Gagarin, seguía siendo modesto respecto a la fama y la gloria que le habían caído encima.
“Como otros, he cometido muchos errores. Tengo mis debilidades. No hay que idealizar a nadie. Hay que aceptar a todo el mundo tal y como es en la vida real. A veces me siento como un peluche bonachón, me da náuseas” escribió en su diario.
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