3 películas rusas en el Festival de Cine de Venecia 2020

Andréi Konchalovski / Disney Studios, 2020
Un largometraje lírico sobre un adolescente en la remota región de Chukotka, un drama sobre el estrés postraumático y una película histórica acerca de una masacre en la URSS. Presentamos las películas rusas que participarán en uno de los mejores festivales de cine del mundo.

El 77 Festival de Cine de Venecia tendrá lugar entre el 2 y el 12 de septiembre y será el primer gran festival que se celebre tras el inicio de la pandemia. Hay tres largometrajes rusos entre los competidores, uno de ellos en la competición principal y otros dos en secciones paralelas.

1. Queridos camaradas, Andréi Konchalovski

Andréi Konchalovski es un veterano de Venecia y un nombre importante del festival. Sus películas han sido reconocidas en la Bienal en numerosas ocasiones, comenzando con El primer maestro en 1966 sobre la vida patriarcal de un pueblo kirguís y terminando con El paraíso de 2016, sobre los campos de exterminio nazis.

En esta ocasión ha hecho una película sobre la masacre de 1962 en la ciudad soviética de Novocherkassk, cuando los militares abrieron fuego contra una manifestación pacífica de trabajadores hambrientos que exigían mejores condiciones de trabajo y salarios más altos. 26 personas murieron y 87 resultaron heridas. Siete instigadores del “motín” fueron condenados a muerte y más de 100 personas se enfrentaron a largas penas de prisión. Tuvo lugar durante el deshielo de Jrushchov. “Mi generación creía sinceramente en la desestalinización y acogió con satisfacción la desacreditación del culto a la personalidad de Stalin. Pensamos que se acercaba un nuevo período”, dice Konchalovski.

El drama histórico gira en torno a la figura de un joven comunista (interpretado por Yulia Visotskaia, esposa de Konchalovski) que dirige el departamento de industria del gobierno local. Es una trabajadora ordinaria del Partido, cuya vida queda dividida en un antes y un después debido a la protesta. Según el director, la película trata de cómo fueron percibidos estos acontecimientos por personas como ella, auténticos devotos de la causa comunista, “la generación de mis padres”, dice Konchalovski.

A raíz de la tragedia, se prohibió toda mención de la misma. Más de 1.000 personas fueron obligadas a firmar una declaración de no divulgación (equivalente a un secreto de Estado) y los funcionarios del Partido responsables de la masacre nunca fueron castigados (sin mencionar las muertes sospechosas de personas involucradas en la investigación).

2. Conferencia, Iván I. Tverdovski

Se trata del cuarto largometraje del joven y prometedor director Iván Tverdovsky, cuyas anteriores películas han pasado por los principales festivales de Rusia y varios de Europa, recibiendo grandes elogios. Su nuevo drama, Conferencia, se exhibió por primera vez en el Pabellón de Rusia en el Festival de Cannes de 2019, y se proyectará en Venecia como parte del programa paralelo.

La protagonista de la historia es una monja llamada Natalia. Hace 17 años, en 2002, estuvo en el musical Nord-Ost con su marido y dos hijos cuando los terroristas tomaron el teatro. Natalia sobrevivió, pero no su familia. Después, destrozada por la culpa y el trauma psicológico, se refugió en un convento. Ahora planea volver a la sociedad para celebrar una velada conmemorativa (oficialmente descrita como una “conferencia”), mientras lucha por reconciliarse con su pasado.

3. El niño ballenero, Filipp Yuriev

El protagonista de El niño ballenero, rodada en la remota región de  Chukotka, es un cazador llamado Leshka, de 15 años de edad. Vive en una aldea a la que finalmente llegó Internet. Se siente fascinado por una taciturna muchacha de EE UU que conoce en un videochat y se propone el atrevido reto de cruzar en solitario las aguas heladoras del estrecho de Bering para verla.

Esta lírica historia de madurez es una producción conjunta de Rusia, Bélgica y Polonia. A pesar de ser el primer largometraje del director moscovita Filipp Yuriev, la película fue respaldada por el estudio Rock Films bajo la dirección del aclamado director Alexéi Uchitel, que ha sido el productor. Durante el rodaje, Yuriev prometió integrar muchas escenas documentales: “Algunas fueron filmadas desde un dron,  cazando animales marinos, por ejemplo”. Además, los papeles principales no los hicieron actores profesionales, sino residentes locales de Chukotka.

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