‘Belianas’, las GIGANTESCAS casas flotantes de madera del Imperio ruso (Fotos)

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Aunque parecen directamente sacadas de los cuentos de hadas rusos, estas enormes estructuras fueron muy útiles en la Rusia zarista, pero ¿para qué?

Rusia siempre ha sido una tierra de ríos y bosques, donde los primeros han desempeñado un papel clave en el transporte de madera. En la Rusia del siglo XIX, para transportar en grandes cantidades esta materia prima, desde las regiones altas de los ríos Volga y Kama hasta el mar Caspio, se construyeron unas estructuras gigantescas: eran esencialmente montañas flotantes de madera a las que se le había dado forma de barcos. Se podían construir hasta 150 de ellos en un solo año, cada una cargando entre 2 y 13 mil toneladas de madera. Cada una tenía unos 100 metros de largo, 25 metros de ancho y de 5 a 6 metros de alto.

Este tipo de embarcación se llamaba beliana, un término derivado de la palabra rusa beli (blanco), porque las embarcaciones, cargadas con madera recién cortada y no alquitranada, brillaban mucho contra el agua cuando había sol.

Los preparativos para la construcción comenzaban en invierno, cuando los leñadores vivían en el bosque durante 3 o 4 meses seguidos. Cortaban árboles y los arrastraban hasta los arroyos conectados al gran cauce del río. En primavera, los troncos se convertían en balsas y bajaban flotando hasta el lugar donde se estaba construyendo la beliana. El transporte de la madera desde el bosque utilizando sólo mano de obra requería de una logística experta.

Las belianas no eran alquitranadas porque debían ser desmanteladas inmediatamente después de llegar a su destino. El casco de una beliana se construía normalmente con unos 200 troncos de abeto para el fondo plano y 250 troncos de pino para los laterales. Luego, los troncos se cargaban en el interior de forma entrecruzada, para que pudieran secarse durante el transporte. La carga era generalmente entre 2,5 y 3 metros más alta que los flancos de la embarcación. Además, se construían cabañas temporales para la tripulación.

Una beliana era gobernada mediante un timón gigante. Cuando llegaba a su destino, se desmontaba completamente y se vendía como madera normal.

Los belianas fueron especialmente populares a mediados del siglo XIX, cuando los barcos de vapor usaban madera. A medida que los barcos empezaron a funcionar con petróleo, la demanda de madera disminuyó, pero las belianas se mantuvieron en uso hasta finales del siglo XIX, debido en gran medida a la tradición.

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