La Patria llama es enorme. Se trata, de hecho, de la estatua más alta de Europa, pues mide 85 metros y pesa 8.000 toneladas. Es el monumento más conocido de la Segunda Guerra Mundial en Rusia. Cada año, miles de turistas vienen a verla desde el exterior, pero sólo un puñado de personas puede acceder a su interior. La mayoría de la gente no tiene idea de cómo es por dentro, pero aquí puedes echar un vistazo.
La épica figura de la Patria, una imagen alegórica de una nación que anima a sus hijos a defenderse de los invasores, es el centro de un enorme complejo conmemorativo. Se encuentra en el Mamáiev Kurgán de Volgogrado (antes Stalingrado), donde tuvo lugar la batalla más sangrienta entre el Ejército Rojo y la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Más de 35.000 soldados soviéticos se encuentran sepultados alrededor de la estatua.
Para acercarse al monumento, primero debes caminar a través del Monumento a los Muros en Ruinas, que presenta paredes salpicadas de agujeros de bala. Estas lucen numerosas inscripciones, como la que dice que, de todas las razones para abandonar el puesto de tiro, “sólo se tendrá en cuenta una: la muerte”.
El sendero atraviesa el estanque del Lago de las Lágrimas y entra en un edificio redondo llamado Sala de la Gloria Militar, que cuenta con 7.200 nombres de soldados que defendieron Stalingrado tallados en las paredes. En total, unos 3 millones de personas murieron en la batalla de Stalingrado.
Una guardia de honor recorre el lugar cada día. El único otro lugar en Rusia donde hay una guardia de honor permanente es cerca del Kremlin, en Moscú.
La estatua ya es claramente visible a través de una gran abertura en el techo desde el Salón de la Gloria Militar. Su escultor, Yevgueni Vuchétich, dijo en una ocasión lo siguiente al famoso físico y activista de los derechos humanos Andréi Sájarov: “Mis jefes me preguntaron por qué su boca está abierta, no se ve hermosa. Y yo respondí, porque ella gritaba: ‘¡Por la Patria, cabronazos!’ Nunca volvieron a preguntarme”.
La subida al monumento comienza desde la Plaza del Dolor, mientras que la entrada al interior de la estatua se esconde detrás de una pequeña y discreta puerta, en su sótano.
Dentro sientes como si estuvieras en medio de una construcción abandonada. El enorme monumento es hueco en su interior y está hecho casi en su totalidad de hormigón. Además del mencionado hormigón, sólo encontrarás accesorios metálicos, cableado eléctrico, luces tenues y una única y estrecha escalera que asciende.
En el interior de la estatua hay cables de 60 toneladas cada uno. Se utilizan sensores especiales para controlar su nivel de tensión. Cuando esta baja, los cables se estiran un poco hacia arriba.
No hay ascensor dentro de la estatua. Para llegar a la cima, hay que subir unos 200 escalones. Alrededor de a la mitad del recorrido hay algo así como una sala de control que contiene equipos que monitorean el estado de la estatua.
Esta habitación podría llamarse el corazón de la Patria. Aquí es donde se fijan los cables del armazón de las manos izquierda y derecha de la estatua. La sala también está sostenida con cables para que el monumento no se desplome bajo el peso de sus manos.
Pasajes estrechos conducen desde aquí a varios lugares diferentes: a la izquierda, a la derecha, a la espada, a la entrada, al manto y hasta “el camino hacia la cabeza”. Son muy angostos y se asemejan a catacumbas. Incluso hay pasadizos que conducen a cada uno de los dedos de la estatua, pero son tan pequeños que sólo un niño podría pasar a través de ellos.
La parte más peligrosa de la estatua es la espada. También es hueca por dentro, pero a la gente no se le permite entrar en ella. Sólo los escaladores industriales pueden subir allí de vez en cuando.
Los escaladores han dejado muchos “tatuajes” en la mano de la estatua.
A diferencia de la Estatua de la Libertad, que tiene un mirador y ventanas en su interior, la cabeza de la Patria contiene sólo una pequeña habitación con suelo de madera y un banco donde sentarse. Para entrar a la estancia, hay que atravesar una escotilla.
La vista desde aquí es espectacular.
En 2019, comenzó la restauración a gran escala del monumento (unas labores que no parecen menos épicas que la propia estatua). Actualmente, el trabajo se centra en la eliminación de grietas, la instalación de protecciones contra las aves y el “cepillado” de los dientes de la estatua.
Pincha aquí para ver una serie de trabajos sobre este titán de hormigón.