10 retratos Olga Jojlova, la esposa rusa de Picasso

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Ve cómo las representaciones del maestro pintor de su amada se transformaron de delicada señorita en un monstruo surrealista.

Se casaron en la víspera de la Revolución de 1917 y permanecieron oficialmente casados hasta la muerte de Olga en 1955, aunque en medio Picasso mantuvo relaciones con muchas otras mujeres. Vivieron juntos durante 17 años y tuvieron un hijo. Después de su separación, Olga siguió escribiendo cartas a su marido, y se rumoreaba que incluso acosaba a Picasso y a sus amantes.

1. Olga Jojlova. 1917

Picasso y Olga Jojlova se conocieron gracias al empresario Serguéi Diáguilev. Era bailarina de la compañía Ballets Rusos, mientras que él fue el escenógrafo y diseñador de vestuario del revolucionario ballet Parade.

2. Olga Jojlova con una mantilla. 1917

El ardiente español quedó cautivado por la belleza y los refinados modales de su esposa rusa. Siguió a la compañía de ballet en una gira por España, donde pintó uno de los retratos más famosos de Jojlova, vistiendo una tradicional mantilla española de encaje (Picasso usó un simple mantel para imitarla).

3. Retrato de Olga en un sillón. 1917

Diáguilev insinuó a Picasso que la costumbre era casarse con las mujeres rusas, así que el amoroso español decidió hacerlo. Fue por el bien de Olga por el que el artista se alejó del cubismo, y este período de su obra se describe a menudo como “neoclásico”, todo porque su esposa quería parecerse a su verdadero yo en sus cuadros.

4. Retrato de Olga Jojlova. 1918

Siempre hay un toque personal en cualquier lienzo de Picasso. La imagen de Olga se hizo omnipresente en el estudio del artista, y a lo largo de sus 17 años de vida juntos, tomó muchas formas diferentes, a veces rayando en lo religioso.

5. Olga leyendo en un sillón. 1920

La mayoría de las veces, al parecer, Picasso pintaba a Olga en posición sentada. Por el bien de su marido, ella dejó su carrera de ballet y decidió no ir a la gira de Diáguilev por América Latina. Más tarde, sufrió una lesión en la pierna y tuvo que pasarse muchas horas sentada en su villa de luna de miel de Biarritz, y después en su apartamento de París.

6. Olga perdida en sus pensamientos. 1923

Mientras Olga disfrutaba de la vida familiar, Rusia estaba siendo desgarrada por la revolución y la guerra civil. Estaba preocupada por la suerte de sus familiares, con los que había perdido contacto durante tres años. Sólo más tarde comenzaron a llegarle turbadoras cartas desde su patria: su padre había desaparecido, un hermano había muerto, otro había huido del país y su madre y su hermana estaban en una situación de extrema necesidad. Los retratos de Olga en esta época muestran una figura triste y pensativa.

7. Maternidad. 1921

En febrero de 1921, Olga dio a luz al único hijo de la pareja, Paulo. Picasso se alegró y retrató a su mujer y a su hijo a la imagen de la Virgen. Los retratos de madre e hijo están llenos de ternura. El artista pintó muchos retratos del pequeño Paulo, incluso con un disfraz de arlequín, como lo hizo él mismo durante el período rosa.

8. Danza. 1925

A mediados de la década de 1920, su relación comenzó a deteriorarse. Olga estaba cada vez más celosa de Picasso (no sin razón), le lanzaba acusaciones, y siempre estaba montando una escena. En un viaje a Monte Carlo para ver a Diáguilev, se sintió particularmente herida por la afición de su marido a pintar a bailarinas jóvenes de los Ballets Rusos. Más, si cabe, cuando Olga había sacrificado su carrera de ballet por el bien de su marido.

Según los críticos, Danza retrata a Olga. Se inicia así el periodo surrealista de la obra de Picasso, llena de dramatismo y energía nerviosa.

9. Desnudo en una silla roja. 1929

La crisis en su relación se hizo cada vez más profunda, y Picasso se desvió cada vez más de las imágenes realistas de Olga. Lleno de celos, comenzó a reunirse en secreto con otras “musas” y a pintarlas en formas y tonos más alegres.

10. Cabeza de mujer. Olga Picasso. 1935

En 1935, la pareja rompió. Poco después, la joven amante del artista, Marie-Thérèse Walter, dio a luz a una hija. Sin embargo, durante mucho tiempo, Olga siguió siendo un tema recurrente en la obra de Picasso, aunque bajo una luz diferente. Antes hermosa, ahora aparecería como un monstruo terrible.

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