Siempre pensaste que “kremlin” era el nombre de ese castillo de ladrillo rojo de Moscú. Bueno, de hecho lo es, pero la palabra también es un término general con el que referirse a las fortalezas medievales rusas. De hecho, había más de 400 kremlins en la Rusia medieval, pero sólo se han conservado alrededor de 20 de ellos. Aquí están las diez fortalezas rusas más impresionantes.
1. Veliki Nóvgorod: el kremlin de los ‘niños’
Bajo el reinado del zar Iván IV el Terrible, Veliki Nóvgorod (531 kilómetros al norte de Moscú) se encontró en medio en un conflicto político. Después de recibir el aviso de que Nóvgorod conspiraba para cortar los lazos con Moscú, Iván IV sitió la ciudad amotinada y la sometió a una brutal represión. La leyenda cuenta que la carnicería se detuvo sólo cuando una paloma, que había volado a través de muchos mares, se posó en la cruz en lo más alto de la catedral de Santa Sofía y, tras ser testigo de la violencia desatada más abajo, se convirtió en piedra.
La leyenda tiene sus raíces en la costumbre bizantina de coronar las cruces de la iglesia con palomas de hierro, ya que el Imperio bizantino dejó una profunda y duradera huella en la joven Rusia moscovita. Por cierto, la abuela de Iván IV era Sofía Paleóloga, que descendía de la última dinastía de emperadores bizantinos.
Antes del siglo XIV, se llamaba Detinets, o “fortaleza”, y albergaba a los hombres de armas del príncipe, que eran llamados “jóvenes” o “niños”. Junto con el kremlin de Moscú, está inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
2. El kremlin de Tula: fortaleza del sur y rival de Moscú
En el Periodo Tumultuoso posterior a la muerte de Iván IV, el kremlin de Tula (a 180 kilómetros de Moscú) estuvo muy cerca de reemplazar al kremlin de Moscú como residencia del zar. Aquí, el primer Falso Dmitri, que afirmaba ser el hijo menor de Iván IV, prestó juramento de lealtad a los boyardos y a la nobleza rusa.
El kremlin de Tula fue erigido por arquitectos italianos que llegaron a la ciudad después de haber completado el kremlin de Moscú. Los historiadores afirman que la ciudadela fue construida por diferentes cuadrillas, lo que explica algunas diferencias presentes en sus murallas.
3. Zaraisk: el kremlin más pequeño
El kremlin de Zaraisk (a 150 kilómetros de Moscú), fue una de las pocas fortalezas que permanecieron leales al trono de Moscú durante el Periodo Tumultuoso (1598-1613). Era la ciudadela de piedra más pequeña de la Rusia moscovita. Desde Zaraisk, el príncipe Dmitri Pozharski partió con su ejército de voluntarios en un primer intento de liberar Moscú de la ocupación polaca.
Aunque el tamaño del kremlin es modesto, un pasaje inexplorado (que se cree que está conectado a una red de mazmorras subterráneas) en una de las torres ha sobrevivido en sus terrenos. A pesar de muchos asedios, sólo una vez fue capturada la ciudad, por un breve período, durante el Periodo Tumultuoso. Quizás el secreto de la fuerza de la ciudadela se esconde en las catacumbas aún por explorarse.
4. Kolomna: prisión para una falsa zarina
En su apogeo, en el siglo XVIII y principios del XIX, el kremlin de Kolomna (120 kilómetros al sureste de Moscú) fue una de las mayores fortalezas de su época. Sin embargo, los residentes locales desmontaron la mayor parte del edificio, usando los viejos muros como materiales de construcción. Sólo un decreto del zar Nicolás I ayudó a preservar lo que quedaba de la fortaleza.
El kremlin de Kolomna tenía 17 torres, una de las cuales llevaba el nombre de Marina Mniszech, esposa del Falso Dmitri I, quien, al parecer, fue encarcelada en la misma torre en la que murió posteriormente. Una de las leyendas, sin embargo, asegura que no murió, sino que se convirtió en una urraca y salió volando por la ventana. Como resultado, se bautizó la atalaya como torre de Marina.
Sin embargo, hay una leyenda más que relaciona el nombre de la torre con el de una monja local, que fue acusada de ser lesbiana, y que posteriormente fue emparedada en la torre para proteger a otras monjas de esta “morbosa” tentación.
5. Tobolsk: el exilio siberiano de una campana
Tobolsk (2.414 kilómetros al este de Moscú) es el hogar de la única fortaleza de piedra de Siberia. Este kremlin contiene un campanario especialmente erigido como lugar de “exilio” de una campana que fue usada para dar la alarma en la ciudad de Úglich (233 kilómetros al norte de Moscú) tras el asesinato del príncipe Dmitri, verdadero hijo de Iván el Terrible. Por orden del príncipe Shuiski, la mencionada campana fue sometida a un juicio formal, de la misma manera que sucedía con los humanos. Como resultado de esto, su badajo (en ruso se le llama “lengua”) y sus asas (“oreja de campana”) fueron retirados, siendo la campana deportada a Siberia.
6. Kazán: una atracción para los buscadores de tesoros
El kremlin de Kazán (804 kilómetros al este de Moscú) es una atracción apetitosa para los cazadores de tesoros, ya que fue la sede de los kanes tártaros que se hicieron con el botín obtenido en los principados rusos.
Uno de sus lugares clave es la torre inclinada de vigilancia Siuyumbiké. Como cuenta la leyenda, la deslumbrante belleza de la reina tártara Siuyumbiké conquistó el corazón del gobernante más brutal de Moscú, Iván el Terrible. Este zar ruso ofreció su mano a Siuyumbiké, pero la orgullosa reina se negó. Iván IV se enfureció e irrumpió en Kazán con su ejército. Siuyumbiké no podía hacer nada más que aceptar, o fingir su aquiescencia. Para su regalo de bodas, le pidió a su implacable prometido que construyera una torre en el plazo de siete días, y luego procedió a arrojarse desde lo alto de ella, durante el banquete de bodas.
El sitio es también Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
7. Pskov: una señal del cielo
Pskov (724 kilómetros al oeste de Moscú) fue hogar de la princesa Olga, conocida como la primera de Rusia en abrazar el cristianismo, incluso antes del bautismo masivo de la Rus. La propia Olga inició la construcción del kremlin de Pskov.
En el centro de la fortaleza se encuentra una iglesia que, según la leyenda, fue encargada por Olga después de ver tres rayos de luz que venían de los cielos y convergían en un promontorio rocoso en el que se encontraban dos ríos. Después de esta visión divina, la princesa dio órdenes de construir la iglesia de la Trinidad y la ciudadela.
8. Nizhni Nóvgorod: una fortaleza de mujeres
La ciudadela de piedra de Nizhni Nóvgorod (418 kilómetros al este de Moscú) fue construida en el siglo XVI. La fortaleza recuerda a un collar de piedra que se extiende por las laderas del cerro Chasováia (Centinela). Según una leyenda, en 1520, los tártaros planeaban atacar Nizhni Nóvgorod, pero sus planes fueron frustrados por una mujer local que salió de la fortaleza con dos baldes en un yugo de hombros para buscar agua. Manejando este yugo, golpeó hasta la muerte a 10 exploradores enemigos que estaban cerca de las murallas y que habían estado examinando el terreno para preparar un asalto. Los tártaros escucharon lo sucedido, de boca de los supervivientes, con asombro: si las mujeres de esta ciudad eran tan feroces luchadoras, ¿qué se podría esperar de sus hombres? Pensaron mejor sus planes y se retiraron.
A principios del siglo XVII, Nizhni Nóvgorod se convirtió en un bastión de resistencia a la invasión polaca. Un ejército de voluntarios dirigido por Kuzmá Minin y el príncipe Pozharski marchó desde sus puertas, expulsando a las tropas polacas durante el Periodo Tumultuoso y ayudando a mantener a Moscú en el mapa.
9. Astracán: el desaparecido campanario inclinado
Esta fortaleza es donde Iván el Terrible tomó posesión de la ciudad capturada de Astracán, en la costa del mar Caspio. En el siglo XIX, este kremlin contaba con una de las pocas torres inclinadas de Rusia, el campanario Varvátsievskaia. Los prácticos fotógrafos de Astracán incluso empezaron a imprimir fotografías de la misma con la inscripción “El campanario inclinado de la catedral de Astracán”. En un momento dado, las preocupaciones por la seguridad de todos prevalecieron sobre las perspectivas turísticas y, en 1910, la torre fue derribada y reemplazada por una estructura correctamente erguida, aunque menos elegante.
10. Moscú: residencia del presidente ruso
Nuestra lista estaría incompleta sin el kremlin más célebre de todos, construido en 1482 para reemplazar una fortaleza medieval de ladrillo blanco. Su característica más destacada es la Torre Spásskaia, sede del emblemático reloj del kremlin. Una vez al año, cuando el campanario suena a las 12 de la noche, toda Rusia brinda con copas de champán para iniciar el Año Nuevo.
Hoy, este kremlin es la residencia del presidente ruso. La Campana del Zar, el Cañón del Zar, la Torre Tainítskaia (“secreta”) y la Cámara de la Armería dentro de sus muros son lugares populares para los turistas. El conjunto del kremlin de Moscú también está inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
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