Esta serie de imágenes en acuarela muestran la Moscú de finales del siglo XVIII, durante el reinado del zar Pablo I. En la imágen: la vista de la calle Mojóvaia y la casa Pashkov. La calle conserva el mismo nombre y la casa sigue en pie. Se construyó en un estilo clásico para el aristócrata moscovita Piotr Pashkov.
El monasterio Novodévichi. A pesar de que la zona que lo rodea es bastante moderna, el monasterio Novodévichi está restaurado y abierto para los visitantes.
El barrio Podnovínskoie rodeaba el monasterio Novinski, una construcción enorme para su época, que antes del incendio de 1736 se encontraba en la zona donde actualmente se encuentra el bulevar Novinski, cerca del centro de Moscú.
La vista de las puertas Spasski. Las puertas Spasski (del Salvador) y la torre forman parte del complejo del Kremlin. Se cree que las puertas de la torre Spásskaia (del Salvador) deben su nombre al icono del Salvador pintado en ellas. Las tropas que partían hacia la guerra salían de estas puertas, que también servían de lugar de recepción de los diplomáticos extranjeros.
El palacio Petrovski. Este palacio se encuentra actualmente dentro de Moscú, pero en el siglo XVIII estaba fuera de los límites de la ciudad. El palacio se construyó para la emperatriz rusa Catalina la Grande durante los años 1775-1782. Estaba pensado como un lugar en el que la emperatriz pudiera pasar la noche en sus viajes desde San Petersburgo hasta Moscú.
La vista de la Stáraia Ploshchad (la plaza Antigua). A pesar de que el nombre de la plaza sigue siendo el mismo, esta plaza se construyó en el siglo XX y ya no es una plaza realmente, sino una calle.
La vista de Moscú desde el palacio Imperial. El actual palacio del Kremlin, la residencia oficial del presidente ruso, sigue en pie y sus vistas únicamente pueden disfrutarlas un pequeño grupo de cargos oficiales rusos y de importantes visitantes extranjeros.
Las pistas de hielo cerca del Kremlin. Los alrededores de la plaza Roja han cambiado mucho con el tiempo. Los muros de ladrillo del Kremlin, que fue construido en los años 1485-1495, se blanquearon en el siglo XVIII (ya que los muros de todos los kremlins de Rusia eran blancas, las de Kazán, Nizhni Nóvgorod, Rostov Veliki, etc.) y el Kremlin conservó durante mucho tiempo su exterior blanco. El color rojo no llegó hasta el año 1947, con motivo del 800º aniversario de la fundación de Moscú. Aquí nos adentramos en algunas de la intrigas medievales que rodearon al surgimiento de Moscú.