El relato de la viajera profesional Sazanóvich sobre la naturaleza rusa es seductoramente introspectivo. Desde su lugar preferido de Siberia, muestra la cruda simplicidad de los paisajes que encuentra. Esto lo hace generalmente capturando no más de dos colores adyacentes a la vez, resaltando así las características ásperas pero reflexivas del Lejano Oriente en su fotografía. En otras palabras, deja que la naturaleza rusa hable por sí misma. La mitad de estas fotos también serían una increíble portada de disco.
Pálchenkov documenta de forma inteligente la íntima interdependencia entre luz y sombra, contando para ello con escenarios urbanos de Moscú, que suelen pasar desapercibidos. ¿Su secreto? La función “Freezelight” (que inventó el propio Pálchenkov) que permite a las cámaras capturar la luz mientras se mueven. Así se obtienen imágenes notablemente nostálgicas del paisaje, que de otra manera podrían ser vistas como fantasmagóricas.
Inspirado por la brutalidad de la arquitectura y los espacios vacíos que deja atrás, el ya realizado fotógrafo Rózanov pone al desnudo todos los ángulos rectos y arcos del pasado y el presente de Rusia. Al hacerlo, revela la fuerza bruta de cada construcción en su forma más verdadera, mostrando un lado del país en el que sus columnas y tejados posan como protagonistas y que, a su vez, aporta una imagen de tranquilidad imprevista a la Rusia urbana.
Este fotógrafo callejero asentado en Orenburgo (1.500 km al sureste de Moscú) documenta la vida cotidiana en su ciudad, arrugas incluidas. Con una fascinación particular por los retratos, Mamedzade explica todas las emociones implicadas en las transformaciones producidas por la vida moderna, desde el ánimo más elevado a la tristeza, desde lo que está de moda hasta la vulnerabilidad.
Más allá de la traición y el misticismo de Siberia se encuentra la civilización real, sacada a la luz, quizás mejor que nadie, por el fotógrafo yakuto Alexéi Vasíliev. Sus retratos de la vida multicultural a 5.000 kilómetros al este de Moscú son sinceros, alegres y conmovedores, con su aparente objetividad mitigada sólo por el dolor sombrío y estéril que cuelga ligeramente sobre las imágenes.
Guliáiev, una de las fuerzas impulsoras de la historia moderna de Rusia, vive un estilo de vida en movimiento que le permite conocer las múltiples facetas del vasto paisaje ruso. Especializado en retratos, tiene un don para personificar objetos icónicos en el diorama ruso (ya sean iglesias, rascacielos o flores), en las que es capaz de poner relieve a un cierto carácter.
El relato de este nativo de San Petersburgo es único en su género y se centra en la oscura fascinación del artista por los apartamentos históricos de la capital cultural de Rusia. Tal es la naturaleza de la fotografía de Maxim que incluso los pisos más abandonados transmiten una clara sensación de habitabilidad, ya sea a través de un sexto sentido o del carácter obvio de los recovecos de la arquitectura. Las fotos son una ventana única y palpablemente inmersiva en la historia de Rusia.
Este anónimo documental fotográfico en blanco y negro es una oda a la peculiar compatibilidad de la capital rusa con los tonos sombríos. Mientras que el filtrado da a las imágenes un sentido quizás engañoso de la antigüedad, también puede ser visto como un ángulo claramente fresco de la modernidad rusa, que traza una línea en algún lugar entre un vacío tentador y una ominosa distopía.
Si prefieres ver Moscú en color, esta es la cuenta ideal para ti. De hecho, la obra fotográfica de Trofímova es una celebración sin ambages del color en la vida rusa, encapsulando impresionantes sombras anaranjadas de luz solar y azul cielo para retratar una ciudad que, cuando se contempla desde la perspectiva veraniega, está repleta de energía y luz; algo que ayuda a mejorar el ánimo.
Este fotógrafo de Vladikavkaz (1.700 km al sur de Moscú) no sólo cuenta con algunas de las mejores fotografías de naturaleza de todo Instagram, sino que también afirma haberlas tomado todas con su iPhone.
El pintoresco relato de Butáiev narra sus viajes a través de su Osetia del Norte, una región del Cáucaso Norte conocida por sus espectaculares ríos, cascadas y terrenos montañosos. Si necesitas algo espectacular para satisfacer tu apasionado antojo por los viajes, no busques más.
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