13 pinturas realistas que te ayudarán a entender el alma rusa

Cultura
ALEXANDRA GÚZEVA
Echa un vistazo a estas imágenes de casas de pueblo, iglesias y bosques, que te darán la sensación de estar en el país eslavo.

Viacheslav Palachiov nació en Semibratovo, un pueblo situado entre Yaroslavl y Rostov Veliki -ciudades del Anillo de Oro- a unos 300 km al norte de Moscú. Desde la niñez ha estado rodeado de pequeños pueblos con casas pintorescas y lagos, pequeñas iglesias y la deslumbrante naturaleza. “Trato de encarnar todas estas impresiones y memorias en mis dibujos”, declaró el artista a Russia Beyond.

Los pintorescos paisajes de la región de Yaroslavl son un paraíso artístico y el lugar ideal para la pintura al aire libre. “Los alrededores están llenos de bosques, abedules y abetos. A una breve distancia hay amplias presas con agua limpia y cerca se encuentra el campo y las orillas del Volga”.

La madre y el abuelo de Viacheslav también son artistas, pero sobre todo se dedican a técnicas decorativas como el jojlomá y los esmaltes de Rostov. “También empecé con miniaturas de esmalte, lo que explica mi constante atención al detalle y el deseo por elaborar el tema de mis pinturas”.

Viacheslav aprendió a pintar gracias a sus familiares, que le enseñaron las técnicas en un proceso de acierto y error. Primero copió e imitó a sus clásicos favoritos como Iván Shishkin, Isaac Levitán, Vasili Polénov y otros. “Su realismo y la vital representación de la naturaleza en toda su diversidad resuenan en toda mi obra. La habilidad para captar la frialdad de la niebla o la calidez de una puesta de sol es lo que más me inspira”.

Viacheslav carece de estudio, así que cuando hace mal tiempo, pinta en casa. Durante sus viajes realiza muchos bocetos y saca muchas fotografías. “Esto me ayuda mentalmente a recrear mis impresiones de la naturaleza, mientras estoy pintando en casa”.

El artista también hace pedidos. “A menudo me preguntan que pinte vistas de pueblos pequeños y de casas basadas en fotografías, descripciones y memorias”. Ocasionalmente Viacheslav lleva al lienza visiones de su propia imaginación.

Tarda entre varios días y semanas en completar un cuadro. “Depende de las dimensiones, de la complejidad del tema, del nivel de detalle. Muchos de mis trabajos se hacen por fases, permitiendo que las diferentes capas de color se sequen”.

Viacheslav admite que los primeros siete-ocho años fueron duros. “Básicamente se trataba de cumplir con los pedidos para no pasar hambre y de tener una oportunidad para dedicarme a mejorar en mi arte”.

Tras 20 años de trabajo, Viacheslav puede tener más que una vida modesta. Sus pinturas están muy demandadas y son relativamente asequibles, entre 8.000 y 10.000 rublos (140-180 dólares) por un cuadro de 30x40cm y hasta 350 dólares por un óleo de 50x70cm.

“A menudo encuentro opiniones de los artistas como ociosos y perezosos, como si pasaran la mayor parte del tiempo observando mientras se seca la pintura”, se queja Viacheslav.

En realidad para tener éxito en la pintura hacen falta sudor y lágrimas y trabajar entre diez y doce horas al día. “Toda tu existencia gira hacia perfeccionar tu técnica y eso lleva años”.

Cada unos dos o tres años Viacheslav realiza una exposición en solitario, normalmente en Yaroslavl. A veces no hay obras suficientes para una presentación completa. “Solo consigo pintar varias piezas al mes”.

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