Las competiciones femeninas de patinaje artístico han sido la guinda en el pastel en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, Corea del Sur. Actualmente hay una revolución en este deporte gracias a la joven estrella Evguenia Medévdeva, que hizo varios récords de gran complejidad técnica. Pero su maestría ha sido retada por otro majestuoso talento procedente de Rusia, la joven de 15 años Alina Zaguítova.
Los menos favoritos llegan a la cima
El patinaje artístico femenino solía ser un deporte lleno de emoción. Los últimos ejercicios pueden soprender incluso a los expertos más experimentados. Muy a menudo las favoritas no cumplen las expectativas. Esto ocurre habitualmente en las Olimpiadas, donde la fuerza mental y la suerte tienen tanto o más importancia que la habilidad técnica.
Muchas de los campeonas olímpicas de los últimos años han aparecido casi de la nada. Son puras estadísticas: casos como los de Sarah Hughes (Salt Lake City, 2002), Tara Lipinski (Nagano, 1998) y Adelina Sótnikova (Sochi, 2014) son claros ejemplos de como las que no son favoritas pueden ocupar el centro de la competición. Las Olimpiadas de 2018 las ha ganado otro caballo perdedor. Hace un año, ¿quién esperaba que Alina Zaguítova fuera a estar en la cumbre?
La reina y la princesa
Los últimos años en las competiciones individuales femeninas han sido muy predecibles. Evguenia Medvédeva ha ganado una gran reputación gracias a sus victorias en prácticamente dos temporadas consecutivas, desde finales de 2015.
Medvédeva, que estableció varios récords en la puntuación total de patinaje libre y combinado, causó sensación rápidamente y se convirtió en la principal embajadora deportiva de Rusia. Fue esta joven de 18 años la que avaló a los atletas rusos frente a los oficiales del COI en el encuentro que mantuvieron en Lausana (Suiza), tras la investigación que siguió a las acusaciones de un supuesto sistema de dopaje patrocinado por el estado en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014.
La propia presencia de Medvédeva en los Juegos de Pyeongchang también estuvo en riesgo, pero finalmente entró en la limitada lista de atletas a los que se les permitió participar bajo una bandera olímpica. Fue la única famosa y la principal esperanza para conseguir medalla del mermado equipo llamado “Atletas Olímpicos de Rusia”.
Aunque las expectativas olímpicas de Medvédeva no eran tan claras, ya que su inmaculado palmares había terminado de manera abrupta. En octubre de 2017, poco antes de su 18º cumpleaños, Medvédeva sufrió una lesión en un hueso metartasiano de su pie. Debido a la lesión no estuvo en plena forma para el Campeonato de Europa celebrado en enero en Moscú, donde perdió contra su compañera de equipo Alina Zaguítova, de 15 años. Fue su primera derrota desde noviembre de 2015. Esta competición tuvo un toque especial porque Zaguítova y Medvédeva están en el mismo centro de entrenamiento. Los periodistas comenzaron inmediatamente a azuzar la rivalidad entre ambas, aunque las atletas aseguran ser amigas y dicen que no hay tensión alguna entre ellas.
Aunque Zaguítova no alcanzó la gloria tan solo por los problemas de salud de Medvédeva. Es una patinadora prodigiosa desde sus primeras competiciones en categorías inferiores. Nativa de Izhevsk, el mismo lugar que el inventor del Kaláshinikov, hizo un brillante debut en los niveles más altos, ganando dos de los seis eventos en la Final del Grand Prix de patinaje artístico sobre hielo 2017-2018, celebrado en Nagoya (Japón).
“La vi entrenando a principio de temporada y estaba claro de que ya era muy fuerte. Ahora está cerca del mejor estado de forma posible”, dice el entrenador y coreógrafo Iliá Averbuj en une entrevista con el canal R-Sport.
Las matemáticas de la belleza
Una serie de saltos complejos, como el triple axel, hicieron que Medvédeva consiguiera unos resultados históricos a nivel técnico. Además, suele ganar puntos extra por colocar un brazo por encima de su cabeza cuando salta. Esta técnica se ha convertido en la marca de la casa.
Mientras tanto, la joven compañera de Medvédeva, Alina Zaguítova fue incluso más lejos al introducir elementos complejos, como un letal triple lutz/triple loop. Pero no solo es el relleno sino también la colocación, lo que hace que los cálculos funcionen. Zaguítova tiende a realizar todos sus saltos en la segunda parte del programa, para obtener un bonus del 10% por cada uno. El truco ya ha creado reacciones encontradas. La estadounidense Ashlee Wagner ha acusado a Zaguítova de explotar las posibilidades del sistema de puntos, matando tiempo y arruinando la actuación.
Sin embargo, para el dos veces campeón olímpico, Evgueni Plúshchenko, es lo contrario: “¿Cómo puede dejar indiferente la manera de patinar de Zaguítova? Está abriendo una nueva página en la historia de nuestro deporte. Nadie se acerca a la complejidad que ella está demostrando”, comenta Plúshchenko, según el diario deportivo Sport Express.
Dejando de lado las preferencias estéticas, la rutina de Zaguítova está llena de elementos sin parangón, lo que la coloca en una posición en la que un patinaje sin faltas le garantiza la victoria. Incluso Medvédeva tiene que arriesgar para batir a una contrincante como esta.
Don Quijote vs. Anna Karénina
Debido a su perfección técnica, la única preocupación para las rusas eran puntuaciones por cualidades más abstractas como la actuación, las transiciones y la composición. Pero ahí es donde los entrenadores (ambas cuenta con Eteri Tutberidze) las apoyaron con un sólido material coreográfico. Tanto Zaguítova como Medvédeva dan impresión de madurez con sus programas de patinaje libre: Don Quijote de Ludwig Minkus y Anna Karénina de Dario Marianelli, respectivamente.
Las imágenes artísticas destacadas tienen el objetivo de mejorar la impresión general. A Tatiana Tarásova, la famosa entrenadora rusa que trabajó con Mao Asada, Sasha Cohen y Alexéi Yagudin, le gusta especialmente la elección de Medvédeva. “Es fantástica con esa música, su patinaje es como un susurro”, dijo Tarásova en el canal de televisión Match TV.
Además del patinaje artístico, la gimnasia es otra disciplina donde las rusas arrasan. Aquí te contamos por qué ganan siempre.
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