El padre de Nadia Rúsheva trabajaba en el teatro y seguramente nunca imaginó que algún día iba a tener que gastar sus ahorros promocionando el legado artístico de su hija, en vez del suyo propio.
Durante su juventud invitaron a Nikolái Rúshev a formar parte del Teatro Musical Siberiano de Tuvá. Allí conoció a su futura esposa, la primera ballerina de Tuvá, Natalia Ajikmaa. En 1950 se mudaron a la capital de Mongolia, Ulán-Bator, y Nikolái siguió trabajando como artista de teatro, mientras que Natalia comenzó a enseñar ballet.
En 1952 tuvieron a Nadia y prácticamente en ese momento se mudaron a Moscú. Durante mucho tiempo la pareja no enseñó a leer o escribir a Nadia porque no querían precipitarse y preferían dejar que se desarrollara por sí misma. A los cinco años, la niña comenzó a pintar.
La pareja le leía muchos libros y Nikolái incluso recuerda que cuando le estaba narrando El cuento del zar Saltán de Pushkin ella fue capaz de hacer 35 ilustraciones y que no había nada infantil en ellas.
En 1964, una de las principales revistas soviéticas Yúnost (Juventud), publicó los dibujos de Nadia y organizó varias exposiciones, no solo en Moscú y Leningrado sino también en Polonia, Checoslovaquia, Rumanía e India.
A Nadia le gustaba mucho la literatura e hizo ilustraciones para Evgueni Oneguin, Guerra y paz, El maestro y Margarita y otras novelas y poemas. Su padre recuerda que leía novelas de Tolstói cuando tenía 13 años, y que tenía predilección por Natasha y Petia Rostov y su familia.
“Después de tres años, hay unos 400 dibujos y esbozos en los archivos”, escribió. Por cierto, después de ver la adaptación italo-estadounidense, Nadia se quedó fascinada con Audrey Hepburn, Henry Fonda y Mel Ferrer.
La mujer de Mijaíl Bulgákov, Elena, vio las ilustraciones de Nadia para El maestro y Margarita y quedó completamente encantada. Nikolái escribió que Nadia había pintado a Margarita de una manera que recordaba mucho a Elena, que en realidad era el prototipo de Margarita. Lo curioso es que no la había visto antes.
Nadia tenía planes para hacer ilustraciones de obras de Mijaíl Lérmontov, Alexander Blok, William Shakespeare y muchos autores más. Pero el 6 de marzo de 1969, cuando iba camino de la escuela, Nadia perdió la conciencia y murió repentinamente a causa una hemorragia cerebral.
Era una estudiante humilde y callada, con gran talento y poder interior. El 31 de enero Nadia habría cumplido 66 años. Su padre ha conservado el legado de su talento y desde su muerte ha organizado exposiciones por todo el mundo, ha publicado un libro con sus obras y unas memorias dedicadas a ella.
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