Las obras en Moscú sacan a la luz miles de tesoros arqueológicos

Reconstrucción de la calle Tverskaya a principios de Junio 2016.

Reconstrucción de la calle Tverskaya a principios de Junio 2016.

Valery Sharifulin/TASS
Un hacha del siglo VII, monedas antiguas, la herramienta de un falsificador: estos y muchos otros objetos se han convertido en una exposición que muestra la evolución histórica de la ciudad.

Imagínate la siguiente escena: por las estrechas callejuelas de la Moscú medieval corre un ladrón haciendo eses y girándose a cada minuto. Desde el pavimento de madera se oye el sonido de las botas de sus perseguidores. Arrimado a una pared, el delincuente se saca del bolsillo una máquina que usa astutamente para falsificar monedas y la esconde bajo las tablas podridas. Una vez oculta, el ladrón se marcha rápidamente. Unos arqueólogos encuentran el escondite 300 años después, así como el propio pavimento.

La capital rusa es una ciudad antigua, las capas de asfalto cubren el viejo pavimento. Según la ley, en la parte histórica de Moscú está prohibido construir sin llevar a cabo primero una inspección arqueológica.

Desde 2015 la capital se está reformando a gran escala: muchas de las calles centrales se han excavado para instalar nuevas comunicaciones y renovar la cubierta. Los arqueólogos sacan a la luz regularmente nuevos testimonios de otras épocas.

Los “trofeos” de las excavaciones

arqueologíaFoto: Museo de Moscú

“No hay que pensar que nuestra intención es excavar en todas partes” — comenta a RBTH Leonid Kondrashov, jefe del departamento de arqueología de Moscú— . “Al contrario, nosotros intentamos dejarlo todo según su estado inicial. Y ahora intentamos tocar lo menos posible las capas antiguas”.

No obstante, en dos años de trabajo hemos hallado más de 1.000 artefactos. Hemos decidido organizar con ellos la exposición “Tverskaya y otras calles” (por el nombre de una de las calles principales de la capital, en la que se descubrió un gran número de objetos antiguos).

tesoros arqueológicosFoto: Museo de Moscú

Cada hallazgo tiene su historia. Como las 91 pequeñas monedas de cobre de finales del siglo XVII ocultas entre fragmentos de platos rotos. En aquella época, por ese dinero se podía pasar un buen rato en una taberna con los amigos.

“Las monedas son pequeñas y están ocultas en un sitio muy extraño. Es probable que el responsable fuera ocultándolas de su mujer en su escondite secreto de una en una”, comenta la comisaria de la exposición, Elizaveta Sviatitskaia, sonriendo.

En el escaparate vecino vemos unos frascos de perfumes parisinos. Los especialistas por ahora no han logrado averiguar si los productos son realmente importados o si son una falsificación obra de artesanos locales. Un poco más allá se muestra un hacha, pipas de fumar y una imagen de la Virgen María hecha de madera.

“Cada hallazgo nos aporta nueva información sobre aquella época” — comenta Kondrashov —. “Nos encontramos al borde de una revolución en los conocimientos sobre la ciudad”.

Contradicciones

Sin embargo, las reformas en la ciudad no son del gusto de todos. En internet circula una parodia del eslogan oficial “Moscú es una ciudad cómoda para la vida”, cambiado por “Moscú es una ciudad cómoda para los topos”.

Algunos grupos de arqueólogos también se muestran indignados: según ellos, durante las obras se cometen graves infracciones. Como prueba de ello, en internet a menudo aparecen fotografías tomadas por Andréi Novichkov, un activista del movimiento Arjnadzor, dedicado a la protección del patrimonio arquitectónico.

En la fotografía se ven unos cables que pasan directamente bajo unos arcos antiguos recién excavados.

“Este tipo de acciones son completamente ilegales, incluso me dirigí a la Fiscalía General — comenta el propio Novichkov —. En cuanto la fotografía empezó a correr por internet, las autoridades comenzaron a tapar a toda prisa ‘el lugar del delito’ con tierra para esconder lo que habían hecho”.

El arqueólogo Leonid Kondrashov opina que el trabajo de los activistas es digno de elogio, pero añade que una parte importante de sus críticas se desprende de una falta de comprensión de la situación. Novichkov, por su parte, señala que la situación ha empezado a mejorar, especialmente en el ámbito de la transparencia informativa.

Las obras de reconstrucción de Moscú continuarán durante otros dos años, hasta el inicio del Mundial de fútbol 2018, de modo que los museos pueden prepararse para organizar nuevas exposiciones. “Este tipo de hallazgos no son nada inesperado” — opina la comisaria de la exposición “Tverskaya y otras calles”— . “Toda Moscú se encuentra sobre una multitud de riquezas arquitectónicas”.

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