Fuente: ITAR-TASS
1. Los resultados deportivos y el legado de los años 90
Fuente: Ria Novosti
Nadie esperaba que Rusia fuese a ganar el Campeonato del mundo de Brasil, pero la manera en la que fue eliminada, sin obtener ninguna victoria en un grupo relativamente fácil ha despertado miedos acerca del próximo Mundial. Ser el anfitrión ayuda pero Rusia tratará de evitar el destino de los dos últimos anfitriones: la eliminación de Sudáfrica en la fase de grupos y la humillante derrota de Brasil frente a Alemania.
La mayor parte de los jugadores de esta selección no participarán dentro de cuatro años y la esperanza se concentra en los jóvenes. Alan Dzagóev, de 24 años, debería estar en su mejor momento en 2018 y el joven de 23 años Denís Cherysev, que es desde hace tiempo una promesa y jugó en las categorías inferiores del Real Madrid, así como el recién fichado por el Barcelona, Amir Najto, de 18 años.
Estos jugadores crecieron durante la década de los 90, caracterizada por el caos y los problemas. De alguna manera, el triunfo de estos jóvenes supondría un triunfo sobre la historia reciente del propio país.
2. Construir, construir y construir
Fuente: Ria Novosti
Es evidente que para organizar el Campeonato del mundo es necesario contar con infraestructura. Brasil se vio en un aprieto con la construcción de estadios, edificios, carreteras y aeropuertos.
La mayor polémica fue cuando dos personas murieron tras el derrumbe de una carretera edificada con motivo del Mundial.
Los planes de Rusia son grandiosos y parece que, en general, se avanza por un buen camino. El diseño de la mayoría de los estadios ya ha sido aprobado, mientras que ya se han concluido las obras de tres de ellos, ya que se levantaron para otros eventos, como el estadio Fisht de Sochi. Tampoco hay que olvidar algunos casos de corrupción en relación a estas edificaciones. También será un reto saber si las construcciones en las ciudades de provincias avanzarán según el ritmo preivsto.
3. La respuesta de los aficionados
Los hinchas de CSKA. Fuente: ITAR-TASS
Un apoyo por parte de público local es primordial en un evento de estas características y los brasileños han respondido de manera excepcional. Tanto en los estadios como en los lugares públicos de Copacabana la gente era alegre y ruidosa. Además de eso, es importante que los hinchas más violentos no se hagan notar.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha prometido que se permitirá la entrada a Rusia sin visado durante la Copa Mundial de Fútbol de 2018. La norma, que está destinada a los deportistas, árbitros, entrenadores y aficionados, entrará en vigor la víspera del campeonato y se mantendrá durante el mismo, según informa ITAR-TASS.
Rusia se enfrenta a varios desafíos. Primero debe conseguir llenar los estadios. En principio no será difícil encontrar gente que quiera ir al campo, pero en Sudáfrica 2010 los organizadores tuvieron dificultades para encontrar seguidores locales. En Rusia mucha gente se ha acostumbrado a ver los partidos por televisión y hay mucho estadios vacíos, con una media de asistencia en los partidos de liga de 13.000 personas.
Otro gran reto será excluir, o al menos controlar, a los hinchas racistas y con tendencias violentas. Hay un problema a nivel local con algunos grupos. El CSKA, campeón de liga, recibió dos sanciones por parte de la UEFA el año pasado debido al comportamiento racista de algunos de sus seguidores, y los cánticos xenófobos no son extraños en muchos estadios.
Se espera una ley que endurezca las penas. Es crucial que las autoridades tengan nuevos planes para dejar fuera a los violentos de los eventos deportivos, para dejar fuera las manzanas podridas. Hay trabajo que hacer y la educación será necesaria.
¡La cuenta atrás ha empezado!
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