Todo el mundo sabe que a los rusos les encanta el borsch, una sopa caliente hecha a base de remolacha. Sin embargo, no es el único plato que se prepara en Rusia con esta hortaliza, traída al país desde Bizancio en el siglo XIV. Lo más probable es que en un restaurante ruso también le ofrezcan sopas frías como el ‘svekólnik’ o la ‘botvinia’, así como ensaladas famosas como la de arenque con abrigo de piel y vinagreta (no confundir con el aliño francés).
Al mismo tiempo, la remolacha se está convirtiendo en la base de nuevos platos y bebidas, como los batidos de verduras, los cócteles y los bowls, tan populares en los cafés de moda.
El bol es un plato que toma su nombre del recipiente (un bol) en el que se sirve. Es especialmente popular entre quienes siguen un estilo de vida saludable, ya que es una combinación ideal de hidratos de carbono, proteínas y fibra.
Lavar 1 remolacha, secarla, salarla y envolverla en papel sulfurizado. Meterla en el horno precalentado a 220°C durante una hora.
Pelar la verdura lista y cortarla en trozos pequeños. Triturar en una batidora.
Añadir las semillas peladas, las semillas de sésamo, el aceite de girasol, el ajo y las nueces. Triturar con la remolacha.
Pasar la mezcla por un colador, añadir un poco de sal y remover.
Colocar el hummus de remolacha en el fondo del bol como base, y espolvorear por encima los tallos de apio picados, las zanahorias, el queso Cherkesse (o feta) y el perejil. Ponle aceite de oliva.
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