Los pishki son anillos de masa que se fríen en aceite caliente. Después, estos anillos blandos que adquieren una corteza dorada y crujiente se espolvorean con azúcar en polvo. No hay nada más tentador cuando hace frío.
En San Petersburgo (antigua Leningrado), los pishki se han convertido en uno de los símbolos gastronómicos de la ciudad. No es de extrañar que haya muchos sitios donde comprarlos; pero hay uno en particular que destaca sobre los demás. Se trata de la famosa "Pyshechnaya" (cafetería especializada en pishki) de la calle Bolshaia Koniushennaia, donde llevan horneando pishki desde 1958.
Después de todos estos años, sigue abierto y congrega a diario largas colas de visitantes. De hecho, es uno de los pocos restaurantes públicos de la época soviética que ha sobrevivido hasta nuestros días. Es el lugar favorito de estudiantes, excursionistas urbanos y huéspedes de la ciudad. Los pishki son baratos (unos 0,30 $ por cada uno) y auténticos. Los amantes de este delicioso pastel suelen tomar y devorar de tres a cuatro pishki de una sentada.
Los pishki de San Petersburgo se elaboran en máquinas de la era soviética según recetas tradicionales. Se pueden comer en una mesa con café o té dentro de la cafetería, o llevarlos en una bolsa de papel y disfrutarlos en el parque.
Y ahora viene lo mejor. No hace falta ir a San Petersburgo para probar este extraordinario donut de la era soviética. Para hacerlos necesita algunos ingredientes sencillos que puede encontrar fácilmente en casa. Puede preparar sus propios y deliciosos pishki, calientes y blandos por dentro y con una corteza crujiente por fuera. Al hacerlos en casa, tres son las principales ventajas: no tendrá que comprar un billete de avión a Rusia ni hacer cola y, quizá la más importante, podrás determinar la cantidad de azúcar en polvo que le echas.
Ingredientes para hacer 15 pishki
- 230 g de harina
- 150 g de agua
- 15 g de mantequilla
- 20 g de azúcar
- Una pizza de sal
- 2 g de levadura seca
- Aceite vegetal para freír
- Azúcar en polvo al gusto
Preparación:
Disolver la levadura y el azúcar en agua tibia.
Añadir la mantequilla derretida.
Verter la harina y la sal.
Amasar. Es mejor hacerlo en una batidora, porque la masa saldrá líquida y pegajosa. Así es como debe quedar. No es necesario añadir más harina para que los trozos de masa queden ligeros y aireados. Si se amasa a mano, es mejor hacerlo con una rasqueta o espátula de silicona.
Engrasar un recipiente hondo con aceite vegetal y poner la masa en él. Cubrir con film transparente y dejar r durante una hora.
Amasar intensamente la masa.
Dejar reposar otra hora.
Mientras trabajas con la masa, úntate las manos con aceite vegetal. No utilizar harina porque se quemaría en el aceite al freír. Divídela en pequeñas bolas. Yo las hago de 30 g cada una. Ponerlas en una superficie engrasada y dejarlas subir durante 15-20 minutos.
Calentar el aceite de girasol en un cazo hondo (se puede comprobar con una brocheta de madera; si hay burbujas, el aceite está listo). Con el pulgar y el dedo corazón, hacer un agujero en el centro del donut.
Freír por ambos lados, girando constantemente.
Retirar los donuts listos y colócalos sobre una toalla de papel.
Espolvorear los donuts con azúcar en polvo antes de servir.
Servir calientes.
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