Las relaciones del gobierno argentino con Rusia: ¿ideología o pragmatismo?

AP
El gobierno de Mauricio Macri no ha mostrado la misma firmeza en sus negociaciones con los fondos buitre que con Rusia. Ha sido mucho más laxo con los primeros. ¿A qué responde esta diferencia de criterios?

El Gobierno Mauricio Macri suele buscar el desprestigio de sus predecesores, Néstor y Cristina Kirchner, tildándolos de “populistas”, de estar sesgados por la “ideología” y ser cerrados. En su discruso Macri promete abrir las puertas del mundo para que nos ciña su regazo lleno de inversiones y cooperación.

Lo cierto es que la alianza estratégica entre Argentina y Rusia no es nueva, pero se estrechó durante el gobierno de los Kirchner, lejos de apoyarse en posturas ideológicas, se hizo por necesidad.

Tras del rechazo al ALCA –Área de Libre Comercio de las Américas- en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata en el 2005, el gobierno de Néstor Kirchner necesito abrirse al mundo, pero solo pudo hacerlo con aquellos países que permitían el progreso mancomunado, mientras que el gobierno de George Bush trataba de imponer un tratado de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego, en el que primaban las relaciones asimétricas

Entonces Argentina obtenía financiación a tasas más altas que el promedio mundial pero lo hacía con países que no le imponían condiciones que frenaban la recuperación económica, al contrario de lo que suele hacer el FMI exigiendo ajustes, reducción del gasto público etc.

Rusia, al igual que China y Venezuela, fueron aliados en el proceso de recuperación de la Argentina. En el otro lado estaban EE UU con el ALCA y el FMI con sus exigencias que implicaban hambre y la desocupación de millones de argentinos. La decisión que tomó el gobierno de Néstor Kirchner fue hacia el único camino posible y se basó en la necesidad y no en la ideología, así como en el marco de aceptar un mundo multipolar.

La disputa por la represa hidroeléctrica Chihuido

La central hidroeléctrica Chihuido I se ubicará sobre el río Neuquén, en la ciudad del mismo nombre, en la Patagonia argentina. Se trata de un megaproyecto energético con una potencia de 637 MW licitado durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner. El Banco Ruso de Desarrollo, el Vnesheconombank, se comprometió a financiar el 87% de los 1.900 millones de dólares que cuesta la obra.

La tasa de interés prevista inicialmente era del 6,5% a 13 años. En una negociación favorable a los intereses de Argentina el gobierno de Macri logró bajar la tasa al 5,5%. Sin embargo, en una reciente intervención ante el Congreso, el Jefe de Gabinete argentino, Marcos Peña, indicó que aún “no se logró cerrar un acuerdo en torno a la tasa de financiación”, confirmando los rumores que indicaban que Macri había solicitado a Putin bajarla todavía más, hasta el 4,5%.

Por otro lado, el gobierno de la provincia de Buenos Aires realizó una oferta de deuda a una tasa del  5,75%, para bonos a tres años y del 7,87% para los de diez años, es decir, se trata de una tasa similar a la que baraja el gobierno nacional.

De modo que la intención de bajar la tasa en Chihuido por debajo del 5,5%, es decir, muy por debajo de lo que las provincias y el gobierno están haciendo en los últimos meses, demuestra que lejos de buscar defender los intereses de la Argentina, el gobierno de Macri parece intentar que el acuerdo con Rusia no llegue a buen puerto.

Firmeza con Rusia, debilidad con los fondos buitre

La firmeza y tenacidad mostrada por el gobierno de Macri con Rusia difiere de la actitud mostrada en la negociación con los fondos buitre. En este último caso Argentina acepta al pie de la letra la usurera propuesta del los acreedores y que la ex presidenta Cristina Fernández calificó de “capitulación”.

Para que Argentina pudiera cumplir con los fondos buitre tuvo que solicitar más de 16.000 millones de dólares, la mayor deuda de la historia para un país emergente.

Según la agencia Reuters hay cuatro tipos de bonos: a tres, cinco, diez y treinta años.  Se emitieron 2.750 millones a una tasa de interés del 6,25% para el bono a corto plazo. Para la obligación negociable a cinco años fueron 4.500 millones a una tasa del 6,875%. El  bono a una década es el de mayor volumen, 6.500 millones al 7,5%, mientras que el bono a 30 años se emitió por 2.750 millones, a un 8%. 

La primera conclusión que uno podría sacar es que el gobierno busca dinamitar la participación de Rusia en el negocio de la represa. Esta teoría solo podrá rebatirse si el gobierno logra un inversor que financie esta obra, o cualquier otra, a una tasa cercana al 4,5%. Además, estos prejuicios contra Rusia quedaron demostrados cuando se sacó de la parrilla televisiva al canal ruso RT y al frenar la participación rusa en la construcción de una central nuclear.

En cualquier caso, para consolidar sus relaciones con el mundo, el gobierno de Macri deberá actuar con madurez, sin prejuicios, poniendo por delante el pragmatismo y las necesidades del país para su progreso, antes que las anteojeras que niegan un mundo multipolar. Las relaciones deberían guiarse por los intereses del país y no por una mirada ideológica que implica que la tan mentada “vuelta al mundo” de la Argentina, no sea una vuelta a un mundo bipolar que ya no existe.

Juan Manuel Fonrouge, director de Latin America News Agency.

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