El Kremlin ve con buenos ojos el nombramiento de Rex Tillerson

Vladímir Putin y Rex Tillerson durante un encuentro en Rusia en 2012.

Vladímir Putin y Rex Tillerson durante un encuentro en Rusia en 2012.

AP
El nuevo secretario de Estado elegido por Donald Trump, director de ExxonMobile, es un empresario conocido en Rusia. A pesar de ello, los expertos rusos no creen que el restablecimiento de las relaciones vaya a ser automático y destacan el pragmatismo del empresario.

“He escogido a uno de los líderes empresariales más importantes del mundo, Rex Tillerson”, escribía Donald Trump en su Twitter, para añadir que Tillerson es el mejor candidato porque “posee una enorme experiencia en las negociaciones con todo tipo de gobiernos extranjeros”.

El director de la mayor petrolera del país es próximo a muchos círculos influyentes en países extranjeros. En Rusia ha desarrollado su actividad durante mucho tiempo y es famoso por su oposición a las sanciones. Los medios de comunicación occidentales lo presentan como un “amigo de Putin”, conocido de muchos políticos y empresarios rusos. Tillerson recibió de manos del presidente ruso la Orden rusa de la Amistad [por su trabajo para establecer vínculos entre los países], y con Rosneft coopera tan estrechamente que ExxonMobil planeaba invertir en yacimientos rusos. En 2011 la corporación firmó con Rosneft un acuerdo para la extracción conjunta en el Ártico y en Siberia, aunque el proyecto se frenó debido a las sanciones. 

No obstante, tampoco se puede decir que las relaciones entre Putin y Tillerson sean demasiado estrechas, según declaraba recientemente la consejera de Donald Trump Kellyanne Conway.

“Vladímir Putin y Rex Tillerson no quedan para tomar unos vodkas en un bar local”, declaraba. Sin embargo, el nuevo miembro clave del equipo de Trump podría introducir importantes cambios en las relaciones con Moscú, opinan en Rusia. El pragmatismo es una de las principales cualidades de Tillerson.

Diferente de sus predecesores

“Creemos que este pragmatismo será una buena base para construir unas relaciones mutuamente beneficiosas desde el punto de vista de la cooperación ruso-estadounidense y desde el punto de vista de la resolución de los problemas internacionales”, comentaba Serguéi Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, señalando al mismo tiempo que el pragmatismo es también una de las cualidades de Trump.

El Kremlin, por su parte, ha subrayado prudentemente que los negocios son una cosa y la diplomacia otra totalmente distinta, y que entre ambos existe “una diferencia enorme”.  

"Lo asumimos (la designación de Tillerson) como una decisión del presidente electo de EEUU; como dijo el presidente (Vladímir) Putin en numerosas ocasiones, estamos dispuestos a trabajar con cualquiera que esté interesado en el desarrollo de las relaciones equitativas con la Federación de Rusia", declaró Serguéi Lavrov, informa Sputnik.

“Las afinidades, sin duda, siempre quedan en un segundo plano [cuando se ocupa el puesto de secretario de Estado] y lo único que queda es la disposición para mostrar una actitud constructiva y el debido profesionalismo”, señalaba Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente Putin.

En efecto, pese a todo el atractivo que suponen para el Kremlin las duras declaraciones de Tillerson contra las sanciones antirrusas, en Moscú se consideran motivadas por sus intereses empresariales: “Su empresa es una de las pocas empresas estadounidenses que ha sufrido realmente las consecuencias de las sanciones contra Rusia, ya que ha tenido ciertas pérdidas o ha perdido los beneficios con los que contaba”, señala en una entrevista para RBTH Yuri Rogulev, director de la Fundación de Estudios de EE UU Franklin Roosevelt de la Universidad Estatal de Moscú. 

En cualquier caso, Moscú ha depositado grandes esperanzas en el empresario. Tillerson es un diplomático corporativo que cuenta con una gran experiencia en el ámbito empresarial internacional y con un currículum brillante, ya que “de ningún modo habría permanecido en su puesto en la mayor petrolera del mundo si no fuera competente”, comenta el decano de la facultad de economía y política mundiales de la Escuela Superior de Economía, Serguéi Karagánov.

Al menos, Moscú sabe a ciencia cierta con quién trata: “Tillerson, como todos los cargos nombrados por Trump en el ámbito de la política exterior y la seguridad, es, en primer lugar, una persona competente a diferencia de sus predecesores, y en segundo lugar, un hombre no ideologizado, también a diferencia de sus predecesores”.

Un candidato con intereses

La candidatura de Rex Tillerson todavía debe recibir la aprobación del Senado, y esta decisión no está exenta de polémica. Antes de que se anunciara la decisión, los rumores sobre el nombramiento de Tillerson sonaban como una “provocación” ya que los calificados como "amigos de Putin" no son muy populares en el Congreso, sobre todo entre los demócratas. 

“Vemos que Trump continúa con su política de ‘drenar la ciénaga de Washington’ y ha nombrado a un hombre lejano a Washington”, señala Rogulev. Esto, naturalmente, no ha gustado a todo el mundo: en el estado actual de las cosas EE UU tendrá en un puesto tan importante a un hombre con un claro conflicto de intereses, y los senadores insistirán en ello. Una política de atenuar las sanciones o de eliminarlas podría hacer subir considerablemente la cotización de las acciones de ExxonMobil.

Sin embargo, como los republicanos tienen en el senado 52 votos frente a los 48 de los demócratas, lo más probable es que la candidatura de Tillerson se apruebe, ya que él ya ha iniciado el proceso de salida de la corporación, y la cuestión de las sanciones, evidentemente, no será el primer paso que dé para establecer unas nuevas relaciones.

“Además de las relaciones entre Rusia y EE UU, el nuevo secretario de Estado tendrá una gran cantidad de problemas por resolver, por lo que no creo que se apresure a resolver esta cuestión de forma bilateral y sin consultar con Europa. Pero podemos estar seguros de que con él en el gobierno, EE UU llevará a cabo una política más meditada”, opina Rogulev.

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