Rusia e Israel, 25 años de normalidad

¿Cómo son actualmente las relaciones entre ambos países?

¿Cómo son actualmente las relaciones entre ambos países?

AP
Tel Aviv bombardea a aliados de Moscú en Siria y ambos mantienen discrepancias sobre la cuestión palestina. A pesar de ello, un cuarto de siglo después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas hay un buen entendimiento entre ambos países.

El primer ministro Benjamin Netanyahu ha volado en cuatro ocasiones a Moscú en los últimos nueve meses para reunirse con Vladímir Putin, la última vez tuvo lugar en junio. En comparación, en el mismo periodo de tiempo se ha reunido una vez con Barack Obama y en marzo rechazó una oferta para visitar Washington, y eso que EE UU es un socio estratégico de Israel. Al contrario que con el mandatario estadounidense, Netanyahu y Putin mantienen buenas relaciones.

"Rusia es un importante actor internacional e Israel, un importante actor regional. El presidente Putin y yo entendemos el valor de las relaciones entre nuestros países", dijo Netanyahu a la agencia Interfax el pasado junio.

El primer ministro Dmitri Medvédev visitó Israel la semana pasada para fortalecer las relaciones y conmemorar el 25 aniversario. "Nuestras dos naciones tienen una cercana amistad y que comparten retos que deben resolver juntas. En nuestra reunión, trataré sin duda sobre muchos asuntos, además de la política exterior y nuestras relaciones bilaterales", declaró el político ruso, que también se reunió con el palestino Mahmud Abás.

Al mismo tiempo, en los últimos años Moscú ha desarrollado activamente su colaboración con Tel Aviv. Desde 2008 hay un régimen sin visados entre ambos y en 2010 se firmó un acuerdo de cooperación en el ámbito de la tecnología militar. Actualmente Rusia no solo compra frutas y verduras a Israel sino también drones. Esto era algo impensable durante la época soviética, cuando el sionismo estaba considerado como uno de los principales enemigos. Aunque esto no significa que Rusia e Israel estén de acuerdo en todo, ni mucho menos.

Netanyahu vuela a menudo a Moscú no solo por las buenas relaciones que mantiene con Putin. Desde que comenzó la operación rusa en Siria en septiembre del año pasado ha habido un choque de intereses. Israel también realiza determinados ataques en territorio sirio y sus blancos son aliados de Moscú: el movimiento libanés Hezbolá y en ejército de Bashar al Asad.

La cuestión es que Hezbolá e Irán amenenazan directamente al estado hebreo. "La amenaza a las fronteras israelíes es más sensible cuando proviene de los socios de Asad que la hipotética llegada al poder de los islamistas", opina Irina Zviáguélskaia, profesora de MGIMO. "Israel no está en absoluto satisfecha por la participación activa de Irán y Hezbolá en Siria, por la adquisión de experiencia de guerra".

Al mismo tiempo Israel también destruye armas rusas que han caído en las manos de Hezbolá.

Acuerdos y desacuerdos

La experta considera que Israel comprende el interés de Rusia por mantener el gobierno sirio. Posiblemente Israel preferiría que los países occidentales derrocasen a Asad pero no expresa su descontento con Rusia. Al mismo tiempo, Rusia entiende que la seguridad de las fronteras sirias es un asunto capital para Israel , de modo que no se queja de la destrucción de sus armas que caen en manos de Hezbolá.

Es más, tras varios incidentes las Fuerzas Aéreas de ambos países han coordinado sus vuelos en Siria con el fin de evitar posibles incidentes.

Hay otros temas en los que difieren. Rusia, al igual que la mayoría de los países del mundo, apoya la creación de un Estado palestino. En cualquier caso esta diferencia no provoca un conflicto entre los gobiernos.

"Acutalmente las relaciones con Israel son hasta tal punto amistosas que hay discrepancias en determinados aspectos. Se trata de algo normal", explica Zviáguelskaia. Prefieren cerrar los ojos ante los conflictos mutuos por el bien de las relaciones.

Un pasado lleno de tensión

No siempre ha sido así. Durante la Guerra Fría las relaciones bilaterales dependían completamente de la situación en Oriente Próximo, y Rusia e Israel se encontraban en posiciones opuestas. Israel es un socio de EE UU mientras que la URSS apoyaba a los países árabes y al movimiento de liberación palestino.

Cuando Israel destrozó a los ejércitos de Egipto y Siria, aliados de la URSS, en la Guerra de los Seis Días de 1967, el país socialista rompió los contactos oficiales. Moscú exigía a Tel Aviv la vuelta a las fronteras anteriores a la guerra y que respetara el derecho de los palestinos a contar con un estado propio, algo que los políticos israelíes rechazaron. Solamente en 1991, unos pocos meses antes de la caída de la URSS, volvieron a restablecerse las relaciones diplomáticas.

La aliyá rusa

La eliminación de dificultades para que los judíos soviéticos pudieran emigrar a Israel que permitió Mijaíl Gorbachov fue un factor importante para el restablecimiento de las relaciones. A finales de los años 80 y principios los 90 hubo grandes emigraciones desde las repúblicas soviéticas. Esta ola de emigración se conoce como la "aliyá rusa" (emigración de judíos a la Tierra de Israel). Actualmente en un país con una población total de unos 8,5 millones de personas, alrededor de 1,2 millones proceden de antiguas repúblicas soviéticas.

Zvi Heifetz, el embajador de Israel en Rusia, se refiere a estos ciudadanos israelíes como un "puente viviente entre los dos países". En Israel hay revistas y diarios rusos así como diputados que hablan ruso.

"Muchos de nosotros no sabemos hebreo y hacemos nuestras propias sopas", comenta Ksenia Tserkovski, que antes vivía en Moscú y ahora lo hace en Jerusalén. “Aunque me parece que hay buenas relaciones”. Comenta que los rusos, en general, suelen ser trabajadores y que se adaptan a las nuevas condiciones.

Además, en Israel se valora la educación soviética y muchos de ellos encuentras buenas trabajos, aunque también abundan los estereotipos más habituales sobre los rusos.

Los israelíes rusoparlantes mantienen las relaciones entre los países, ya que muchos mantienen a familiares y amigos en sus países de origen. "Se queda con nosotros algo de las personas que vinieron a despedirse al aeropuerto. Obviamente no somos indiferentes a lo que les ocurre", comenta Ksenia. "En Israel es más fácil mantener las relaciones con Rusia que con cualquier otro país. La gente que que emigró allí es como si tuvieran su vida en dos países. Eso atrae", afirma Zviáguelskaia.

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