¿Se enfrenta la economía rusa a una nueva perestroika?

Expertos economistas comparan la situación actual con la de los años 80.

Expertos economistas comparan la situación actual con la de los años 80.

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La caída de los precios del petróleo y el bajo ritmo de crecimiento del PIB han llevado a Rusia similitudes con la URSS de los años 80.

La situación económica en la Rusia actual recuerda al estado de la URSS en vísperas de la perestroika, la época de las reformas de Mijaíl Gorbachov a finales de los años 80. A esta conclusión ha llegado en su investigación “New perestroika” Charles Robertson, economista jefe del mayor banco de inversión ruso Renaissance Capital. Según el experto, el ritmo de crecimiento del PIB en estos años será del 1-1,5 %, un índice comparable con el crecimiento de la URSS durante los años 1978-1990.

El rector de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública y autor de las reformas económicas de los años 90, Vladímir Mau, hacía una comparación similar en una reciente entrevista.

Rasgos comunes

En los años 80 los precios del petróleo cayeron, por lo que el promedio del crecimiento de la economía soviética (que fue del 4,4 % desde 1950 hasta 1978) se redujo hasta el 1,2 % durante los últimos años de existencia de la URSS, escribe Robertson. Según el economista, las reformas de Mijaíl Gorbachov no lograron mejorar las perspectivas económicas del país ni evitar la caída de la Unión Soviética en 1991. Sin embargo, actualmente un desastre similar a la caída de la URSS es prácticamente imposible: la economía se distingue demasiado de la que había en los 80, aunque quizás sería necesaria una “nueva perestroika” para garantizar un ritmo de crecimiento superior al 2 %.

En mayo Vladímir Putin ordenó escribir un programa de reformas económicas al exministro de Finanzas Alexéi Kudrin. “Nosotros nos preguntamos si está en manos de Kudrin alcanzar un crecimiento muy superior a los pronósticos del FMI”, declara Robertson. Durante su discurso en el foro Atlanta el 4 de octubre en Moscú, Kudrin declaró que Rusia podría alcanzar un crecimiento del 3-4 % dentro de cinco años. Además, Kudrin declaraba que en 2016 la economía caería en un 0,6 % y en 2017 crecería en un 0,5-0,8 %.

El economista Leonid Grigóriev, que dirige le grupo dedicado a la energía en el equipo de Kudrin, declaraba a RBTH que las nuevas reformas, del mismo modo que el estado de la economía rusa actual en general, no se pueden comparar con las de los años 80.

Según Grigóriev, Rusia, como muchos países de los BRICS, ha caído en la llamada trampa de los ingresos medios: un alto crecimiento económico rápidamente alcanza índices demasiado bajos. “Por esta razón las reformas deben estar destinadas a conseguir una mayor maniobrabilidad (con el objetivo de crecer primero en base a unos factores y después en base a otros) y a reducir la desigualdad a largo plazo”, comenta Grigóriev.

La economía rusa está pasando actualmente por una crisis estructural, confirma Ígor Nikoláyev, profesor de la Escuela Superior de Economía. Según el experto, en el PIB ruso ocupa un lugar especial el sector de los recursos, mientras que la proporción de la pequeña empresa es muy baja. Además, los costes en el sector de defensa son demasiado altos.

Puntos de crecimiento

Durante los próximos cinco años Rusia podría superar a Brasil, Arabia Saudí y México en ritmo de crecimiento del PIB, asegura Robertson en su estudio. Según este, existen cinco ámbitos que podrían impulsar la economía rusa: los créditos hipotecarios, el turismo, la agricultura (Rusia ya se ha convertido en el mayor exportador de grano del mundo, la subida de posiciones en el ranking Doing Business del Banco Mundial y la organización de determinadas reformas liberales.

Por su parte, la proporción de la pequeña empresa, el turismo y las hipotecas en el PIB podría duplicarse, según opina Ígor Nikoláyev. Según el especialista, en la actualidad la pequeña empresa ocupa entre un 20 y un 23 % del PIB, aunque debería estar en el 40-50 %. Este resultado podría alcanzarse en un plazo de dos a tres años después de las reformas. Sin embargo, la economía no podrá desarrollarse por completo mientras sigan existiendo las sanciones. Irán ha sido un claro ejemplo de ello, advierte Nikoláyev.

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