Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores.
EPADesde 2014 las relaciones entre Rusia y la UE han empeorado y no parece que vayan a mejorar en este año que acabamos de empezar. En 2016 las relaciones llegaron a uno de sus puntos más bajos y no hubo ningún tipo de mejora.
La UE alargó las sanciones contra Rusia vinculadas a lo ocurrido en Crimea y Donbass. A juzgar por las declaraciones de Federica Mogherini, alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores , nada parece indicar que vaya a haber un cambio de tendencia a corto plazo.
Aunque tras la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses Mogherini sugirió que las posturas de Rusia y la UE podían converger en una serie de cuestiones. Se refería al acuerdo nuclear con Irán así como a otras cuestiones vinculadas a Oriente Próximo.
Con sus declaraciones Mogherini trata de crear tensión entre Rusia y Trump, ya que básicamente se refiere a que la UE y Rusia tendrán que enfrentarse al nuevo curso de los acontecimientos tras la elección de Trump, quien, entre otras cuestiones, pretende echar por tierra el acuerdo con Irán.
Este tipo de declaraciones de la diplomacia europea no son precisamente constructivas. Es obvio que el diálogo con el presidente de EE UU será una prioridad para Rusia. Moscú tendrá discusiones directas con Trump sobre complejas cuestiones internacionales, lo que incluye el programa nuclear iraní. De modo que Rusia y EE UU no necesitan la mediación de la UE.
Sin embargo en este contexto son mucho más interesantes, ya que tienen más potencial, las relaciones bilaterales con los países miembros de la UE. Lo cierto es que hay un desarrollo positivo en este sentido. Si tomamos Francia como ejemplo, vemos que François Fillon ganó las primarias del partido republicano y tiene posturas cercanas a Rusia, y que la candidata Marie Le Pen también.
El político francés aboga públicamente por la mejora de las relaciones con Rusia y pretende establecer un diálogo constructivo con Moscú. Es muy probable que Fillon se convierta en el próximo presidente y si eso ocurre tendrá una postura más moderada hacia Rusia. De modo que rompería la alianza franco alemana respecto a este tema, que ahora forman François Hollande y Angela Merkel.
Otro país con el que ha habido un diálogo a lo largo del año ha sido Italia. El diálogo se mantiene a pesar de la renuncia del primer ministro Matteo Renzi y del cambio de gobierno. El primer ministro Paolo Gentioli, que ya ha formado un nuevo gobierno, fue ministro de Exteriores con Renzi y mantuvo un constructivo diálogo con Rusia tanto a nivel económico como político.
Conviene recordar que Italia está en contra de la prolongación de las sanciones de la UE contra Rusia. El país insistió en la necesidad de debatir esta cuestión y en gran medida la UE no ha puesto sanciones al Kremlin por su actuación en Siria debido a esta iniciativa. Esto convierte a Italia en un importante y necesario socio del diálogo ruso-europeo.
En lo que respecta al Brexit, sería mejor dejar de lado las especulaciones acerca de una posible intervención de Putin ya que no reflejan la realidad.
Lo importante es comprender que la crisis en Europa está cobrando mayor intensidad. De hecho parece haber llegado a un punto de no retorno. Rusia no ha desempeñado ningún papel en ello. Básicamente nos encontramos ante lo que podría ser el principio del desmoronamiento de la UE. Es muy posible que tras el referéndum británico haya otras iniciativas similares en otros países del continente.
Es sintomático que el nuevo concepto de política exterior de Rusia, que vio la luz el pasado 1 de diciembre, no dijera ni una palabra sobre el Reino Unido. Se especificaba que Rusia pretende desarrollar sus relaciones con poderes europeos como Alemania, Francia, Italia y España, pero no con el Reino Unido.
Putin repite constantemente que una UE fuerte está acorde con los intereses de Rusia, pero hablaba de una Unión que toma decisiones responsables sobre asuntos internos y externos basadas en sus propios intereses. Por ahora esto no es así. La política de la UE en Ucrania, Oriente Próximo y otros lugares del mundo parece que fuera contra sus propios intereses prágmaticos.
Está todavía por ver cómo cambiará el comportamiento de la UE durante la presidencia de Trump. Hasta ahora la postura de Bruselas ha sido defensiva. Las declaraciones de Mogherini indican que la UE, a pesar de la poco favorable actitud hacia Rusia, comienza a decir que Moscú debe enfrentarse a Trump. Visto el actual liderazgo de la UE, Europa no es capaz de platar cara a Trump sola.
En resumen, parece poco probable que la UE se convierta en un actor fuerte e independiente, tal y como decía Putin. Para que algo así ocurra son necesarios otros líderes en Europa. En este contexto es importante lo que ocurra en Francia tras las elecciones presidenciales y si el cambio de líder implica una nueva política. Lo que allí ocurra será el indicador de si Europa está lista o no para un cambio.
Oleg Barabánov es director de Departamento de Política de la UE en la universidad MGIMO e investigador del Club Valdái.
Artículo publicado originalmente en inglés en Russia Direct.
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