En el Lejano Oriente de Rusia, puedes encotrar los farallones, rocas-pilares que se formaron como resultado de una larga meteorización. La propia palabra “farallón” (“kekur”, en ruso) existe en los idiomas nenets, yakuto y dolgán.
Los farallones de Chukotka se encuentran a pocos kilómetros de la ciudad de Pevek, en el norte del Distrito Autónomo de Chukotka (69°42′).
Pevek se encuentra a orillas del estrecho, rodeada de colinas, y es conocida por los vientos más fuertes del mundo (es aquí donde a menudo sopla el yuzhak, fuerte viento ártico del sureste que literalmente te deja sin aliento).
Y esto es lo que la naturaleza ha hecho con las rocas.
Estos “restos” de piedra parecen dedos que sobresalen del suelo. Están divididos en varios grupos.
No hay nombres oficiales, por eso los lugareños los llaman a su manera. “Trono”, “castillo”, “murallas” e incluso “perfil de Stalin”.
La gente parece diminuta cuando posa con estas rocas de fondo.
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