Istmo de Curlandia, el destino más popular de la región de Kaliningrado

Serguéi Poteriáiev
El paisaje del istmo de Curlandia no siempre es tan tranquilo como parece.

El istmo de Curlandia es el destino más popular de la región de Kaliningrado. El istmo es un sendero natural único de arena y árboles, rodeado de agua a ambos lados: el frío mar Báltico a la derecha y la cálida y poco profunda laguna de Curlandia a la izquierda.

Esta curiosa franja de tierra es el lugar más occidental de Rusia inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO; la mitad sur pertenece a la región rusa de Kaliningrado y la mitad norte se encuentra en Lituania; ambas mitades están conectadas por una única carretera.

El istmo de Curlandia es una duna de arena curvada de casi 100 kilómetros de longitud que separa la laguna de Curlandia de la costa del mar Báltico. Su anchura oscila entre los 400 metros en su punto más estrecho y los 3.800 metros en su punto más ancho.

El istmo de Curlandia también recibe el nombre de “Puente de las Aves”, porque por aquí pasan las antiguas rutas migratorias de las aves desde los países septentrionales hasta las regiones meridionales de Europa y más allá hasta África.

Hay rutas por el bosque: la principal está construida como un paseo marítimo. No se recomienda abandonar los senderos, ya que en el bosque abundan las garrapatas (los senderos turísticos están tratados con una solución especial repelente de garrapatas).

La fragilidad de esta masa de tierra extraordinariamente delgada, que ha logrado sobrevivir durante más de 2.000 años con residentes tan variados como caballeros teutones, pescadores y artistas, es lo que hace tan notable a esta maravilla natural.

Sin embargo, la UNESCO no la incluyó por su belleza, sino por ser un ejemplo excepcional e inusual de asentamiento humano continuo.

Los nombres de los pueblos reflejan la principal ocupación de sus habitantes: Lesnoy (silvicultura), Ribachi (pescadores) y Morskoe (marinos).

A partir del siglo XIX, el istmo se hizo popular entre los pintores, sobre todo entre los que les gustaba trabajar en plein air. Bohemios creativos de toda Europa acudían a las dunas en busca de inspiración.

Muchos de ellos se quedaban allí permanentemente, comprando chozas a los pescadores y convirtiéndolas en talleres u hoteles. Muchos hoteles decoran sus interiores con obras de estos mismos artistas.

Sin embargo, el paisaje del istmo de Curlandia no siempre es tan tranquilo como parece. Las famosas dunas de arena que flanquean las playas blancas como la nieve han sepultado más de un pueblo en los últimos cientos de años, debido a un fenómeno llamado “dunas errantes” en el que la arena se vierte sin control en la laguna de Curlandia y representa una gran amenaza para los habitantes locales.

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