Increíbles imágenes del nevado Monasterio de Bielogorski en Perm (Fotos)

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ALEXANDRA GÚZEVA
Esta iglesia en los Urales luce increíble todo el año, pero es simplemente impresionante en invierno. La ironía es que está situada en Bielaia Gora, que literalmente se traduce como “Montaña Blanca”.

Estamos acostumbrados a las brillantes cúpulas doradas de las iglesias ortodoxas reflejando el sol y a las campanas que se mezclan con el crujido de los árboles... Pero en este monasterio nos concentramos en su “atuendo” blanco como la nieve.

La historia del monasterio de San Nicolás de Bielogorski tiene sus raíces en el llamado incidente de Otsu que le sucedió al (entonces futuro) emperador Nicolás II en 1891. Ese año, Nicolás, que en realidad era Gran Duque en aquel momento, hizo una visita oficial a la ciudad japonesa de Otsu. Allí, fue atacado en un atentado y bien podría haber muerto, pero por suerte, se salvó.

En el mismo año, en honor a la “milagroso escape del peligro en Japón” de Nicolás II, se plantó una cruz de diez metros de altura en el Bielaia Gora (“Montaña Blanca”) en los Urales. Dos años más tarde, se fundó el monasterio y se le dio el título de “Bielogorski” por la montaña. El monasterio se convirtió entonces en un orfanato y una escuela.

El primer templo era de madera y ardió en 1897. Comenzó a ser reconstruida en 1902 y fue terminada sólo en 1917, consagrada en honor a la Santa Cruz. Fue diseñada al estilo ruso, que estaba increíblemente de moda en ese momento.

Después de la Revolución de 1917, los bolcheviques mataron al archimandrita local y a varios monjes y causaron graves daños al monasterio. En 1923, se clausuró y se abrió un campamento Gulag allí. Después de la Segunda Guerra Mundial, el monasterio se convirtió en la Casa de los Veteranos de Guerra. Trágicamente, durante otro incendio, la iglesia fue seriamente dañada de nuevo.

A finales de los 80, las autoridades comenzaron a restaurar el monasterio y en los años 2010, finalmente fue terminada, dándonos la oportunidad de ver esta belleza con nuestros propios ojos una vez más.

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