Las fotos de este abandonado parque temático de Japón dedicado a Rusia ponen la piel de gallina

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El pueblo ruso de Niigata tiene un pasado turbulento. Inaugurado en 1993 para fomentar las relaciones entre Rusia y Japón, cerró en 2002 para llevar a cabo en él una serie de renovaciones. La reapertura no salvó el parque, y la aldea rusa de Niigata fue abandonada seis meses después. Desde entonces, el lugar ha atraído a vándalos y aventureros por igual.

El escritor y aventurero británico, Michael John Grist, llegó por primera vez al “pueblo ruso” de Niigata, en Japón, en 2008.

El extraño escenario de un remoto bosque japonés salpicado de matrioshkas e iglesias ortodoxas parece aún más espeluznante desde que fue abandonado. Desde entonces, el parque temático de Rusia se ha deteriorado y ha atraído la atención de algunos vándalos.

“La empresa fue un fracaso desde el principio”, escribió Grist cuando visitó el lugar por primera vez en septiembre de 2008, añadiendo que se trataba de “un parque temático en medio de la nada y sin atracciones”.

Puede que tenga razón porque las espeluznantes fotos muestran exteriores maltratados e interiores demolidos, sin visitantes, pero con vándalos.

“Las vibrantes cúpulas azules de cebolla de la iglesia ‘rusa’ se decoloran lentamente hasta quedar blancas, y las tiendas, una vez llenas de muñecas matrioshka y joyas rusas, yacen en medio de una ruina vandalizada”, escribió Grist en su blog.

Grist y tres amigos suyos entraron al parque a ciegas porque no estaba debidamente marcado en su mapa. Uno sólo puede imaginarse el temor que los cuatro amigos sintieron mientras estaban en aquel lugar abandonado en medio de la oscuridad de la noche.

“Hacer haikyo (un término japonés que define la exploración de ruinas abandonadas) de noche y de día son cosas completamente diferentes – una está llena de misterio e intriga, con sombras ondulantes, ruidos en la oscuridad… te pierdes todos los detalles y matices, pero captas los grandes trazos, y descubres el lugar en su punto más vacío y más sombrío”, escribió Grist.

En el interior de la iglesia abandonada, que reproduce la catedral de la Natividad de Súzdal, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Grist y sus compañeros descubrieron una caja de arpa vacía, un acordeón, un gigantesco y falso órgano de tubos y algunas Biblias en japonés y ruso.

La cúpula de la iglesia que representaba a Jesús con una trenza también intrigó a los visitantes.

Los amigos también descubrieron dos mamuts: uno era una réplica de un esqueleto y el otro era un pequeño mamut peludo sobre ruedas, equipado con una silla de montar para que la gente pudiera subirse en él.

Después de recorrer el lugar, los cuatro amigos entraron en un hotel abandonado para elegir una habitación y descansar. El lugar era tan espeluznante como el propio parque, ya que los vándalos habían destruido el interior e incluso usaron las patas de las camas como dardos para destrozar las paredes.

“Dormí de maravilla, a diferencia de algunos de los otros que apenas descansaron – quizás la atmósfera era un poco demasiado ominosa para dormir fácilmente”, escribió Grist.

Cuatro años más tarde, en 2012, Grist regresó para ver cómo había cambiado la aldea rusa de Niigata. “No muy bien”, escribió Grist.

Un incendio dañó gravemente el hotel abandonado donde los viajeros se habían alojado hacía cuatro años. Los vándalos habían destrozado los muebles y el esqueleto del mamut.

Grist también descubrió “carteles que representaban posibles futuros para el parque, o quizás incluso proyectos completamente nuevos”. Huelga decir que esos planes no se vieron nunca la luz.

El pueblo ruso de Niigata no es la única aldea temática dedicada a un país extranjero en Japón. Según el escritor, también hay un pueblo turco en Niigata, un pueblo holandés en Kyushu y un pueblo español en Shima.

“Esto tiene que ver seguramente algo sobre lo caro y difícil que es para la mayoría de los japoneses viajar al extranjero. Para compensarlo, unos pocos soñadores importaron esas culturas al por mayor a aldeas tipo parque temático. Desafortunadamente, la mayoría fracasa”, escribió Grist en su blog.

Michael John Grist es un fotógrafo de ruinas y autor de novelas de ‘suspense’ que actualmente reside en Londres. Para ver más imágenes de las ‘ruinas' de Michael en Japón, visita www.michaeljohngrist.com, y para ver el último libro de su serie Christopher Wren, haz clic aquí.

Lugares abandonados de Rusia a vista de dron (Fotos)