A Siberia por amor

Elena Besédina
La artista rusa ha decidido vivir una vida de aventura con su familia en la taigá.

Fuente: Elena BesédinaFuente: Elena Besédina

Elena Besédina es una artista itinerante y fotógrafa siberiana. Es además mujer de un viajero y madre de dos hijos. Vive en una pequeña casa de madera en la taigá de Yakutia, a más de 4.800 km de Moscú.

Antes de conocer a su futuro marido vivía y trabajaba en Cheliábinsk, ciudad de los Urales, pero la pareja decidió abandonar la vida urbana para convertirse en nómada.

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“Normalmente las mujeres de los viajeros apasionados solo ven a su marido un par de veces al año. Esperan que su amado vuelva a casa de esos largos viajes y a menudo están aburridas o muy preocupadas. Nosotros resolvimos ese problema de una manera peculiar: llevamos a toda la familia de aventura”, escribe Elena en su blog, Taigá Woman. 

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El marido de Elena, Akbure, necesitó solo tres semanas para construir una casa de madera hexagonal para toda la familia en medio del bosque. No hace falta decir que su mujer está muy orgullosa de él.

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La aventura de esta familia comenzó hace tres años en Siberia. Empezaron en el territorio de Krasnoyarsk, más de 2.000 al este de Moscú. La siguiente parada fue la república de Sajá, también conocida como Yakutia. La familia vivió con los renos en la tundra y viajó hasta los pilares de Lena, una formación rocosa sobre el río Lena que es patrimonio de la la Unesco. Tomaron aviones, viajaron en tren y recorrieron miles de kilómetros atravesando ríos y carreteras llenas de barro.

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Yakutia es un territorio lleno de leyendas salvajes. Por ejemplo, la cordillera de Sarykchan. Los locales creen que si se concibe un niño aquí, se convertirá en un superhéroe. En caso de que les entren ganas en estas montañas, recuerden que es uno de los lugares más peligrosos del mundo y un lugar de caos impredecible. En invierno es un lugar de frío extremo y cuando el sale el sol en primavera y calienta las rocas hay innumerables desprendimientos, que no cesan hasta la nueva llegada de las heladoras temperaturas. En verano hay lluvias incesantes. 

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Aquí los inviernos son largos y las temperaturas caen bajo cero.

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A pesar de ello la vida en Yakutia es como en un cuento. Se puede ir a clase en reno. “Yo también voy en reno. Al principio me caí muchas veces. Incluso fui 100 metros en los que el reno se desvió unos 80º de la dirección que quería. Bueno, por lo menos no fueron 180º”.

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¿Sabes dónde se apresuran estos renos? A por su aperitivo de la mañana. La sal es un elemento esencial para tener un buen metabolismo. Los depredadores lo consiguen de la sangre de sus presas pero no hay sal en las plantas que comen los renos así que les gusta lamerla.

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En Yakutia los peces crecen en los árboles y hay que recogerlos tal y como hace Elena en invierno. “Recolecto un 'ramo' como este casi cada día, aquí mismo, donde recojo el agua. Mientras más alto esté el sol, más les gusta a los peces reunirse alrededor del agujero en el hielo. A veces entiendo a esos hombres que colocan tiendas cerca del agujero, se llevan un hornillo y hierven té. Seguro que lo hago algún día”, escribe Elena.

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Cuando vives en Siberia cualquier piña puede convertirse en un delicioso dulce con la fragancia de la taigá. “Nuestras cenas, comidas y desayunos son de comida sana, que serían la envidia de cualquier amante de la comida ecológica”, dice Elena.

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Los niños crecen en la naturaleza y tienen una infancia increíble. Sus mejores amigos son renos y perros, y se les permite explorar libremente todo,su patio de recreo es toda de Siberia.

"El propósito de viajar es no estar unidos a un único lugar y no estar limitados por la comodidad cotidiana, ser un vagabundo libre y un maestro errante de tu vida, puedes ganarse la vida tanto en las estepas de Ucrania, en las montañas de China e incluso en medio del océano ", escribió Elena.

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Ella admite que a veces no es fácil. Y "no es fácil" no significa no tener suficiente dinero para ir a un restaurante o comprar un nuevo juguete tecnológico. Viajar en la naturaleza con dos niños pequeños no es un picnic.

Elena dice: "Conseguimos internet por satélite y paneles solares con nuestras propias manos y con trabajo duro, y cada miembro de nuestro pequeño equipo ha usado lo mejor de sus capacidades. Estoy segura de que vamos a sobrevivir en cualquier condición, encontraremos un lugar en cualquier parte. Nos apretaremos nuestros cinturones cuando vengan tiempos difíciles, y luego estaremos felices de que nos las hayamos arreglado por nosotros mismos. Nos haremos más fuertes, más independientes, e iremos aún más lejos."

 

 

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