La isla de Oljón es un lugar sagrado para los budistas y los chamanes. Siempre hace sol y solo hay 30 días nublados al año: desde mediados de diciembre hasta mediados de enero. Durante este tiempo el Baikal empieza a helarse de forma lenta pero segura. Sin embargo, el hielo no es lo suficientemente fuerte para soportar el peso de los vehículos, por lo que la isla queda fuera del alcance para los turistas. El lago Baikal está envuelto en una niebla espesa que protege temporalmente a Oljón y sus habitantes del mundo exterior.
En el vacío de esta isla cubierta de nieve, el hombre se convierte en una pequeña parte de un mundo mucho más grande. Los días se mezclan interminablemente mientras las gentes locales matan el tiempo con sus asuntos domésticos.
Fuente: Elena Anosova
Cada mañana de invierno Víktor se levanta a las 7:00, enciende la estufa y se dedica a las tareas de la casa.
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Este hombre de edad avanzada está acostumbrado a un estilo de vida austero y se niega a que sus parientes lo cuiden.
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Víktor pescaba en barcos de una piscifactoría local, que acabó cerrando.
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Víktor vive con un gato llamado Vasili, que le echa una mano en lo que haga falta, sobre todo cuando se trata de leer y escribir cartas a sus amigos.
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Víktor elabora vino a partir de bayas siberianas y savia de abedul.
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En la Isla de Oljón no hay instalación de cañerías, por lo que hasta que el hielo se derrite los habitantes locales llevan al ganado a beber al lago Baikal. El resto del tiempo un portador de agua se encarga de llevarla hasta la isla.
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Los fuertes vientos de la costa de la Isla de Oljón han hecho que muchos pinos se doblen sobre sí mismos. Los habitantes de la isla los llaman los pinos “caminantes”.
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Recorriendo el cabo Burján uno puede encontrarse con sergyes, unos postes rituales con cintas y ofrendas para los espíritus. El cabo Burján se considera el palacio terrenal del Jefe Tengri (el señor de Oljón). El cabo culmina en una roca de “dos piernas” llamada Shamanka, que alberga una cueva sagrada. El académico Vladímir Obruchev, estudiador del Baikal, escribió: “ Lo más destacable de todo es el miedo supersticioso que los buriatos de Oljón tienen a la cueva. No se permite pasar junto a la roca Shamanka sobre ruedas, únicamente a caballo o sobre un trineo, por lo que en verano el paso entre las partes occidental y oriental de Oljón se realiza exclusivamente a caballo, y solo en contadas ocasiones, porque los buriatos generalmente se niegan a pasar por la cueva. Además, si ha habido una muerte en la familia, todos los parientes (es decir, la mitad de la isla) tienen prohibido pasar por la cueva durante un periodo de tiempo determinado. Por esta razón, mi guía, un buriato de Dolon-Argun, me llevó hasta Juzir y se volvió atrás. Yo pasé por la cueva con otro buriato bautizado hasta el asentamiento de los Jarantsi, donde encontré a otro guía; de vuelta me sucedió lo mismo”.
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Uno de los edificios del aeropuerto de Oljón. En verano a la isla se puede llegar desde Irkutsk en un avión privado pequeño. En la época soviética había vuelos cada semana.
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En verano, la navegación marítima en el mar Maly (la parte del lago Baikal separada de la Isla de Oljón) se regula por una serie de faros. En el Baikal se producen grandes tormentas. A finales de septiembre de 1902 el barco Alexander Nevski resultó gravemente dañado en el mar Maly y derribó las barcas que remolcaba en las que los pescadores y sus familias volvían tras la temporada de pesca.
Fuente: Elena Anosova
Un monumento en memoria de un joven ahogado. Como es una tumba buriata, se han llevado algunas ofrendas.
Fuente: Elena Anosova
Los cascos de los barcos de pesca que pertenecían a la piscifactoría local. La empresa abrió en 1932 pero actualmente apenas opera.
Fuente: Elena Anosova
La isla es el hogar de una comunidad de cosacos local que coexiste pacíficamente con los buriatos. La isla se suele mostrar tolerante con todas las religiones: el budismo, el chamanismo y el cristianismo.
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