Descubre un destino lleno de antiguas culturas y bellos paisajes
Alexandr NerozyaAlexandr Nerozya
El Yeniséi (la carretera P257) es una de las carreteras más pintorescas de Siberia. Va desde Krasnoyarsk hasta Abakán, la capital de Jakasia y continúa por la frontera entre Rusia y Mongolia. Si se conduce despacio es posible sentir la calma y la propia respiración de la enorme estepa siberiana. Al abrir la ventana el automóvil se llena de las fragancias de hierbas, flores silvestres y el tomillo que se esconde tras las rocas.
Una visita a Jakasia es como recibir una tarjeta holográfica de una tierra enigmática en las que los objetos planos van adquiriendo volumen si se miran desde determinados ángulos y las cosas aparentemente simples adquieren un nuevo significado. En la distancia no aparece una superficie plana, como suele ser habitual en la estepa, sino que el paisaje se hace tridimensional por las colinas del horizonte, como si fueran las jorobas de camellos. Las piedras de color ocre pasan a ser verde hierba salvaje o alada hierba amarilla.
Alexandr Nerozya
Los viajeros vienen aquí a ver las ruinas de antiguas civilizaciones. En la región hay estelas, tumbas y petroglifos milenarios. Las tallas de Boiarskaia Pisanitsa, que representan asentamientos con forma de yurta, escenas de ganadería y de preparación de comida, son poco habituales en Eurasia.
El cerro de enterramiento de Bolshói Sabyksky y la montañas de Sanduki son los destinos preferidos de los locales. Estas últimas son cinco picos que recuerdan a cinco gigantes dormidos. Antiguamente fue un observatorio natural. Las rocas y al aberturas funcionaban como relojes solares, mientras que las cimas se usaban – y todavía se usan- para rituales chamánicos.
Mi compañero, el fotógrafo Alexander Nerozya, tuvo suerte y en una ocasión asistió a un rito sagrado.
"Decidimos pasar la noche en la cima de la primera montaña para hacer fotos de las estrellas y del amanecer. La noche terminó rápidamente y el amanecer fue majestuoso. La vista desde arriba se extendía en todas direcciones. Por la noche un guarda local nos contaba historias junto al fuego. Entonces comenzó una tormenta: la percusión del chamán y su canto gutural nos despertaron. Alguien estaba haciendo ritos en lo alto de las montañas".
El chamanismo sigue vive en Jakasia. Al conducir se ven rocas y árboles junto a la carretera, que tienen atadas telas de colores. Si tratas de llevare algo como recuerdo, una piedra o a algunas hierbas, la gente local te pedirá que lo dejes, ya que consideran que hasta lo más pequeño es sagrado y tiene poderes especiales.
Mijaíl Maklakov
El historiador Lev Gumiliov escribió que todo lo que vemos está impregnado de etnicidad. De la misma manera, un viaje a Jakasia es como una búsqueda por la identidad de las etnias locales. El calendario jakasio es una buena manera de empezar esa búsqueda.
El equinoccio primaveral, Chyl Pazy, es una de las festividades que más se celebran. Los festejos tienen lugar en Abakan, la capital. Es el Año Nuevo jacasio. La capital se llena de gente que viene desde los pueblos y aldeas, algunos colocan sus yurtas en la plaza central, se cocina comida tradicional y se cantan canciones en lenguas locales.
Cuando los nómadas comienzan a mover su ganado hacia los pastos de verano, es el momento de Tun Pairan, la fiesta del primer airán, bebida agria a base de leche de vaca. Las fiestas incluyen la celebración de charys (carreras de caballos), cuentacuentos y competiciones de trajes tradicionales y de tiro con arco.
Mijaíl Maklakov
La cocina tradicional es de lo que mejor se ha conservado de los tiempo antiguos. La ropa se reemplaza por otra más moderna, las viejas lenguas se olvidan y se abandonan los antiguos dioses, pero las recetas tradicionales pasan de una generación a otra.
La carne es exquisita y es que Jakasia ha sido una tierra de ganadería durante muchos siglos. En las tiendas de Abakan se vende jyyma, una salchicha de ternera, y carne de caballo. También es rico el mun, cordero cocido con caldo, o kyoptirgues, un pan sin sal cocido en piedra dentro de la yurta.
El airán es la bebida tradicional; la llave para una buena salud, como dicen los lugareños.
El té con leche, típico de los nómadas, no es aquí tan común como lo es en Tuvá. Se beben infusiones de grosellas negras y de arándanos con escaramujo y tomillo, que se llama irben en jakasio. Antiguamente esta infusión se servía con oreme, espuma de leche con cerezo de racimos. Actualmente el oreme se hace a base de nata agria y es posible encontrarlo en los cafés locales.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: