Sebastopol, turismo en una base militar

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A lo largo de su historia, la ciudad de Sebastopol, situada en la península de Crimea y bañada por el Mar Negro, ha pertenecido a cuatro imperios distintos: el romano, el bizantino, el otomano y el ruso. Sin embargo, siempre mantuvo un estatus especial.

En 2014, el dominio territorial de Sebastopol se convirtió en el centro de una seria disputa entre Rusia y Ucrania: la ciudad, junto con Crimea, entró a formar parte de Rusia como ‘ciudad de relevancia federal’. No obstante, de acuerdo con la división administrativa de Ucrania, Sebastopol sigue siendo una región de este país, donde mantiene la condición de ciudad con estatus especial.

A pesar de esto, ahora mismo se trata de una ciudad segura y tiene sus puertas abiertas a los viajeros de todo el mundo. La mejor forma de llegar es en avión: de Moscú a Simferópol, capital de Crimea, y, después, 70 km en taxi hasta Sebastopol.

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Una cuarta parte de los 1.000 kilómetros cuadrados que constituyen el territorio de Sebastopol (situada a 1.200 km  de Moscú) —en los que encontramos fortalezas, los monasterios cueva del municipio de Inkerman, el comienzo de la cadena montañosa de Crimea y varias reservas naturales— está ocupada por el mar, razón por la cual los pasatiempos marítimos son el atractivo más emocionante y el que mejor ayuda a comprender la ciudad.

El emblema de la ciudad

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La principal atracción marítima de la ciudad es el monumento a los barcos hundidos. Durante la Guerra de Crimea (1853-1856), el mando central de la flota rusa tuvo que ayudar a las baterías de costa a hundir varias decenas de viejos navíos. La orden del vicealmirante Kornilov del 11 de septiembre de 1854 rezaba: “Es una pena tener que destruir el trabajo de uno mismo: hemos realizado un gran esfuerzo para mantener estos barcos, ahora condenados, en un estado envidiable, pero es menester que atienda a la necesidad”. El monumento a los navíos sacrificados para proteger la ciudad se instaló 50 años después, en el aniversario de la heroica defensa de Sebastopol celebrado en 1905.

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La ciudad, que contaba con una débil fortificación, aguantó once meses ante las muy superiores fuerzas enemigas. Sobre la heroicidad de las tropas que defendían la ciudad se escribió incluso en los periódicos de los Estados que trataron, con todas sus fuerzas, borrar de la faz de la Tierra aquellos bastiones invencibles (entre ellos los británicos). El sitio de 349 días de Sebastopol (1854-1855) ensalzó la ciudad y glorificó a sus defensores en todo el mundo.

La base subterránea de submarinos en Balaklava

En la bahía de Balaklava, hay una planta de reparación de submarinos de alto secreto, la única en el mundo abierta al público para visitas.

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De hecho, este inmenso objetivo estratégico no tiene análogo en el mundo: las peculiaridades del terreno y de la bahía permitieron abrir, dentro de las montañas, una galería subterránea completamente aislada y a prueba de impactos nucleares.

La construcción es capaz de soportar la explosión directa de una bomba nuclear más potente que la lanzada en Hiroshima. Gracias a su completa autonomía, se podría vivir en su interior durante 30 días completos. Durante la guerra, en estas instalaciones se podían ocultar siete submarinos medianos y nueve pequeños, además de hasta 3.000 personas.

La decisión construir en Balaklava estas instalaciones, equipadas para proteger tanto la tecnología militar como a las personas en caso de producirse una explosión nuclear, fue tomada por el gobierno soviético tras el bombardeo de las ciudades japonesas en agosto de 1945, una vez evaluadas la magnitud de la devastación y las consecuencias de las explosiones nucleares.

Con el tiempo, a pesar de su potencial y su exclusividad, la planta subterránea de Balaklava empezó a perder su carácter estratégico debido a que el ejército soviético comenzó a utilizar otro tipo de submarinos de mayores dimensiones y cuyo mantenimiento era más complejo. Por esta razón, la planta estuvo operativa hasta 1993 y, en 1995, el último submarino abandonó la base militar, que quedó expuesta al saqueo.

Actualmente, la visita al museo se hace en barca a través de los canales de la galería subterránea. Se puede reservar con antelación una excursión en inglés o ruso.

Para vistas las instalaciones puede escribir a las siguientes direcciones de correo electrónico: vmmu.sev@gmail.com  o vimfs@mail.ru.

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