Fuente: Iván Dementievski
Salejard surgió cerca de la confluencia de los ríos Polui y Obi, en el umbral de los siglos XVI-XVII. La fortaleza presidio de Obdorsk fue fundada por cosacos rusos y se convirtió en la avanzadilla más al norte del Imperio ruso. En 1635 el presidio fue renombrado como retén o puesto de vigilancia, luego el retén se convirtió en la aldea de Obdorsk.
Los lugareños se dedicaban básicamente a la pesca, a la caza y al comercio, sin tener en cuenta los habitantes autóctonos de la tundra que hasta hoy viven de la cría de ciervos. En 1933 Obdorsk fue bautizada con un nuevo nombre, Salejard, que en nenezo, la lengua de los nénets, etnia aborigen de la zona, significa “ciudad del cabo”, y pasó a ser el centro administrativo del Distrito autónomo de Yamalo-Nénets.
La aurora boreal: dónde buscarla
Podemos observar la aurora boreal en el Círculo Polar y por encima de éste. Cuanto más al norte vayamos, más posibilidades tendremos de verla. Pero la aurora boreal no siempre puede abarcar grandes extensiones por encima del círculo polar: depende del carácter y la potencia de la luminiscencia de este fenómeno.
Actualmente predecir la aparición de la aurora boreal es más sencillo. Incluso existen algunas páginas web en las que se publican predicciones más o menos acertadas respecto a la actividad del sol. En Salejard hay una regla: cuando sobreviene la noche, si en el cielo no hay nubes, es preciso estar especialmente atento, ya que la aurora boreal podría aparecer de un momento a otro.
Además de en Salejard, los resplandores más frecuentes se dejan ver en la Península de Kola (Múrmansk, Kirovsk, Jibiny). También pueden verse a menudo en Arjánguelsk, en Yakutia y en Taimir.
Sin salir del territorio de Rusia, también es posible observar la aurora boreal incluso en las regiones más al sur: en Carelia, en Valdai, en San Petersburgo y en Ekaterinburgo. Incluso con una gran actividad solar, no se puede observar el cielo teñido de colores a lo largo de toda la noche. El resplandor puede contemplarse cinco o diez minutos, o quizá demorarse hasta media hora, pero nunca hay garantías del tiempo que durará el fenómeno.
Los colores más habituales de sus resplandores suelen ser el verde claro (átomos de oxígeno se encuentran con electrones) y el violeta (moléculas de nitrógeno en las capas superiores de la ionosfera), pero también hay resplandores rojos (cuando el nitrógeno se encuentra en las capas inferiores).
Cómo fotografiarla
Para inmortalizar una aurora boreal es imprescindible contar con una cámara que permita largas exposiciones y tenga la función de disparador automático con la opción de fijar el tiempo de la toma.
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Por último, es imprescindible ir bien provisto de termos, botas de fieltro y de una gran voluntad, ya que no cualquiera está dispuesto a congelarse en medio de una gélida noche, pero si lo que queréis es conseguir una obra maestra no os debéis dejar amedrentar por el cielo nocturno y el frío atroz.
Una vez llegues al lugar escogido para tomar fotografías, familiarízate con el terreno, planta el trípode y haz pruebas previas para averiguar la exposición correcta, especialmente si en el encuadre aparecen luces de la ciudad, por ejemplo.
La exposición debe ser larga, dado que el resplandor no es suficientemente intenso, pero no olvidéis que en la fotografía se tiene que poder apreciar que es de noche. Si vuestra cámara os lo permite, aumentad la sensibilidad (ISO), pero tened cuidado de que el ruido digital no dé al traste con vuestros esfuerzos. Recordad establecer en la cámara el tiempo de exposición, por ejemplo, dos segundos.
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Tan pronto como observéis una luminiscencia en el cielo, sacad la cámara fotográfica, fijadla en el trípode, enfocad al infinito, quitad la tapa del objetivo (si es que tiene), apuntad hacia el resplandor y disparad con los parámetros preestablecidos.
A propósito, también podéis ir variando los parámetros a medida que tomáis las fotografías, pues la luminosidad cambiante obliga a modificar la exposición determinada (cerrad el diafragma en medio punto o uno entero o disminuid la sensibilidad o bien acortad el tiempo de exposición). Tened cuidado de no dejar la mano cerca de la lente del objetivo, de lo contrario se empañará y ya podéis dar por finalizada la sesión fotográfica, dado que la humedad condensada se congelará al instante y ya no se podrá quitar del objetivo hasta que éste se caliente.
Cuándo fotografiar
Se suele decir que para captar las auroras boreales es imprescindible ir en diciembre, enero y febrero, los meses más oscuros del año.
Sí, la posibilidad de atrapar un pájaro del norte en esta época del año es mayor, pero sólo porque la noche es más larga.
Se han registrado también casos de fotografías de gran espectacularidad en abril, cuando el día se extingue o al rayar el alba. También se pueden observar resplandores intensos al amanecer. Por supuesto, cuando empieza el día polar, a partir del mes de mayo, el cielo se vuelve tan claro que, por mucho que nos esforcemos, no apreciaremos la aurora boreal.
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