Pruebas de misiles balísticos intercontinentales Bulavá.
Press PhotoEl submarino nuclear Yuri Dolgoruki realizó pruebas de dos misiles balísticos intercontinentales Bulavá el pasado 28 de septiembre. Estos debían llegar a una profundidad de 50 metros en el mar Blanco y destruir un objetivo en el otro extremo de Rusia, en el polígono Kura de la península de Kamchatka.
Infografía de la trayectoria del vuelo a través de todo el país y de las características técnicas.
Al tratarse de unas pruebas, los misiles no llevaban ninguna ojiva nuclear. En su lugar llevaban instalada una ojiva falsa con un sistema electrónico que enviaba información sobre el vuelo al punto de control.
Sin embargo, solo uno de los misiles llegó a su objetivo. La segunda, según los responsables militares, se “autodestruyó” tras la primera etapa de vuelo y cayó al mar.
Fuentes en el departamento militar del periódico Gazeta.ru señalan que el misil recibió varios daños durante el lanzamiento y que por esta razón no llegó a Kamchatka. El Ministerio de Defensa no ha querido hacer ninguna valoración sobre el incidente.
Esta no es la primera vez que un Bulavá crea problemas: ocho de los 26 lanzamientos se han realizado sin éxito. Sin embargo, según los especialistas estos resultados tampoco significan que el proyecto no vaya a tener éxito, ya que la técnica militar no suele alcanzar el nivel necesario de fiabilidad al primer intento. Antes de ello suele pasar por una serie de pruebas durante las cuales se detectan los problemas existentes.
Por ejemplo, según comenta a RBTH una fuente en el complejo industrial militar, el misil R-36M2 Voevoda, el misil balístico intercontinental ruso más pesado y potente, durante sus primeros 30 lanzamientos también estalló varias veces en el aire y cayó, pero después todos los desperfectos se repararon y el misil adquirió una muy buena reputación.
“En el caso del misil Bulavá, durante la fase del diseño se detectaron una serie de errores. En primer lugar, los desarrolladores, que nunca habían trabajado con misiles balísticos intercontinentales para submarinos, en algunas etapas se limitaron al diseño por ordenador en lugar de llevar a cabo determinadas pruebas en el mar. En segundo lugar, no se pudo optimizar los costes y los plazos de producción debido a la unificación de los misiles terrestres y marítimos”, señala la fuente de RBTH.
Según los expertos militares, por ahora es difícil establecer las causas del fallo del misil. Podría tratarse tanto de un problema en el trabajo de “control de fallos” tras varios lanzamientos infructuosos, como un defecto de fábrica.
“Es necesario tener en cuenta la fecha concreta de producción de este misil para saber si se fabricó durante el periodo de lanzamientos sin éxito, con los defectos técnicos que existían entonces, o después de ellos, con estos errores corregidos”, declara a RBTH el director adjunto del Instituto de Países de la CEI Vladímir Evséiev.
“Esto requiere un examen muy serio. Si algunos de los misiles que ya tiene el ejército ruso siguen fallando en su lanzamiento, esto puede influir negativamente en la preparación de las tropas nucleares e incluso provocar una catástrofe industrial”, señala Evséiev.
En la actualidad, la Armada rusa tiene tres submarinos nucleares 955 Boréi con misiles balísticos intercontinentales Bulavá.
Cada uno de ellos puede llevar 16 misiles de este tipo con un alcance de unos 8.000 km. El misil Bulavá puede incorporar entre 6 y 10 unidades nucleares hipersónicas de maniobra y guiado individual de entre 100 y 150 kilotoneladas, capaces de cambiar de trayectoria en altura y rumbo durante el vuelo.
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